martes, 9 de septiembre de 2014

NIEBLAS II

Después de levantarse el telón el escenario ha cambiado completamente, Se trata de un jardín sobre el mar, que se oye a lo lejos. En primer plano un merendero circular en que se ve a Lewis y Virginia, en lo que da toda la impresión de tratarse de una cita, que además, tiene poco de amistosa.

ESCENA IV
LEWIS –Como mi madre se entere de vuestro asunto lo vas a pasar mal, desgraciada.
VIRGINIA -¿Qué puedo hacer yo? ¡A ver si crees que lo hago por propia voluntad o porque me apetece! Ya sabes como se pone tú padre cuando quiere algo y se le contradice. No tuve más remedio
LEWIS –Me tiene sin cuidado como se ponga el viejo. Te pudiste negar desde el principio, y no estaríamos ahora en esta situación. Mi madre cada vez peor con su…bueno con su tema, que eso a ti no te importa, y la criada acostándose con su marido. El colmo.
VIRGINIA –Me conoces y sabes que yo nunca quise, pero no tenía otra opción si no quería verme en la calle. Si alguien me gusta en esta casa, sabes que eres tú…desde siempre.
LEWIS –Bueno, bueno…no me vengas ahora con historias. Lo nuestro no tiene nada que ver. Nunca lo tuvo. Pero recuerda lo que te he dicho. Ahora adiós.

(VERONICA intenta decir algo más justificándose, pero Lewis parece dar por zanjada la discusión, y Verónica se dirige hacia la puerta para irse, pero en esos momentos entra FRANKIE. Tiene buen aspecto y no tose. Verónica se detiene).

LEWIS – ¡Anda, mira a quien tenemos aquí! ¿Qué pasa, hermanito, es que ahora te dedicas a espiarnos?
FRANKIE –Sabes muy bien que a mí tus asuntos me tienen sin cuidado (serio). Te buscaba para hablar de mamá. Yo creo que su tema ve de mal en peor, y alguno de los dos, o los dos, deberíamos hacer algo, llevarla al médico.
LEWIS –Yo creo que eso le corresponde a papá, que algo tendrá que ver con sus problemas.
FRANKIE –Eso ahora no importa. El hecho es que cada día necesita más las pastillas para estar simplemente presentable.

(El tiempo comienza a empeorar súbitamente y el cielo se cubre de nubes oscuras. Se oyen algunos truenos y relámpagos. El escenario se ha vuelto de repente amenazador).

LEWIS (retomando sus palabras anteriores) –Aunque nunca se sabe, después de todo, cada uno somos responsables de nosotros mismos. Y quizás mamá también, aunque me cueste decirlo…
FRANKIE –Mamá no es culpable de nada. Eso tenlo claro delante de mí si no quieres tener problemas…
LEWIS –Anda, el hermano pequeño me amenaza ¿qué pasa, me vas a pegar? (con ironía y haciendo un gesto defensivo)

(En esos momentos entra impensadamente en el merendero Amelia (se oye el chasquido de un rayo próximo y su estruendo)

AMELIA – ¡Qué susto! Por fin os encuentro ¿Cómo se os ha ocurrido venir aquí con este tiempo? (titubea un instante)… bueno, la verdad es que hace un momento todo estaba en calma.
(Frankie se acerca a su madre y la abraza, Lewis también, pero solo le da un beso).

AMELIA –Venía solo a deciros que  esta tarde vamos a celebrar que Frankie ya está bien y que espero veros para tomar el té. Estoy segura que ese tonto de Krups nos va a dar una buena noticia. ¡Segura!

Frankie hace un amago de toser, Lewis le mira con cierta agresividad, y no lo hace.

LEWIS –De eso no te quepa la menor duda, mamá. A mi hermanito desde pequeño le gusta llamar la atención más de la cuenta.

(Frankie se revuelve y da la impresión de que va a empujar a Lewis con violencia, pero Amelia le retiene, y le coge por detrás rodeando sus hombros con los brazos).

AMELIA -¡Como sois! No me gusta nada que discutáis, y menos aún que llegarais a pelearos. No puedo…no quiero ni imaginármelo. Os quiero igual a los dos. Supongo que lo sabéis…aunque vinierais al mundo en situaciones muy diferente para mí…

(El escenario está en la semipenumbra, aunque por el horizonte sobre el mar empieza a clarear, y la luz hace que los cuatro se recorten con nitidez sobre su fondo. Aun lado, cerca, Amelia y Frankie, y bastante separado, solo, Lewis. Virginia, cerca de la puerta, ha oído todo. En esos momentos se oye el latigazo de un rayo que cae en las inmediaciones y un estruendo paralizador. Los cuatro personajes ni se mueven y permanecen en silencio).

