martes, 18 de octubre de 2016

INTERNAMIENTOS



-Ramona fue finalmente internada en el psiquiátrico, tras convencerla el capellán de la institución que de esa manera Jesús estaría más contento y ella dejaría de desollarse las manos de tanto lavarlas con lejía pura, que era la principal de sus ocupaciones. Este punto, sin embargo, era en opinión del padre el menos importante, pues sin ser un experto, creía que el uso de guantes o mitones serían suficientes. O el atarle las manos a la espalda en los periodos de asueto. Y en cualquier caso estaba convencido que el personal sanitario haría con frecuencia la vista gorda y la dejaría proceder como a ella le gustaba en algunos momentos críticos. “Así, podrás matar dos pájaros de un tiro, te ganarás un puesto al lado del Señor y tus manos recobrarán la lozanía de otros tiempos, mi querida Ramona”, apuntilló el que con el tiempo fue nombrado párroco de la localidad.

-Siendo diestro, cuando Roger iba al baño procedía siempre con la mano izquierda, con independencia de donde estuviera situado el rollo. Cuando fue consciente de tal anomalía, consultó a un psiquiatra, cuya interpretación de los hechos se expone a continuación.  Según él, su obstinación en limpiarse el culo con la mano izquierda indicaba su tendencia a ver el mundo de forma exclusivamente emocional, y por lo tanto, sus dificultades para hacerlo de una forma equilibrada y más racional. En función de lo dicho, debía tener cuidado, porque tal característica a medio plazo podría acarrearle conflictos de cierta importancia. Para que tal cosa no sucediera sería aconsejable alternar ambas manos aleatoriamente, o con el criterio que a Roger más le reconfortara: días alternos o fines de semana a gusto. No debía de ninguna manera quedarse anclado en la segunda fase de su desarrollo psicosexual, la anal, emparentada con la neurosis obsesiva y el sadismo, hoy, tan mal visto en ausencia del divino marqués.

-Maruja Lopetegui Ruiz se ha pasado toda la vida haciendo labores de costura y encajes de bolillo. Siendo una superdotada capaz de resolver en un santiamén las más abstrusas conjeturas matemáticas, llegada la pubertad decidió mandar todo a paseo, quedando su mundo reducido a los estrechos márgenes de su cuarto de costura, un receptáculo mínimo de apenas seis metros cuadrados, donde pronto instaló una máquina de coser SINGER a pedales, y un armario lleno hasta los topes de agujas, ovillos de lana, hilos y otros aditamentos necesarios para su labor, además de una rueca prácticamente medieval afanada en un mercadillo. Cuando su hermana mayor, que fue quien la introdujo en este arte, dio a luz a una camada de trillizos y posteriormente a dos de gemelos, se dedicó con un furor tártaro a tricotar y hacerles todo tipo de prendas de lana: patucos, blusas, pantaloncitos, rebecas, etc. Afortunadamente el invierno por aquellos pagos duraba casi nueve meses y su dedicación fue siempre bien considerada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario