miércoles, 18 de mayo de 2016

VERBOS

Me despierto y me levanto de inmediato. Voy al baño, levanto la tapa del retrete y orino. Me desnudo y me meto en la ducha. Me enjabono meticulosamente, sobre todo las partes menos accesibles, los pliegues de la piel y las articulaciones. Salgo y me seco de la misma forma. Me lavo los dientes. Me dirijo a la habitación del fondo donde dejo la ropa por la noche. Me visto para hacer deporte. Me pongo dos pares de camisetas y calcetines. De regreso a mi cuarto hago unos estiramientos y unos cuantos abdominales, luego me paseo cinco minutos por el pasillo para soltar los músculos. En la cocina me preparo un café y lo dejo para otro momento: desayunaré en el bar. Me siento en el sofá durante cinco minutos. Veo la predicción del tiempo y las noticias en portada en la televisión. Me levanto parsimoniosamente. Me pongo el chaquetón y cojo las llaves del coche y algunas cosas que necesitaré más tarde. Abro la puerta de la calle verificando antes que no dejo nada encendido. Bajo despacio las escaleras, en el último tramo deslizo mi mano derecha sobre el pasamanos. Salgo al aparcamiento, ya en la calle. Tiemblo un instante por el frío de una primavera tardía. Decido desayunar en el bar de al lado, abro el coche y dejo dentro algunas cosas que necesitaré luego. Ando por la acera acelerando el paso un poco, tengo hambre. Entro en el bar y pido un café con leche y unos churros. Me lo tomo rápidamente y vuelvo al parking tras despedirme del propietario y de la concurrencia. Me meto en el coche y lo arranco, doy marcha atrás para evitar otros automóviles, maniobro con facilidad. Abro la puerta corredera de salida con el mando distancia. Enciendo el aparato de música y enseguida se oyen las canciones habituales. Salgo al exterior con cuidado de no atropellar a los peatones en la acera, abundantes a esas horas. Me dirijo a escaso medio kilómetro después de tomar de inmediato la primera curva a la derecha. Cuando llego aparco con dificultades, pero finalmente lo logro, y me dirijo a una cafetería donde suelo tomarme un segundo café, esta vez descafeinado. Luego hago una pequeña compra en Carrefour y voy al banco habitual para sacar dinero. A las doce empiezo las clases hasta las tres. Les hago un calentamiento y luego que jueguen varios partidos. Al terminar, como en el restaurante habitual el menú del día, acompañado de dos vinos tintos extras. Pago y me voy a casa. Aparco el coche, subo las escaleras y abro la puerta. Me desvisto y me ducho siguiendo el protocolo normal. Me lavo los dientes. Me pongo un calzoncillo y me echo en la cama tras ver un momento las noticias en la televisión de pago. Ya tumbado, tengo sueños extraños pero placenteros, incluso sonrío y tengo la sensación de estar en una playa de aguas transparentes con una mujer bellísima y mucho más joven que yo, que a pesar de ello me da la impresión de estar pasando un buen rato. Hacia las siete me levanto, y ya vestido para salir, sentado en el sofá leo por encima una revista con ensayos divulgativos sobre filosofía, astronomía y ciencias recreativas. Después, en la televisión, veo durante media hora un programa sobre el funcionamiento del cerebro: me parece una máquina fascinante pero demasiado complicada. Creo que en el fondo su funcionamiento es más sencillo de lo que dicen. A las ocho me visto y salgo a la calle. Cojo el coche y conduzco durante un buen rato. Me detengo en un bar de carretera y me tomo dos whiskies rápidamente. Tengo ardor de estómago. Me tomo un Almax. Tras pagar y despedirme, salgo y conduzco de nuevo durante un rato. Llego al lugar en cuestión media hora después. Pongo música. Espero. Al rato les veo bajar juntos. Van de la mano y parecen felices. Acerco el coche y les disparo con la pistola que tenía preparada en la guantera. Lo hago repetidamente. Les veo caer por el retrovisor. Acelero y me pierdo enseguida por las callejuelas de los alrededores y enseguida enfilo la general. Me detengo en un puente un instante y tiro la pistola al río por la ventanilla. Conduzco rápido pero con seguridad. Al llegar, meto el coche en el parking y subo las escaleras despacio, como si volviera del cine. Abro la puerta de casa. Me sirvo otro whisky y enciendo la televisión. Lo pienso y la apago. Me desvisto. Orino. Hoy no he ido al baño. Me lavo los dientes. Me acuesto. Pongo la radio de la mesilla de noche. Noticias. No dicen nada interesante. Me tomo dos orfidales. Me duermo. Tenía una cita mañana: no iré. Sería inútil.

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