miércoles, 26 de octubre de 2016

VARIACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE CONCEPTO, SIETE



Estoy harto del concepto de concepto, pues son con más frecuencia de lo que se cree, se trata de meras conceptualizaciones. Maneras de investir a los entes, los seres o las cosas de las que se trate de unas cualidades o características que las hagan manejables a nuestro antojo.


Hay seres tan evidentes que todo intento de describirlos conceptualmente constituye un atropello que los disminuye y ridiculiza, incluso los veja. Conceptos, en resumidas cuentas, que no deben ser definidos si no queremos cometer un atropello.


Hay conceptos que teniendo un significado muy concreto, no deben ser definidos so pena de ser disminuidos, pues su mera evocación es muy superior a su definición. Digamos oropéndola. Digamos maravedí. O digamos lo que a usted le venga a la cabeza. O simplemente en gana.

Hay conceptos que admiten múltiples interpretaciones, y cuya definición supone una frustración para no pocos que los suponen “otra cosa” Conceptos que no se dejan aprehender fácilmente, pues su cualidad más notable es su plasticidad. Una arborescencia multiforme incapaz de ser apresada en la cárcel de unas cuantas palabras.


En informática, se entiende por entropía a “la medida de incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes, del cual va a recibirse solo uno” (RAE). Y unos cojones, añado yo. Al pan pan y al vino vino como buen castellano. O vasco, leonés o asturiano. Que tampoco lo tengo claro, lego como soy en esas artes y en geografía.

Existen conceptos que no pueden ser definidos sino por contraste. Es decir, que deben aludir a su opuesto u antónimo. Intente usted definir la palabra “vacío” sin hacer alusión a la plenitud. O simplemente a la materia o el ser, a los que el vacío es totalmente ajeno.

VARIACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE CONCEPTO, SEIS



Un concepto vaciado de sentido es aquel que una vez definido remite a otros previos, que de forma natural conducen al primero, que en la actualidad se trata del Big-bang, origen al parecer del tiempo y del espacio, si no están equivocados los libros de divulgación astronómica que obran en mi poder.

El concepto de dedo, por otro lado, no puede comprenderse si previamente no se ha definido con claridad el concepto de mano. No se conocen, que yo sepa, dedos aislados a no ser en plan metafórico, que de esos abundan. Aunque ahora que lo pienso, tampoco existen manos abandonadas a sí mismas, a no ser en los castigos se inflingía cruelmente a los ladrones en la antigua Persia. Y posiblemente en otros lugares no tan lejanos.

Un concepto, por mucho que nos esforcemos en desbrozarlo de otras referencias que incluyan lógicamente otros conceptos subordinados, no deja de ser un constructo mental, y en ese sentido, un artificio.

Necesito un concepto que no remita sino a sí mismo, y que sin embargo no constituya una tautología. Desgraciadamente un diamante, puestos a hablar de maravillas, no puede prescindir del concepto carbono y a poco que intentemos ser más precisos, a la escala de dureza de Mohs, como saben ustedes (al menos quienes cursaron estudios secundarios durante los años cincuenta del siglo pasado).

Quizás esa necesidad que tengo de un concepto puro pueda realizarse en el calificativo  “prístino”, esa cualidad de las cosas que la emparientan con el espíritu y la ausencia de materia.

VARIACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE CONCEPTO, CINCO



Las seis de la mañana por estas latitudes es, según mi experiencia, la hora ideal para tratar de hallar sentido al concepto de cualquier concepto. A esa hora, al menos en mi caso, se aguzan todas las neuronas de mi cerebro prefrontal aptas para conducirme a tal hallazgo.  Aunque posiblemente el asunto carece del misterio con que trato de investirlo, y sea solo una característica de la proximidad del sol naciente a la línea del horizonte. A esa hora temprana siempre quiso Japón hacerse presente y los samurais ya ciñen sus espadas. Y en el Antiguo Egipto, la barca de Osiris abandonaba las tinieblas de la noche arrastrando consigo la incorruptible luz del día.

El concepto de la palabra “pedrusco” remite naturalmente al de la piedra, una vez desprovisto de cualquier atisbo de belleza. Quizás sea esto así, como por otro lado es comprendido por el común de los mortales, muy alejado del de “ópalo” o “canto rodado”, pero se desatienden ciertos matices que pueden dotar al concepto que nos ocupa de una belleza inesperada. Recuérdese que el diamante más grande jamás encontrado, de una belleza sobrecogedora, es poco más que un pedrusco llamado Ko-i noor, de todos conocido. Y que, contemplados desde el vacío interplanetario o interestelar, el cinturón de asteroides, el cinturón de Kuiper y la nube de Oort, de una belleza inigualable, no dejan de ser gigantescas aglomeraciones de pedruscos en los espacios siderales. Y que incluso algunos de ellos cruzan el firmamento con la estupefaciente belleza de los cometas.