(Cae el telón rápidamente.  No hay descanso y el público debe permanecer en la sala).


(A los diez minutos vuelve a subir el telón. La escena vuelve a mostrar de nuevo el salón en el que se desarrolló la primera parte. Es por la tarde, y puede verse a Amelia y Lewis que parecen conversar esperando el regreso de Patrick y Frankie de vuelta de su visita al médico. Ambos parecen nerviosos, pero sobre todo Amelia que cada dos por tres repite machaconamente que está convencida de que a Frankie no le pasa nada).

AMELIA – A Frankie no le pasa nada, estoy convencida. Enfriamientos como el suyo he visto muchos por esta tierra en el transcurso de los años
LEWIS –Yo también creo que no le pasa nada. Simplemente a mi hermano siempre le ha gustado llamar la atención y ser especial, y ha encontrado un filón con su catarro. Lo que me extraña de ti mamá es que no admitas que PUEDA pasarle algo, como si las enfermedades tuvieran la obligación de respetar a los que más queremos. A todos nos pueden pasar cosas desagradables, por mucho que nos duelan.
AMELIA – ¡Cállate! Tú deberías entenderme. Es una forma de decir que no soportaría que a un ser tan especial como él pudiera pasarle algo malo.
LEWIS (molesto, parece incluso celoso) –No sé por qué siempre te has empeñado en que Frankie es tan delicado o tan frágil. No creo que a la larga tu actitud le acabe favoreciendo. Pronto tendrá treinta años. Ya no es ningún niño.
AMELIA –Tú no sabes nada, hijo. Y no discutamos que sabes que cuando me pongo así, me empiezan a doler todos los huesos.
(Se oye que abren la puerta de entrada a la casa y Amelia se pone de pie de un salto)
AMELIA -¡Ya están aquí!
(Entra PATRICK, y FRANKIE detrás de él. El padre sonríe haciendo así evidente que traen buenas noticias. El hijo, sin embargo, no muestra nada especial. Está serio, como si su buena salud no le interesara demasiado. AMELIA abraza a su hijo y antes de que nadie diga nada comienza a hablar)
AMELIA -¡Lo sabía, lo sabía! Sabía que solo era un simple catarro.
PATRICK –Bueno, no exactamente. Una pulmonía sin demasiada importancia, que va a curarse con reposo y cuatro pastillas. Nada grave, afortunadamente. Pero sobre todo nada de tuberculosis, que es lo que temíamos.
LEWIS - ¡Menudo tuberculoso! ¡Mi hermanito está más sano que yo!
PATRICK –Pues no me extrañaría, al ritmo que llevas debes tener el hígado hecho fosfatina. No me extrañaría.
AMELIA – Es verdad, Lewis, no bebas tanto, pero no empecemos otra vez, por favor. Esta es una familia como otra cualquiera. Una familia sana en la que apenas hay nada que se salga de la norma. Una familia feliz, en resumidas cuentas.
(Durante unos momentos todos se callan y se miran unos a otros como si a pesar de la buena noticia, no todo estuviera tan claro. AMELIA parece algo nerviosa y se frota las manos con insistencia, como suele hacer cuando la artrosis le hace sufrir. La situación, a pesar de la buena noticia, parece tensa)
AMELIA (levantando la voz) -¡Virginia ya puede venir con el té!
(Instantes después aparece esta sonriendo con la bandeja con el té y las pastas)
VIRGINIA –No saben cuanto me alegra oír que al señorito no le pasa nada. Yo también estaba preocupada, y me perdonarán pero es que he oído todo lo que decían…
PATRICK –Claro que sí, Virginia. Todos nos alegramos de que Frankie esté perfectamente. Claro que sí. Esta es una familia como todas, en la que nunca pasa nada demasiado especial. Y no te vayas, después de todo estás con nosotros casi desde que eras una niña. Siéntate aquí entre nosotros, al lado de la señorita AMELIA.

(Enseguida se oye una música ligera que entra en la habitación procedente de alguna parte. Poco a poco la escena se va sumiendo en la oscuridad y vuelve a oírse la sirena del faro, y entremezclándose, la tos insistente de FRANKIE)

                                                              FIN




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