Estaba tan cansado de oír hablar de ellos desde el
bachillerato, que solo pudo ser escritor cuando se decidió al limpiarse el culo
con las obras completas de ambos.
Su empatía con los pobres y los desfavorecidos, le
llevaba en ocasiones a desprenderse de cualquier cosa que llevara encima o
tuviera en su domicilio, por valiosa que fuera. Afortunadamente para su
equilibrio patrimonial, alguien le enseñó poco después otra forma de ayuda sin
el desprestigio de la caridad. Por eso, a partir de entonces, cada vez que se
encontraba con un pordiosero le decía “te voy a enseñar a pescar”, lo que para
su sorpresa no producía en el indigente ninguna forma de alborozo.
Formaba parte de un pelotón de lanzallamas en una
compañía de asalto, y cuando en cierta ocasión tras un ataque pudo observar
dentro de una casa en ruinas a un niño calcinado y a otro en llamas, solo se le
ocurrió gritar enajenado “¡viva la patria!”.
Creo en la Inmaculada Concepción, la resurrección
de los muertos y el misterio de la transubstanciación (y en un paraíso lleno de
huríes de ojos negros, cuando soy musulmán). El que alguien apenas cobre el
salario mínimo interprofesional y sus hijos puedan pasar hambre, es un tema
totalmente diferente y mucho más complejo, que nada tiene que ver con lo
antedicho, y que debe obedecer a alguna razón práctica de difícil resolución.
La demagogia, por cierto, es una mala práctica.
Una necesidad de buscar soluciones simples a problemas complejos, y por tanto
irrealizables. Pero sobre todo una buena excusa para redimir de su culpa a los
que mantienen situaciones incomprensibles, como la expresada en el párrafo
anterior.
Fue un ser virtuoso que cumplió hasta el último
día los mandatos del gobierno de la nación y los preceptos de su iglesia. Poco
antes de morir, sin embargo, suplicó ir al baño en compañía de un diputado y
del párroco. Allí, tras ímprobos esfuerzos, eliminó un zurullo de dimensiones
casi cósmicas, y poco antes de expirar, dirigiéndose a sus acompañantes, apenas
con un hilo de voz, pudo decirles “¡Ahí queda eso!”.
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