Existen conceptos tan sutiles que reúnen en sí mismos todas las cualidades de los materiales más nobles. La ductilidad y maleabilidad de ciertos metales dotan a algunos de la facultad de transformarse en nuestras manos, y con más propiedad en la forja del herrero, de convertirse en los objetos más bellos de la creación. Llamando creación, por cierto, al mero hecho de estar aquí y estar vivos para poder apreciarlo, y suscitar en nuestros cerebros la capacidad de asombro de los amaneceres y las bellísimas vasijas griegas encontradas después e siglos en las profundidades del Mare Nostrum.

INUNDACIONES



La masturbación en grupo puede no tener un significado trascendente, pero los camanitas la practicaban con frecuencia para implorar la lluvia a los dioses del espacio en tiempo de sequía. Y tenían un éxito sorprendente, todo hay que decirlo, dada la proliferación de inundaciones a partir de ese momento.


No tengo vulva, no tengo vulva gritaba fuera de sí la doncella Leonor. Y ni siquiera vagina, solía añadir al tiempo que se levantaba la falda y mostraba unos genitales  que recordaban  al alicatado de las más primorosa toilettes de los palacetes de la calle de Serrano, puestos a buscar un símil adecuado.


Roberto pasa gran parte del día sentado en el bidé, pues tiene la certeza que con las aspersiones que dicho instrumento le proporciona, su culo acabará hablando lenguas. Aparte de las modernas más conocidas, en latín, y será capaz de soltar discursos que enardecerán a las masas enfervorecidas. E incluso no tendrá nada que envidiar a Cicerón o Demóstenes dirigiéndose al senado romano.


No soporto la lámpara de pie en una esquina de mi dormitorio. Da una luz tibia y acogedora que invita al recogimiento e incluso al sueño reparador, a poco que uno se deje llevar por el entumecimiento que generan sus pocos watios. Pero en mi caso, después del primer sopor y ya con los ojos entornados dispuestos al sueño, me invaden unos espasmos incontrolables que aflojan todos mis esfínteres dando lugar a un espectáculo que más vale no describir aquí.


Me he tomado por equivocación medio kilo de bromuro creyendo que se trataba de un pastel a base de harina, huevos y azúcar, y según me cuenta el médico que me atendió, no volveré a tener una erección como mínimo hasta finales de año. Y estamos en Enero. Y ni siquiera será válido el recurso a la masturbación compulsiva. Me veo por lo tanto forzado al monacato.


Cuando vencido por el sueño tras una jornada agotadora,  me eché en la cama dispuesto a dormir hasta el día siguiente, creí percibir en una esquina de la habitación a un pájaro con rostro de mujer, y un pico y unas garras pavorosas. No me dejé vencer por el espanto de tal aparición, y vacié el cargador de mi pistola sobre el bicho que murió en el acto con cara de estupor, sin duda originada por la sorpresa de mi inmediata reacción ante el peligroso animal mitológico que él mismo se consideraba. Nunca me gustaron las gárgolas, los grifos ni las harpías, como era el caso, aunque no pude impedir que un buen montón de plumas cubrieran la colcha de mi cama.

SELVAS



“¡Vaya! No tengo cara”, dijo con cierto desagrado al mirarse al espejo por la mañana poco después de levantarse (cómo, es otra historia). Y a continuación añadió un tanto ufano “en cualquier caso, poco importa: me compraré una nueva”. Lección de optimismo delirante.

Me he caído por la escalera aparatosamente, y ya en el suelo del piso de abajo puedo comprobar que me he roto una pierna, de la que llego incluso a percibir hueso en las proximidades de la rodilla. Y si mi vista no me engaña, no se trata del de un homínido como creía ser hasta la fecha, sino del de un cuadrúpedo de la sabana africana. Cebra o ñu, no importa. He cambiado de especie y eso me basta. Lección de optimismo metamórfico.

No tengo ojos, eso es evidente porque no veo nada y sobre mí se cierne una oscuridad amenazante. Pero a continuación pienso que no he podido ser yo quien me los haya arrancado, puesto que no tengo brazos, ni por lo tanto las manos y los dedos adecuados para tal labor. “Quizás solo estoy ciego” me digo para mis adentros. Lección de optimismo patológico.

“¡No puedo soportarlo,  no puedo soportarlo!”…siempre que le veo (o lo veo) está comiendo, cenando o desayunando. O incluso merendando. En cualquier caso ingiriendo cualquier comestible que le asegure la supervivencia. Pero jamás le veo leyendo un libro o escuchando música. Él solo cree en sus células y su capacidad para replicarse indefinidamente. Está todavía muy alejado del concepto de “meme” acuñado por Richard Dawkins como la unidad mental informativa que nos habilita, entre otras cosas, para tocar el piano o escribir un libro, por mal que lo hagamos.

