La urdimbre y la raigambre, sí. Pero no las esdrújulas.
La virtualidad de su victoria deprime a los graderíos.
El alpiste es necesario: los pájaros vuelan.
Las salamanquesas entran subrepticiamente por los intersticios de las
grietas. El viento agita las copas de los árboles. Ambos, sin embargo, se
ignoran.
La flexibilidad de la contorsionista intimida a las cajas de zapatos.
La versatilidad de sus habilidades le incapacitaba, sin embargo, para
componer poesía de rima consonante.
No todo se trata de cámaras fotográficas ni de estanterías. Son parte por
lo tanto de lo que, pasado el tiempo, devendrá el ser que nos habita.
La antología literaria de Fulgencio B. se compone como mucho de un texto de
cincuenta páginas en letra mayúscula, con un interlineado a doble espacio y
sangría francesa triple, en folios DINA 4. El autor fue longevo, pues llegó
casi a los cien, pero hay que aceptar que tiempo después fuera conocido como
Fulgencio B. “El Breve”, con todo merecimiento.
Los muñecos de nieve de Navidad suelen estar tocados con una gorra roja en
forma de capirote y tener una zanahoria como nariz. Todos están gordos y no
llevan pantalones por cuestiones de geometría.
La precisión del reloj de Ulpiano depende de la mirada de su dueño. Si lo
mira con frecuencia, adelanta. Y si no lo hace, llega incluso a detenerse. Es
muy sensible y Ulpiano debe guiarse por la posición del sol en el firmamento y
por la de las estrellas cuando es de noche.
Las pelotas se apiñan. Las piñas se apelotonan. Sin embargo, no se trata de
amor.
Ese libro me obsesiona. Tengo la seguridad de que quiere decirme algo,
prisionero sin embargo de los anaqueles que le niegan el uso de la palabra.
El alfeizar se llena de palomas todas las primaveras. Las golondrinas sin
embargo lo ignoran e imposibilitan de tal manera su regreso a África de donde
procede.
Los barbuquejos de los marineros les impulsan a buscar nuevos mares, en
navíos atestados de mástiles y tablas de jarcia.
Venecia, estamos de acuerdo. Canales, iglesias, góndolas, amores, viejos
palacios. Y puñales que se hicieron a la mar tiempo atrás cuando fue preciso.
La chimenea trepa hasta el cielo por la escalera del humo que desaloja.
Luego sucede lo previsible. Abajo quedan las brasas, y mucho más arriba la
estratosfera languidece.
La ignominia de los bárbaros consistía en reducir a cenizas las ciudades
que asolaban y pasar a cuchillo a sus habitantes. Más tarde los trovadores
darían una versión muy distinta de los hechos.
Los dedos de las manos tienen la cualidad de poder atrapar los objetos y
utilizarlos como herramientas mediante el conocido método del efecto pinza. Los
dedos de los pies no, a no ser que usted sea un simio o un lemúrido, en cuyo
caso tendríamos que hacer algunas matizaciones.
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