La familia B es
familia esencialmente familia debido a la buena voluntad de sus vecinos, que la
tienen identificada como tal, a pesar de no tener datos demasiado creíbles
sobre ella o sus miembros sino, en todo caso, vagas intuiciones. Su característica principal es la dispersión,
que hace difícil concretar nada de forma razonable y desde luego, imposible
siguiendo el método científico, en el que a la teoría le sucede la
experimentación. Tal cosa sucede de esta manera porque sus miembros se
trasladan de un lado a otro a gran velocidad, lo que hace muy difícil estar en
el lugar y momento preciso para les verificaciones pertinentes. No se trata en
absoluto que se desplacen a una
velocidad próxima a la de la luz, pero sí que el mamífero vivo más veloz, léase
guepardo, haría el ridículo en comparación con ellos. Se les llega a
identificar individualmente por las trazas que dejan tras de sí en sus
desplazamientos, al igual que por ejemplo los piones en la cámara de burbujas
de los laboratorios cuánticos. Esta dispersión, como fácilmente podrá
comprenderse, hace imposibles las
actividades colectivas de este veloz grupo, cuyos miembros deben dedicarse a
llevar una vida muy aislada, limitándose a saludarse con la mano al cruzarse.
Su capacidad para pasar de 0 a 100 kms por hora en poco más de un segundo, les
imposibilita para actividades más sosegadas. Nadie sin embargo se ha convertido
en piloto de Fórmula 1, algo bastante comprensible dado que ellos mismos se
mueven más rápido que los bólidos. No obstante, siendo esto así, viven todos (de
cuantos se trata es aún un misterio a resolver), en una finca antigua y muy
grande de las afueras de la ciudad, donde se supone que cada uno vive en una
habitación, lo que facilitaría el recuento si entrar en dicho lugar fuera una
cosa sencilla. Pero no lo es, y ni los registradores de la propiedad ni los miembros del catastro han sido capaces,
dada la feroz resistencia que ofrecen, alegando la inviolabilidad del
domicilio. Los fines de semana los vecinos del lugar se trasladan con
frecuencia a las inmediaciones de la finca, donde en la campiña anexa juegan
con sus niños y hacen como que meriendan y se divierten, cuando lo cierto es
que hasta los más pequeños tratan de obtener datos fiables observando
subrepticiamente la casa, y tratando de sacar algunas conclusiones. Sin
embargo, algunos detalles sobre sus miembros sí se han podido obtener con mucha
paciencia a lo largo del tiempo. Por ejemplo, parece confirmado que se trata de
personas (el sexo es imposible de verificar) cuyo aspecto externo podría
calificarse como de “apaisado”, algo que según algunos científicos locales es
achacable a su enorme velocidad de traslación, que favorece como se sabe el
aumento de masa y el acortamiento de las longitudes, de acuerdo con la teoría
de la Relatividad Especial. Esto es, por lo tanto, coherente con las
observaciones, y hace que dado lo visto, puertas y ventanas de la finca
permanezcan abiertas día y noche para facilitar sus maniobras. Algunos
intrépidos aseguran que a pesar de todos estos datos favorecedores de la
dispersión, en ocasiones la familia se reúne en el comedor, donde permanecen el
rato preciso para realizar lo que se supone es la finalidad de tal lugar, pero
atados a las sillas, no fuera a suceder que un espasmo imprevisto de cualquiera
de ellos, se llevara todo por los aires. Ante la creciente alarma que este
singular grupo ha originado en la zona desde su llegada tiempo atrás, parece
ser que las autoridades están dispuestas a intervenir, pues ya hay quien afirma
sin demasiados titubeos, que se trata de extraterrestres que nada tienen que
ver con nuestro linaje, y ni siquiera con los neandertales ni el homo antecessor
(Burgos quedaría por lo tanto descartado como lugar de origen) ni siquiera el
heidelbergensis. Avala esta sospecha el hecho de que estos tipos no se presentan
en un lugar siguiendo trayectorias previsibles, y ni siquiera cuánticas
(pensemos en el salto de órbita de los electrones, por favor, y en el principio
de incertidumbre), sino que verdaderamente se materializan en un lugar de forma
instantánea, procedentes de no se sabe donde. Tal fenómeno hace temer lo peor,
pues con el antecedente de la teletransportación del hombre mosca, todo es
posible, incluso la invasión de la zona de millones de tales coleópteros,
resistentes a los pesticidas de última generación. La comunidad científica
parece pues hacerse cargo finalmente de esta singular familia, lo que esperemos
que dé pronto los resultados precisos para que la gente se tranquilice, aunque
una vez todo resuelto, habrá quien eche
a faltar las amenas tardes de los sábados cerca de la finca y a la vera del río
próximo, donde algunos pescaban truchas con corcho, bastante con cucharilla y
la mayoría con mosca, lo que dados los antecedentes y los diferentes puntos de
vista, podría ser algo poco recomendable, o una posible solución al problema si
los hechos apuntados se confirman. FIN
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