La calle está asfaltada. Es cierto. Y a ambos lados de la misma transcurren dos aceras. Es cierto. Pero en mi opinión no es suficiente. Faltan árboles que la den sombra a mediodía. Y señales, pasos de cebra y semáforos que hagan posible el tráfico rodado y el libre tránsito de peatones. Hagan el favor, que esto no es la selva. 

lunes, 24 de octubre de 2016

VARIACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE CONCEPTO, CUATRO



Existen conceptos que pueden con toda naturalidad ser desligados de sus verdaderos contenidos, si es que los tienen. En general, son aquellos que siendo esencialmente difusos o abstractos, encuentran con facilidad a quienes les dan un carácter específico de acuerdo con sus sentimientos propios.  Son conceptos previos a los conceptos mismos. Son pre-conceptos. O no son conceptos en absoluto.

De la misma manera, existen conceptos que estando claramente relacionados con determinados contenidos, pronto les son añadidos otros que nada tienen que ver con ellos en su origen. O por el contrario, que son desligados del mismo por intereses personales, una vez que su significado ha sido alterado convenientemente por quienes así los interpretan.

El dios único de las religiones monoteístas es un concepto que pudiendo en principio ser definido con cierta precisión (omnisciente, omnipotente, etc…), es por otro lado, dadas sus dimensiones, difícil de acotar. Es, en este sentido, un concepto por encima de los conceptos o que puede abarcarlos a todos. Un super-concepto. Y una falsedad o un error  para los ateos y para aquellas religiones que, más modestas, se conformaban con los dioses del Olimpo.

El concepto de España es muy posterior a los habitantes de Atapuerca, a don Pelayo, a Viriato e incluso la batalla de las Navas de Tolosa. Pero hay quienes buscando su autenticidad buscan su esencia atemporal (si tal cosa es posible) en una narrativa sesgada de su historia que los incluya. Según ellos, poco tendría que ver el Islam, los Comuneros, la Constitución de 1812 (la Pepa), la 1ª República, La Semana Trágica de Barcelona, los Sindicatos, la Institución Libre de Enseñanza, las Misiones pedagógicas, la Segunda República y don Manuel Azaña (y no digamos nada de Santiago Carrillo) o la 2ª República: errores o incidentes indeseables. En todo caso, la “esencia” del concepto de España estaría ligada, aparte de lo mencionado al principio, al Cid Campeador, los Reyes Católicos, los Austrias y los Borbones (alemanes y franceses), Donoso Cortés y el general Franco. Y sobre todo a la Iglesia, claro está (la Inquisición, pecata minuta). Del Descubrimiento hablaremos otro día. O no.

domingo, 23 de octubre de 2016

CONDERÁSPORAS 6



URKA URKA GNONOSPETIDA ALF 

BERGO BLADE ZORA CAÑOTA ES

CARTO VERANDE TRONO PARETO

WOLGHE MORGUE CADA FAMBRE

MERCATITASPA ARISTOTÉLICA OP

MAGNONA PLIEU NUBASCE ALOMA

POPES NEREPIPOL NAP RECESTI UM

MOSDADI TACLITA NELA MECHONE

TENASTE RIVELA BOLO CARTI IIM

NIPA RADELI REVAQUE ELFE RAFO

TORAN CAPITES NORQUE VALENTE

KASPI? ZOSKI? VULPI?: ROSKI PETGA

LSE VOILESONES DON OTONA MONOT

RAS RAS INILINESNA MURGU FOLGA

YES PARENOP VERONA YOPA RAMO

NEVASPRISKIVELISCANIRAMANDORGA

OLG FERG NARG DRONG RONG URTG G

INTELLA PROSTESKI NETA EMPISTE

ABRETE MANDE KORA ULMI PRETU ÑOP

MATONI YUVERA PENOSFE LAJOJOTA

ALAFIN DOL PRANTIP VERANE FANILE

DOMESTE PETAPS URGA VOLERI AÑATE

CONESA ARRAVI LAFENU DORGA FIN

miércoles, 19 de octubre de 2016

VARIACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE CONCEPTO, TRES (ANÁLISIS Y SÍNTESIS)



En un concepto, el análisis precede a la síntesis si se pretende que aquel tenga un contenido que lo defina con cierta verosimilitud. En la mayoría de los casos, sin embargo, la síntesis viene a ser como el sombrero multicolor con el que se toca un payaso, que poco tiene que ver con él mismo.

