viernes, 9 de mayo de 2014

FAMILIA B

La familia B es familia esencialmente familia debido a la buena voluntad de sus vecinos, que la tienen identificada como tal, a pesar de no tener datos demasiado creíbles sobre ella o sus miembros sino, en todo caso, vagas intuiciones.  Su característica principal es la dispersión, que hace difícil concretar nada de forma razonable y desde luego, imposible siguiendo el método científico, en el que a la teoría le sucede la experimentación. Tal cosa sucede de esta manera porque sus miembros se trasladan de un lado a otro a gran velocidad, lo que hace muy difícil estar en el lugar y momento preciso para les verificaciones pertinentes. No se trata en absoluto que se desplacen  a una velocidad próxima a la de la luz, pero sí que el mamífero vivo más veloz, léase guepardo, haría el ridículo en comparación con ellos. Se les llega a identificar individualmente por las trazas que dejan tras de sí en sus desplazamientos, al igual que por ejemplo los piones en la cámara de burbujas de los laboratorios cuánticos. Esta dispersión, como fácilmente podrá comprenderse,  hace imposibles las actividades colectivas de este veloz grupo, cuyos miembros deben dedicarse a llevar una vida muy aislada, limitándose a saludarse con la mano al cruzarse. Su capacidad para pasar de 0 a 100 kms por hora en poco más de un segundo, les imposibilita para actividades más sosegadas. Nadie sin embargo se ha convertido en piloto de Fórmula 1, algo bastante comprensible dado que ellos mismos se mueven más rápido que los bólidos. No obstante, siendo esto así, viven todos (de cuantos se trata es aún un misterio a resolver), en una finca antigua y muy grande de las afueras de la ciudad, donde se supone que cada uno vive en una habitación, lo que facilitaría el recuento si entrar en dicho lugar fuera una cosa sencilla. Pero no lo es, y ni los registradores de la propiedad ni  los miembros del catastro han sido capaces, dada la feroz resistencia que ofrecen, alegando la inviolabilidad del domicilio. Los fines de semana los vecinos del lugar se trasladan con frecuencia a las inmediaciones de la finca, donde en la campiña anexa juegan con sus niños y hacen como que meriendan y se divierten, cuando lo cierto es que hasta los más pequeños tratan de obtener datos fiables observando subrepticiamente la casa, y tratando de sacar algunas conclusiones. Sin embargo, algunos detalles sobre sus miembros sí se han podido obtener con mucha paciencia a lo largo del tiempo. Por ejemplo, parece confirmado que se trata de personas (el sexo es imposible de verificar) cuyo aspecto externo podría calificarse como de “apaisado”, algo que según algunos científicos locales es achacable a su enorme velocidad de traslación, que favorece como se sabe el aumento de masa y el acortamiento de las longitudes, de acuerdo con la teoría de la Relatividad Especial. Esto es, por lo tanto, coherente con las observaciones, y hace que dado lo visto, puertas y ventanas de la finca permanezcan abiertas día y noche para facilitar sus maniobras. Algunos intrépidos aseguran que a pesar de todos estos datos favorecedores de la dispersión, en ocasiones la familia se reúne en el comedor, donde permanecen el rato preciso para realizar lo que se supone es la finalidad de tal lugar, pero atados a las sillas, no fuera a suceder que un espasmo imprevisto de cualquiera de ellos, se llevara todo por los aires. Ante la creciente alarma que este singular grupo ha originado en la zona desde su llegada tiempo atrás, parece ser que las autoridades están dispuestas a intervenir, pues ya hay quien afirma sin demasiados titubeos, que se trata de extraterrestres que nada tienen que ver con nuestro linaje, y ni siquiera con los neandertales ni el homo antecessor (Burgos quedaría por lo tanto descartado como lugar de origen) ni siquiera el heidelbergensis. Avala esta sospecha el hecho de que estos tipos no se presentan en un lugar siguiendo trayectorias previsibles, y ni siquiera cuánticas (pensemos en el salto de órbita de los electrones, por favor, y en el principio de incertidumbre), sino que verdaderamente se materializan en un lugar de forma instantánea, procedentes de no se sabe donde. Tal fenómeno hace temer lo peor, pues con el antecedente de la teletransportación del hombre mosca, todo es posible, incluso la invasión de la zona de millones de tales coleópteros, resistentes a los pesticidas de última generación. La comunidad científica parece pues hacerse cargo finalmente de esta singular familia, lo que esperemos que dé pronto los resultados precisos para que la gente se tranquilice, aunque una vez todo resuelto,  habrá quien eche a faltar las amenas tardes de los sábados cerca de la finca y a la vera del río próximo, donde algunos pescaban truchas con corcho, bastante con cucharilla y la mayoría con mosca, lo que dados los antecedentes y los diferentes puntos de vista, podría ser algo poco recomendable, o una posible solución al problema si los hechos apuntados se confirman. FIN

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