viernes, 17 de junio de 2016

POR FÍN



Por fin he decidido salir a la calle y repartir pasquines y octavillas.  Quiero contribuir así a que el mundo no se derrumbe y el marasmo tarde más en producirse.  Un hombre solo puede bien poco, es cierto, pero multiplicándome en el esfuerzo, dedicando días y noches a la noble tarea de informar a mis compatriotas de la gravedad del momento, quizás llegue a hacer que algo cambie.  A mi modo de ver, la gente vive en la inopia, las poblaciones  transitan por sus vidas como relojes ciegos y absurdos, ni siquiera blandos como los de Dalí, lo que al menos hubiera supuesto un esfuerzo estético considerable. Pero, a pesar de todo, no es ese el problema.  El problema surge y se acrecienta  cuando, por lo que sea, llámesele hastío, vagancia, indiferencia o falta de responsabilidad, las masas se encaminan directamente hacia el precipicio, y no quieren saber nada de él.  Tengo la certeza de que la modestia de mi capacidad y esfuerzo, no impedirá que algunos se den por aludidos y actúen de la misma manera. Con el sentido del deber cumplido y serenado el ánimo, los pocos que seamos, podremos en todo caso, huir hacia nuestro interior mientras las bombas caen como una lluvia maligna sobre la superficie del planeta. 
Allí recogidos, podremos dedicarnos a las introspecciones que el mundo exterior nos negó, y quién sabe, si los acontecimientos se desarrollan de acuerdo con lo previsible, podremos iniciar una nueva etapa de nuestra especie, alejada de los supermercados, los tamagochis, los ipads y las tabletas. La lectura será desde luego obligatoria en nuestra nueva República, así como la meditación concienzuda sobre temas de interés general  de los que el colectivo pueda deducir algunas conclusiones aplicables en su ámbito.  El matrimonio quedará abolido por decreto ley de obligado cumplimiento, y se vigilará a las parejas en las que se supongan acuerdos tácitos a falta de papeles.  Pero nada hará posible las comunas, y la vida en sociedad contará con individuos absolutamente individualizados, valga la redundancia, por lo que los domicilios serán únicamente unifamiliares, previéndose de esta manera en el futuro la ocupación de gran parte los inmensos territorios vacíos de nuestro planeta.  Órdenes ministeriales debidamente razonadas, harán ver a los ciudadanos la necesidad de abolir todos los credos en vigor, todas las religiones, que quedarán exclusivamente reducidas al ámbito individual: se podrá creer en lo que se quiera, pero no manifestarlo y menos hacer proselitismo.  La enseñanza también se abolirá, quedando a extinguir todas las escalas de profesores de cualquier nivel, aunque periódicamente se realizarán exámenes de grado, de acuerdo a  normas que se harán saber con la suficiente antelación.   El tiempo será dedicado en su mayor parte a la meditación, como ya quedo dicho, mientras varios Cuerpos de funcionarios se dedican a las tareas que la colectividad necesita para su recogimiento y disciplina.  A los niños se les hará ver, apenas lleguen a los tres años, que son seres razonables y no se les permitirán juegos de orden menor, que para esos ya están llenos los zoológicos de nuestros ancestros evolutivos, a los que se recomienda que los padres los lleven con frecuencia para que desarrollen su innata capacidad lúdica “a través de terceros”.  Por las tardes, camiones municipales repartirán todo tipo de elementos, utensilios y artefactos para que la gente practique manualidades, y sea capaz de arreglárselas por si misma sin tener que llamar a la legión de especialistas que hoy en día son necesarios para el mínimo desperfecto.  Todo esto no deja de ser una idea apenas pergeñada que iré  perfeccionando en el transcurso de los días y que espero hacer saber al resto de la gente a través de mis intervenciones para nada panfletarias.  Hay que optar por vías diferente cuando los parlamentos y los grandes medios de comunicación fracasan estrepitosamente a lo largo de los años. Soluciones alternativas alejadas del anarquismo beligerante y de los golpes de estado al uso, que a la postre no arreglan nada y hacen que aumente considerablemente los gastos de Defensa.”  No sé si  todo esto tiene mucho sentido, pero tengo esperanzas. 

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