“Irlanda es una cosa verde” tiene poco que ver con la realidad detallada de ese país, y los irlandeses se sentirían ofendidos e incluso vejados si se le redujera a tal característica, obviando, sin ir más lejos a su afamada cerveza, a Dublín, y los acantilados de Möerh. E incluso al Ulster y el IRA. Tal hecho, sin embargo, tiene su lado real, como puede comprobarse desde un aeroplano los días despejados y sin bruma. Al menos, esa fue la frase que pronunció un piloto alemán de la Lutwaffe cuando se perdió por aquellas latitudes durante la batalla de Inglaterra en la II Guerra Mundial.

Todo análisis conlleva una síntesis de lo analizado, pues en la mayoría de las ocasiones ningún concepto por simple que sea, deja de requerir para su comprensión una condensación de su contenido. Por lo que, en resumidas cuentas, la síntesis suele ser el resumen de otras de menor entidad.

La síntesis de cualquier idea o concepto debe siempre alejarse de toda simplificación. Es muy frecuente que ambos términos se confundan y, por poner solo dos ejemplos sencillos, que los ignorantes acaben identificando al español con un torero y a un inglés con la Torre de Londres o sir Winston Churchill.

El análisis que quiera dar como resultado una síntesis cabal y suficientemente comprensiva de un concepto, no debe perderse en disquisiciones excesivamente pormenorizadas del tema de que se trate, si lo que pretende finalmente, por ejemplo, es llegar a la conclusión de que la lechuga es un vegetal y no “un ente adecuado para las ensaladas en compañía de otros de su de su especie que, como ella, han sufrido los avatares de la fotosíntesis, tan característica del mundo de la botánica, con independencia de que sus frutos sean sorprendentemente colorados”. Suponiendo que estemos hablando de los tomates, claro está.


martes, 18 de octubre de 2016

VARIACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE CONCEPTO, DOS



- Trato de enunciar un concepto que se subsuma en sí mismo y cuyo resultado no sea un sub concepto sino un concepto absolutamente diferente que haga imposible su definición, momento en el que dejo de elucubrar y paso directamente al estupor.

- La concepción de una idea viene precedida por una elaboración, que siendo con frecuencia inconsciente, hace que al ser definida nada tenga que ver consigo misma.

- Si el concepto que trato de articular no puede ni siquiera ser pensado, y menos aún ser puesto por escrito o enunciado, haríamos bien en dedicarnos a otras actividades emparentadas con los crucigramas, los jeroglíficos y los juegos de azar.

- Parir un concepto complejo puede devenir una tarea vana, en la cual no solo faltan (o sobran) el ginecólogo y la comadrona, sino la propia embarazada.

- Los conceptos pueden ser rigurosos o imprecisos, pero en la mayoría de los casos suelen ser anfibios y compartir ambas naturalezas. En cuyo caso, podrían llamarse ranas.

- Los conceptos vagos o imprecisos no pueden en puridad ser llamados conceptos sino aproximaciones a los mismos, que en la mayoría de los casos bien podrían ser recogidos bajo el epígrafe de “rumores”.

- El concepto de un hecho o de una cosa tiene su mejor definición en el hecho o la cosa misma. El concepto de “silla” haya su mejor representación en la silla misma, en la que, ni que decir tiene, sobran las palabras.

-El concepto de aleatoriedad no es bajo ningún concepto aleatorio, y no debe fluctuar más allá de lo imprescindible sino quiere ser definido como caótico.

- El concepto de concepto podría ser una redundancia o una tautología, pero a pongo que se insista, ninguna de ambas cosas.

