Chunda, chunda, chunda,
tachán: comienza la tragedia.
Llega, mira a los
espectadores y agradece su asistencia a la función. Luego se retira
parsimoniosamente y se adentra en la noche: se acabó el teatro.
Aquel niño era un
verdadero demonio. No solo por la necesidad de tener que recurrir a un
exorcista cuando se enfadaba y era capaz de girar la cabeza 360 º. Ni tampoco
por tener patas, cuernos y rabo de chivo, sino por su incorregible costumbre de
seguir haciéndose pis en la cama.
La vulgaridad de sus
maneras desdice su apostura.
Los cristales del lugar
eran opacos. O Pedros, no estoy seguro.
Los pies son un error. No
tanto los patines.
Ciertamente,
verdaderamente, eficazmente: absurda mente.
Uno de Enero, dos de
febrero. Resumiendo: siete de Julio, San Fermín.
La solidez de la catedral
humilla a los arbotantes.
Cuando te afeites no
rebanes el pescuezo: los verdugos no están de moda.
Me gusta la música que
solo es apreciada por sus intérpretes, que son quienes tienen todas las claves
para evaluar su belleza y dificultad. Los asistentes del patio de butacas, los
anfiteatros y los palcos hagan, por lo tanto, el favor de abandonar sus
localidades.
Joven, no haga nada que
pueda perjudicarle en un futuro, que se le echará encima mucho antes de lo que se
imagina. Si no fuera así, podrá bailar la conga y asesinar a mansalva. Las
cárceles y los psiquiátricos tienen una paciencia infinita.
Su ambivalencia solo era
equiparable a la del gato de Schödinger.
Pienso lo que piensan los
pensamientos si es que piensan. Y no hablamos de de flores.
El inútil empeño de los
tréboles de cuatro hojas en amputarse y ser por fin normales.
La inanidad de los de
prólogos y epílogos desalienta a los poetas.
La virginidad de las
prepúberes descorazona a las putas.
Esto te voy a dar, dijo
el enamorado machista blandiendo lo que llevaba entre las manos. Pero solo se trataba
de una pluma.
El fracaso del arca de
Noé: la inutilidad de las palomas.
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