Querido amigo
Me dices que no divague, y
conociéndote, me temo que lo que vaya a decirte ahora tampoco te parecerá
adecuado. Eres amante, dices, de la concreción, de “al pan pan y al vino vino”,”las
verdades del barquero”,”los puntos sobre la íes”, y toda esa parafernalia que
el refranero y los dichos populares han acuñado como formas simples de virtud.
Sin embargo, a mi me parece que, diciéndome lo que me dices, so pretexto de que
me aproxime a tu manera de expresarte, lo que me pides es, ni más ni menos, que
reafirme tu manera de ver el mundo, que no difiere mucho de su corolario, que sería
como estar en él y vivirlo. No quiero extenderme aquí sobre el conocido tema de
que “la forma es el fondo”, que tu conoces mejor que yo.
De esta manera tan sutil, tú mismo
caes en lo que denuncias en mí, pues pretendiendo otros objetivos, invistes tu
deseo de un ropaje enmascarador, y no te atreves a decirme con franqueza lo que
de verdad pretendes. Es otro método de lo mismo, salvo que, en mi caso, yo expongo unos argumentos, muy prolijos a
veces, es cierto, que exigen una escucha atenta o una lectura sosegada, pero tu
caso es más grave, porque no te quedas en lo que podría ser el mero ornato de
lo que se pretende trasmitir, sino que incluso recurres a subterfugios que, de
hecho, poco tienen que ver con lo expuesto. Sé que, en resumidas cuentas, lo
que me pides es que sea más concreto, y que precise más. Eres partidario, por
tanto, de un lenguaje conceptista, creyendo que en él se haya la verdad de una
forma quizás descarnada pero más auténtica. Olvidas, sin embargo, que con
frecuencia, lo aparentemente simple oculta tras de sí otros intereses que nada
tienen que ver con su supuesta sencillez. Claro que se comprende que, en
ocasiones, hay personas a las que les cuesta seguir un discurso bien elaborado,
y prefieren ceñirse a lo escueto de una definición, perdiendo el sentido que
solo los detalles y sus posibles interrelaciones ofrecen.
Tengo la impresión que para ti, un
aula podía resumirse en el sucinto espacio de un diccionario o una enciclopedia,
y que duda cabe de que ambos instrumentos son fundamentales para la comprensión
básica de cualquier cosa, pero estarás de acuerdo conmigo en que eso no anula
la presencia del profesor y sus explicaciones. Los conceptos, sean del orden
que sean, traen aparejados concatenaciones multi direccionales, y ceñirse a la
pobreza de una definición, los hace menos humanos, incapaces de relacionarse
mediante sutiles concatenaciones ideológicas para las que no estaría preparado
el perro de Pavlov que, como sabes, era sin embargo un chucho bastante
inteligente.
Tomo sin embargo nota de lo que me
sugieres, y procuraré ceñirme a la concreción que me recomiendas, pero, en
compensación a mi gesto, que espero valores como muestra de amistad, no olvides
por tu parte hacer un esfuerzo y considerar alguno de los aspectos que aquí te
dejo apuntados. Espero tu respuesta, que estoy seguro que seguirá aportándome
ideas nuevas que, con las mías, espero que en un tiempo futuro ambos lleguemos a
poner en práctica.
Cordialmente, Luis.
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