BELLEZAS



Soy guapo, ese es un hecho incontrovertible más allá de los criterios adoptados para llegar a tal conclusión. Quiero decir que lo soy aunque todos los demás los sean aún más. O que, por el contrario, se trate de unos seres repugnantes a los que más les hubiera valido no tropezarse con un espejo que les dé la medida exacta de su fealdad, cosa harto difícil en estos tiempos en los que proliferan todo tipo de ítems, artefactos y artilugios, sirvan o no para algo.
Soy guapo, o lo que viene a ser lo mismo, una persona en cuyo rostro confluyen una serie de características que le hacen acreedor a tal adjetivo con independencia de que otros también lo merezcan. Mi cualidad más sobresaliente es no tener la cabeza cuadrada como no pocos que, en función de tal hecho, se dedican a las ciencias exactas y a invadir otros países a las menores de cambio, sin ninguna razón que lo justifique. Mi rostro, por otro lado, reúne una serie de detalles que son como mínimo distinguidos, abundan en ella los rasgos regulares y simétricos, destacando ¿por qué no decirlo? una nariz discreta que no pasa sin embargo desapercibida para cualquiera que tenga ojos en la cara. Mi boca, sin embargo, en ningún caso podría tener éxito en el mundo de la filosofía sin provocar cierto revuelo (de labios amplios y carnosos, impropios de un varón de mediana edad que se afeite a diario, y cuya característica más acentuada debiera ser su innegable virilidad). Mis ojos oscuros no dejan lugar a dudas, y hablan de un hombre del sur para el que la palabra desierto, de tan frecuentado, no sea ninguna novedad, sobre todo tratándose de bereberes, tan frecuentes en los oasis, por otro lado. Mi pelo es denso, fosco, fuerte y dota a mi cabeza de una energía que para sí hubiera querido el mismísimo Sansón. El hecho de que mis orejas destaquen con cierta evidencia de mis parietales, no hace sin embargo que se las pueda llamar en soplillo impunemente, pues nada más alejado de la realidad. En todo caso, recogen las ondas sonoras que me circundan con una precisión que alejan de mí la amenaza del sonotone, tan en boga hoy en día al menor desfallecimiento de la otrora famosa cadena de huesecillos en el oído medio. Mi mentón, por otro lado, da a mi quijada una prestancia poco común, y añade a mi rostro una altivez que mis mandíbulas recias y cuadradas emparejan con los héroes griegos de las ilustraciones de la Iliada y la Odisea. Dígase Ulises, Agamenón, Héctor, y en menor medida, el príncipe Paris. Y desde luego, para alejar posibles comparaciones vejatorias, muy alejada de los équidos.
Claro que hasta ahora me he ceñido a una descripción, por somera que sea, del rostro, ese lugar de la arquitectura humana donde fijamos la mirada en primer lugar, aunque habrá que reconocer que el resto del cuerpo que le acompaña, podría desmentirlo en cierta medida. Si fuera bajo, tullido o contrahecho como Quasimodo, de poco valdrían los antecedentes mencionados por más que quisiera equipararlos con la belleza clásica. Hacia abajo debe seguirle, y es mi caso, un tronco firme y robusto limitado por unos hombros anchosy bien formados, que dejan en buen lugar a Platón (*), pero no son menos de los que en él se ha presumido. Y asimismo, una cintura en donde tendría cabida un cinturón estrecho en el que la espada no sería objeto de escarnio acompañando a un vientre desmesurado. Y como remate, unas piernas fuertes y musculadas sin excesos, que no llegan a arquearlas y afortunadamente no las hacen merecedoras de ser llamadas zambas y propias de enanos, con todos mis respetos para éstos, que sin duda otras virtudes les acompañan.
Esta es pues mi belleza según ceo reconocer en el espejo de cuerpo entero que tengo ubicado en el vestidor, y al que me asomo con cierta frecuencia cuando mis achaques me hacen anticipar un deterioro que desgraciadamente no tardará demasiado en hacerse presente. Y que conste, también en el resto de ciudadanos, y desde luego en quien llegue a leer estas líneas. E incluso por no pocos animales de cuatro patas, en los que ahora no me detengo para no hacer esta exposición excesivamente larga y prolija. A mí, en concreto, me gustaría tener una cola larga y tupida como un caballo alazán, pero tampoco es este el lugar idóneo para ponerse a hablar de centauros.

(*)  Del griego “platys”, de anchos hombros.

INTERNAMIENTOS



-Ramona fue finalmente internada en el psiquiátrico, tras convencerla el capellán de la institución que de esa manera Jesús estaría más contento y ella dejaría de desollarse las manos de tanto lavarlas con lejía pura, que era la principal de sus ocupaciones. Este punto, sin embargo, era en opinión del padre el menos importante, pues sin ser un experto, creía que el uso de guantes o mitones serían suficientes. O el atarle las manos a la espalda en los periodos de asueto. Y en cualquier caso estaba convencido que el personal sanitario haría con frecuencia la vista gorda y la dejaría proceder como a ella le gustaba en algunos momentos críticos. “Así, podrás matar dos pájaros de un tiro, te ganarás un puesto al lado del Señor y tus manos recobrarán la lozanía de otros tiempos, mi querida Ramona”, apuntilló el que con el tiempo fue nombrado párroco de la localidad.

-Siendo diestro, cuando Roger iba al baño procedía siempre con la mano izquierda, con independencia de donde estuviera situado el rollo. Cuando fue consciente de tal anomalía, consultó a un psiquiatra, cuya interpretación de los hechos se expone a continuación.  Según él, su obstinación en limpiarse el culo con la mano izquierda indicaba su tendencia a ver el mundo de forma exclusivamente emocional, y por lo tanto, sus dificultades para hacerlo de una forma equilibrada y más racional. En función de lo dicho, debía tener cuidado, porque tal característica a medio plazo podría acarrearle conflictos de cierta importancia. Para que tal cosa no sucediera sería aconsejable alternar ambas manos aleatoriamente, o con el criterio que a Roger más le reconfortara: días alternos o fines de semana a gusto. No debía de ninguna manera quedarse anclado en la segunda fase de su desarrollo psicosexual, la anal, emparentada con la neurosis obsesiva y el sadismo, hoy, tan mal visto en ausencia del divino marqués.

