El veredicto desdice los supuestos o los confirma
en una polémica que encuentra su mejor reflejo en la nube, ese lugar ignoto
colmado de electromagnetismos en donde se esconden las mentiras. Y las certezas
y las declaraciones de amor de quienes luego es posible que se pasen a
cuchillo, pues las emociones auténticas duran lo que dura un suspiro.
Pregúnteselo si no es de la opinión a los leones del Atlas dispuestos en el
celo a devorar a los cachorros de quien dicen amar. Bendiciones de los emperadores
cálices que otros trastocan por muchas etiopías y muchos negus que se yergan
sobre la tierra feraz o el desierto e invadan las costas travestidos en
piratas. Amores que jamás traicionará el impío por más que las blasfemias
sellen la flor en su boca. Te amaré por encima de todas las cosas confesó la
princesa traicionando así la raigambre de su estirpe y la mera enumeración de
los delitos cometidos. Faraones que levantan pirámides y elevan a los dioses
sus momias como exequias y homenaje a un pueblo que espera su redención
inútilmente. Adalides hojas al viento que sopla al caer la tarde y prometen
bajeles de plata por la madrugada cuando la mentira de la luz se haga presente
y la gran explosión espere en vano el Apocalipsis que no llega. Porque los avatares
se suceden sin importar donde ocurran. Necesidad de los mortales de pervivir y
levantar templos donde los sacerdotes violen a las vestales y degüellen a los
inocentes. Sangre derramada en vano con el alborozo de las generaciones que se
suceden como copos de nieve granos de trigo campos de amapolas. Dioses antiguos
incapaces de desdecirse y renunciar. Incapacidad de los camaleones para ser
quienes realmente son abandonando definitivamente los espejos y aceptar que
carmesí o cobalto pero no todos los colores del arco iris o las auroras
boreales.
Sal y escribe finalmente lo que vieron tus ojos
más allá de las constelaciones aunque quizás tengas que humillarte y describir
con letra pequeña y apenas legible los pormenores de un hecho que para nada
figurará en los anales que estudiarán los alumnos del bachillerato en sus
resúmenes de fin de curso. Napoleones que a la postre encontrarán su waterloo y
un exilio que como se dijo o estuvo a punto de decirse erigirá menhires
evocando astronomías lejos aún de Copérnico, Galileo o Kepler. Pero transida de
un amor por decirlo de alguna manera que establecerá la simiente que en su día
dará lugar a los tribunales de justicia y a la biblioteca de Alejandría, quizás
pero no Constantinopla.
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