El otro día estaba tranquilamente sentado en el salón viendo la tele,
cuando me llevé una sorpresa mayúscula.
Resulta que la presentadora, esa chiquita tan mona de la CBS con
melenita y los ojos muy azules, cuando estaba dando unas noticias muy
dramáticas sobre Afganistán, de repente dijo hostias, ya está bien de tanto
sufrir, y visto y no visto, se quitó la chaqueta y el sujetador y se sacó las
tetas. Así como lo oyes, aunque posiblemente ya sabrás algo porque cosas así no
suceden todos los días. Fue increíble sobre todo tratándose de alguien de
aspecto aniñado. Tan recatada, casi mojigata. Fue maravilloso, tremendo, lo
nunca visto…y debo confesar que tuve de inmediata una erección casi dolorosa
que me hizo comprender que la sexualidad está íntimamente relacionada con la
novedad y la sorpresa. Desgraciadamente, al menos en principio, mi mujer que
estaba en la cocina preparando la cena, debió darse cuenta que pasaba algo por
el gruñido que di, y vino corriendo a verme con una cacerola en las manos. El
problema surgió cuando se dio cuenta de mi estado: con la polla tiesa fuera del
pantalón. Volvió de inmediato a la cocina, dejó la olla y regresó dando voces y
llamándome hijo de puta y cabrón. Le dije que era un hombre y no había podido
aguantarme. Le enseñé la tele donde justo en ese momento un par de tipos de
seguridad forcejeaban todavía con la presentadora con las pechugas al aire.
Mi mujer dio un grito pero no se achantó, y para mi sorpresa se
sacó también ella las tetas allí mismo y me dijo “¿qué tienen las de esa que no
tengan las mías? al borde del paroxismo. Intenté calmarla cogiéndoselas y
acariciándoselas como cuando éramos unos críos, pero ella se tiró al suelo
berreando como un cochino en la matanza. “¡Los pezones, los pezones....!” rugía,
así que me puse a la faena después de guardarme la polla (todavía no entiendo
por qué), y me puse a mamar como u bebé desesperado al que su mamá le hubiera
tenido a dieta un par de días. “Más, más…” rugía la muy golfa, así que tuve que
sacarme otra vez la polla y entonces fue su turno, pues casi me la desolla y se
queda con ella en la boca. Luego se la metí, aullando los dos como locos. Me
corrí como un borrico, como nunca. Mira tú, y todo por una retrasada mental que
le da la ventolera y decide que está harta de dramas y se saca las tetas
delante de la audiencia en hora punta. Lucy se quedó exhausta y estuvo
desmadejada en el suelo más de media hora. Al principio jadeando y soltando
todo tipo de imprecaciones hasta que se calmó, se levantó, se recompuso un poco,
me dio las gracias y me dijo que había estado muy bien. Luego se volvió a
meter muy digna en la cocina, no sin
antes añadir un comentario “ha estado muy bien, hace tiempo que no te veía tan
motivado. Creo que deberíamos repetir estos numeritos con más frecuencia. Lo
siento por el putón ese de la tele ¡pobrecita! con la carita de ángel que
tiene, se va a quedar sin trabajo. O quien sabe, a lo mejor se dedica al mundo
del espectáculo o se hace una estrella del cine porno. Pero yo le voy a estar
eternamente agradecida. Y supongo que tú también, so cabrón”
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