-Maruja Lopetegui Ruiz se ha pasado toda la vida haciendo labores de costura y encajes de bolillo. Siendo una superdotada capaz de resolver en un santiamén las más abstrusas conjeturas matemáticas, llegada la pubertad decidió mandar todo a paseo, quedando su mundo reducido a los estrechos márgenes de su cuarto de costura, un receptáculo mínimo de apenas seis metros cuadrados, donde pronto instaló una máquina de coser SINGER a pedales, y un armario lleno hasta los topes de agujas, ovillos de lana, hilos y otros aditamentos necesarios para su labor, además de una rueca prácticamente medieval afanada en un mercadillo. Cuando su hermana mayor, que fue quien la introdujo en este arte, dio a luz a una camada de trillizos y posteriormente a dos de gemelos, se dedicó con un furor tártaro a tricotar y hacerles todo tipo de prendas de lana: patucos, blusas, pantaloncitos, rebecas, etc. Afortunadamente el invierno por aquellos pagos duraba casi nueve meses y su dedicación fue siempre bien considerada.

TELEVISIONES



El otro día estaba tranquilamente sentado en el salón viendo la tele, cuando me llevé una sorpresa mayúscula.  Resulta que la presentadora, esa chiquita tan mona de la CBS con melenita y los ojos muy azules, cuando estaba dando unas noticias muy dramáticas sobre Afganistán, de repente dijo hostias, ya está bien de tanto sufrir, y visto y no visto, se quitó la chaqueta y el sujetador y se sacó las tetas. Así como lo oyes, aunque posiblemente ya sabrás algo porque cosas así no suceden todos los días. Fue increíble sobre todo tratándose de alguien de aspecto aniñado. Tan recatada, casi mojigata. Fue maravilloso, tremendo, lo nunca visto…y debo confesar que tuve de inmediata una erección casi dolorosa que me hizo comprender que la sexualidad está íntimamente relacionada con la novedad y la sorpresa. Desgraciadamente, al menos en principio, mi mujer que estaba en la cocina preparando la cena, debió darse cuenta que pasaba algo por el gruñido que di, y vino corriendo a verme con una cacerola en las manos. El problema surgió cuando se dio cuenta de mi estado: con la polla tiesa fuera del pantalón. Volvió de inmediato a la cocina, dejó la olla y regresó dando voces y llamándome hijo de puta y cabrón. Le dije que era un hombre y no había podido aguantarme. Le enseñé la tele donde justo en ese momento un par de tipos de seguridad forcejeaban todavía con la presentadora con las pechugas al aire.
Mi mujer dio un grito pero no se achantó, y para mi sorpresa se sacó también ella las tetas allí mismo y me dijo “¿qué tienen las de esa que no tengan las mías? al borde del paroxismo. Intenté calmarla cogiéndoselas y acariciándoselas como cuando éramos unos críos, pero ella se tiró al suelo berreando como un cochino en la matanza. “¡Los pezones, los pezones....!” rugía, así que me puse a la faena después de guardarme la polla (todavía no entiendo por qué), y me puse a mamar como u bebé desesperado al que su mamá le hubiera tenido a dieta un par de días. “Más, más…” rugía la muy golfa, así que tuve que sacarme otra vez la polla y entonces fue su turno, pues casi me la desolla y se queda con ella en la boca. Luego se la metí, aullando los dos como locos. Me corrí como un borrico, como nunca. Mira tú, y todo por una retrasada mental que le da la ventolera y decide que está harta de dramas y se saca las tetas delante de la audiencia en hora punta. Lucy se quedó exhausta y estuvo desmadejada en el suelo más de media hora. Al principio jadeando y soltando todo tipo de imprecaciones hasta que se calmó, se levantó, se recompuso un poco, me dio las gracias y me dijo que había estado muy bien. Luego se volvió a meter  muy digna en la cocina, no sin antes añadir un comentario “ha estado muy bien, hace tiempo que no te veía tan motivado. Creo que deberíamos repetir estos numeritos con más frecuencia. Lo siento por el putón ese de la tele ¡pobrecita! con la carita de ángel que tiene, se va a quedar sin trabajo. O quien sabe, a lo mejor se dedica al mundo del espectáculo o se hace una estrella del cine porno. Pero yo le voy a estar eternamente agradecida. Y supongo que tú también, so cabrón”

lunes, 10 de octubre de 2016

FARALLONES



-El modo de andar de Anselmo  Gómez recordaba al de algunos automóviles en el preciso momento de quedarse sin gasolina en plena carretera. Como norma, deceleran y se acaban parando. Y con un poco de suerte aparcan en el arcén. Anselmo, sin embargo, por medio de un sistema aún no confesado, recarga su depósito con las suficientes proteínas e hidratos de carbono, y a diferencia del automóvil reanuda la marcha poco después hasta el próximo incidente de las mismas características.

