Yo sabré recompensar tu
idiosincrasia nunca.
La función sucedió tal
que así quizá al revés.
Apenas podría caminar sin
subterfugios el batiscafo.
Durante la revolución el
monarca fue pasado por las ramas.
Los tigres son inciertos
y las cebras parientes.
La mano tiene dedos y
estos poco menos.
Mi vida ha transcurrió a
propósito de qué.
Tengo la necesidad
imperiosa de proliferar, dijo el promiscuo.
Heidegger fue arrojado al
mundo mundial, aseveró el hortera.
Para Wittgenstein no hay
que hablar de lo que no se sabe donde.
Los asirios, los acadios,
los sumerios, los caldeos. Pero también los de Alcobendas.
Bailaba la danza del
vientre. El vientro era otra cosa.
Escasean los tucanes en
Holanda, pero no los tulipanes.
Salgamos de aquí
inmediatamente luego.
En lugar de embestir el
toro tuvo un orgasmo y se hizo necesario el sobrero.
Nadie es superior a ti
excepto las multitudes.
Arde Roma: Nerón no toca
el piano.
La Coruña y el faro de
Hércules: no será para tanto.
Nuestro amor sin límites.
El horizonte solo.
Conocernos al fin y poder
despedirnos de inmediato.
Si quieres la paz prepara
la guerra jamás, dijo el vencido.
El monólogo de Segismundo
Freud en absoluto.
Harto del rojo y el
negro, Stendhal inventó el arco iris.
La imprevisibilidad de
las zarigüeyas me azora.
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