Al parecer, soy
un extraterrestre. Yo personalmente no tengo ningún dato, y por lo tanto. me
limito a transmitir lo que me ha comunicado mi primo Indalecio, al que tengo en
gran estima y valoro mucho, porque si algo le caracteriza es ser un hombre
cabal, y de palabras, las justas. Quiero con esto decir que si él no tuviera la
certeza de lo que afirma, no se hubiera molestado en informarme, porque no le
gusta llamar la atención sin sentido. Dice que tiene la convicción de que soy
un alienígena por ciertas características psíquicas que solo persona enteradas
como él pueden percibir, por lo que ni siquiera merece la pena especificarlas. De
todas maneras, una vez enterado del asunto, y considerándome una persona con la
cabeza encima de los hombros, sometí a mi cuerpo a un examen exhaustivo y
verdaderamente no encontré nada escandaloso, aunque si debo decir toda la
verdad, sometiéndome a un segundo escrutinio más riguroso, observé por primera
vez cerca de las ingles unas varices tornasoladas virando al verde que me
resultaron sorprendentes, y me inquietaron de inmediato. En cualquier caso, en
opinión de Indalecio después de comentarle el hallazgo, tal cosa no debería
preocuparme, pues tiene la certeza de que mucha gente es extraterrestre, aunque
lo ignore y carezca de lobanillos o marcas de nacimiento. Como es una persona
con la que me veo al menos un par de veces por semana, debió darse cuenta de
que su confesión me había afectado más de lo que a él le parecía razonable, porque
ayer mismo trató de tranquilizarme asegurándome que era posible “que la mayor
parte del género humano” fuera alienígena, aunque tanto La Casa Blanca, el
Pentágono, la CIA, el FBI y la Santa Sede hubieran optado por el silencio para que
no cundiera el pánico. Y no digamos nada de El Kremlin. “Considera-me dijo a
continuación en un excurso tranquilizador-,que ni siquiera el agua de los mares
ni, por supuesto, la que bebemos, es realmente terrestre, sino que proviene de
la infinidad de cometas y asteroides que nos han bombardeado durantes millones
de años. “Javier-me dijo al despedirnos-desengáñate, somos todos marcianos o
algo peor, pero en tal caso, si lo piensas de verdad, los verdaderamente
extraterrestres serían los de aquí”. Luego se fue sin esperar ningún comentario
por mi parte, momento en el que pude observar con toda nitidez en la parte
posterior de sus orejas una vetas verdosas, que de inmediato relacioné con las
varices de mis ingles, lo que me tranquilizó al saber que al menos por su parte
no iba a desatarse una caza de brujas. Quien sabe si incluso podíamos ser
parientes cercanos.
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