-A Josefa se le ha metido en la cabeza que, en sus propias palabras, “eso de dormir es una solemne tontería”. Según ella, no se trata de algo natural inscrito en nuestros genes, sino que tal conducta es fruto de un aprendizaje vicario desde hace milenios. En consecuencia desde hace tiempo o no se acuesta y se queda en el salón viendo la tele, o si cayó en la tentación, se levanta y deambula infatigablemente por el interior de su domicilio. Solo en unas cuantas ocasiones sale a la calle donde comienza a ser conocida por los serenos y los visitantes de las casas de alterne como “la zombi”.

-Siempre quise ser un pájaro, y mi vida es un infierno teniendo que soportar la frustración de no serlo. Lo he intentado de mil maneras diferentes que no han tenido ninguna aceptación por parte de mi familia, amigos y conocidos. Ya sé que el bote de cola y las plumas no eran una opción con posibilidades, pero quizás dé resultado intentarlo dejándome caer desde los farallones y planeando. Aunque, después de todo, quizás ser pájaro sea algo más sencillo que todo eso y el pico y las alas sean lo de menos. Quizás solo se trate de tener de mí mismo un concepto afín al vuelo sin motor y la reproducción ovípara, como podría ser mi caso si pongo en ello cierto empeño.

- En la casa de reposo se ha organizado una buena trifulca que ha precisado la intervención de la policía. Al parecer Baldomero, un anciano al que llamar rijoso sería hacerle un favor, ha acosado la noche de autos a una de las ayudantas de cocina, que ha tenido que defenderse echando mano de un cuchillo de buenas proporciones, cuando el viejo ya había sacado su instrumento dispuesto a darle buen uso a horas tan intempestivas. Sorprendido de tal guisa por la fuerza pública como resultado de una llamada anónima, Baldomero ha objetado que esos prontos le suceden esporádicamente desde los años sesenta del siglo pasado, al recordar a David Niven en “Mesas separadas”, con la única diferencia de que el famoso actor británico utilizaba las salas de cine.  “Excelente película que ustedes deben ver en cuanto tengan ocasión” remató al ser reducido definitivamente.

ARAÑAS



La pareja de ancianos, ninguno cumpliría ya los ochenta, entró en el comedor del restaurante y se sentó con decisión en una mesa a mi lado sin ni siquiera mirarme, y mucho menos darme los buenos días o desearme un almuerzo agradable. A lo que después de un amago de buena educación en sentido contrario abortado de raíz, respondí de la misma manera. Casi de inmediato, ya sentados y sin mayores preámbulos, la mujer hizo saber a su acompañante, posiblemente su marido, que su decisión era irrevocable porque a sus años se hacía imprescindible un cambio radical que trajera aire fresco a su vida. Había por lo tanto decidido cambiar de cabo a rabo su casa, una reforma que a su finalización la hiciera prácticamente irreconocible. De entrada, iba a transformar el pasillo, que era excesivamente ancho, para a convertirlo en dos habitaciones aprovechando un trastero al fondo y el office de la cocina, que no se utilizaban para nada. El cuarto de baño sería reducido a la mínima expresión, “a la taza y poco más” afirmó con rotundidad y cara de asco “después de todo para lo que allí se hace…porquerías”. El salón, sin embargo, iba a ser ampliado con parte de la cocina, donde también sobraba casi todo, y en la que los únicos elementos que permanecerían serían, aparte lógicamente del fregadero y un frigorífico mínimo, el microondas, la cafetera y una tostadora. La lavadora, el lavavajillas y la cocina eléctrica desparecerían, “total, yo como como un pajarito y cuando quiero algo más me bajo al rastaurán y listo, que las piernas me funcionan divinamente”. Además a mis manos les vendrá bien un poco de actividad, y hasta es posible que con el movimiento su artrosis desaparezca”.
El hombre, que al parecer era su hermano, según pude constatar cuando se dirigió al camarero y le dijo “para mi hermano como bebida será suficiente con un vinito tinto de la casa”, permaneció callado todo el rato mientras su hermana se despachaba a gusto, y solo entonces intentó balbucear algo que fue de inmediato atajado por ella con un gesto que no dejaba lugar a dudas, para continuar “y ni que decir tiene que el alma de la casa, junto al dormitorio, en donde voy a instalarme una cama de 150 con dosel, será el salón. Quiero que recuerde a los que he visto en algunas películas de Visconti o como se llame ese señor italiano que tanto me gusta. Lo quiero muy recargado con cortinas gruesas de cretona o terciopelo, y todos los muebles de maderas nobles talladas con seres mitológicos. Y, desde luego, como toda iluminación, una araña enorme colgando del techo. Ya basta de tanta miseria con las porquerías indignas de IKEA. Y en las estanterías muchos libros de viejo encuadernados en cuero o repujados con los títulos en letra gótica dorada. Las paredes desde luego enteladas con motivos románticos o renacentistas. También con escenas campestres y de hípica. Y, sin duda, algunas odaliscas, no es para nada mi estilo pero tengo ese antojo. Se acabó la miseria para tu querida hermana, caballero. Nada de minimalismos: hay que volver a nuestros orígenes aristocráticos y olvidar a la plebe.
Poco después, aprovechando un lapso mínimo que la señora se permitió posiblemente para recuperar el resuello, su hermano (o lo que fuera) desapareció con un motivo supongo que habitual, pero no volvió a aparecer. La señora, sin embargo, no pareció darse por aludida y continuó su perorata dirigiéndose al camarero o a mí mismo, pudiendo en esos momentos enterarnos que en el recibidor de la entrada había decidido instalar un perchero de pared y deshacerse del viejo y horrible de cuatro patas. “Ocupa el mismo lugar y son más útiles.Y de espejos, nada de nada, que lo que menos espera una visita es que para empezar se le haga ver el estado lamentable de su cara a esas alturas de la vida. Sobre todo a su edad, imagine que todas mis amistades tienen mi edad o la del memo de mi hermano. O mayores. Sería una crueldad”.

AMANECERES INTEMPESTIVOS Y VICEVERSA



-Ese que ves ahí padece de hemorroides. No dice nada porque en su opinión no se trata de publicitarlo en ámbitos en los que no tiene claro que tal hecho vaya a ser valorado como se merece. La irritación es grave, seamos sinceros, y quien sabe si entre los presentes pudiera existir algún miembro del cuerpo de Bomberos que no tuviera inconveniente, sino todo lo contrario, en hacer uso de sus conocimientos -con o sin manguera- para aliviar sus síntomas. Sea entendido lo dicho en un sentido estrictamente realista o metafórico. En cualquier caso, la mejoría podría ser instantánea.

-Esa que pasea jacarandosa desde primeras horas de la mañana por el vecindario, no quiere perder ni un segundo en que su cuerpo serrano deje de ser apreciado en su justa medida por los presentes en la calle a esas horas intempestivas, ya sean feligreses camino de la iglesia o laboriosos trabajadores camino del tajo, que no son exactamente lo mismo, a pesar de presentar ciertas equivalencias que podrían documentar los analistas sociales. Y los peritos calígrafos, por sorprendente que pueda parecer. Para pasearse con tal donosura se ha levantado la susodicha apenas de amanecida, y ha sometido a su cuerpo a un baño con agua perfumada de lavanda, y a continuación a un masaje aromático tailandés suministrado por una trabajadora del hogar dotada para tales empresas, sin ser una bacante ni una discípula de Safo. Tales actividades han dejado su cuerpo apto para los fines explicitados más arriba. Su cuerpo terso y fragante como el de una adolescente pre púber, si tal cosa es posible.

-Sólo puede decir algo con propiedad sobre el prurito anal aquel que lo padezca o lo haya padecido, pero no quien tenga sobre el mismo un conocimiento teórico, pero desconozca la esencia del escozor. Porque pudiendo ser éste una especie de dolor, no lo es, sin embargo, en puridad, como diría don Miguel de Unamuno (hombre hecho para otras latitudes, como el sentimiento trágico de la existencia y el dolor de una España en decadencia). Ni tampoco se trata de un simple picor, que para eso ya están los mosquitos que trabajan en otros arrabales, llamando arrabal a cualquier ubicación del cuerpo que no se atenga ni por asomo a lo que los menos reprimidos y los mal hablados denominan simplemente “ojo del culo” (cosa que sin embargo sí hizo, Georges Bataille, eminente intelectual francés que también discurseó con incontinencia sobre una madame llamada Eduarda, por mal que suene).

-Aquel que disimula y se mesa los cabellos en el segundo pupitre padece de un intenso dolor de cabeza, producido sin que él lo sepa por el movimiento exacerbado de las neuronas de la corteza prefrontal de su cerebro. O de su tallo. O de la raquis. O de la amígdala. Vaya usted a saber. Él, sin embargo, lo desconoce, y se limita a ingerir cantidades industriales de ácido sacetíl salicílico y paracetamoles, cuando una dosis simple de Nolotil de 575 mg cada ocho horas sería lo indicado. O como segunda opción una friega en la frente con un aceite de aloe vera refinado a la menta. O ya, in extremis, si el dolor alcanza lo inaguantable, adentrarse en las disquisiciones pre existencialistas de un hijoputa alemán de nombre Martin Heidegger, aunque él prefería ser conocido como “el Dassein” por excelencia, y acabó haciendo pasta de jabón con los judíos de Mathausen.