jueves, 28 de agosto de 2014

BICICLETAS

1)     Entro en una tienda de bicicletas. Me acompaña una chica joven que acabo de encontrar en el exterior, y con la que he congeniado casi de inmediato dada nuestra afición a tales artefactos. Nos atiende un tipo de mediana edad un tanto desaliñado, que parece poco adecuado como vendedor por su aspecto y atuendo, pues la tienda es totalmente nueva y el ambiente impecable. A pesar de ello, le preguntamos si tienen bicicletas que se adapten a nuestra capacidad de  meros aficionados. Nos enseña algunos modelos muy elegantes pero a nuestro parecer, son unas bicicletas demasiado estrechas y con las llantas muy finas, más bien adecuadas para profesionales. Le preguntamos si no tiene otras diferentes, y nos dice que esperemos que en el sótano siempre quedan algunas. Al rato sale en compañía de un tipo grande y barbudo, que sin intercambiar una sola palabra tiene una relación erótica completa con la chica, que no parece protestar. Luego, ante mi asombro, se dirige a mí y me dice que en ocasiones no se debe ser demasiado exigente si no se quiere que ocurran cosas como la que ha sucedido. Y añade para terminar “aunque como habrá visto, no todo el mundo aquí se va de vacío”. Luego los tres bajan juntos al sótano. La chica parece haber perdido todo el interés en mi persona.

2)     Subo a un edificio muy alto con un individuo muy delgado y con mal aspecto, parece enfermo. En la azotea nos asomamos a la calle treinta pisos más abajo, y contemplamos el panorama con cara de satisfacción, como si el hecho de haber subido a pie nos hubiera compensado. Al parecer en esos momentos nos sentimos profundamente hermanados. Inopinadamente, después de echarme una mirada retadora que no encaja con la situación anterior, el tipo se lanza al vacío después de confesarme que era la última oportunidad para demostrar que él era Superman. Para mi asombro, al poco de caer despliega una capa roja como en la película y se pone a volar con gran maestría. Da varias pasadas rasantes por un parque de las cercanías, donde la gente parece aplaudir. Finalmente tras algunas acrobacias, vuelve a aterrizar en la azotea, pliega el traje de vuelo y se pone a hablar de nuevo como si tal cosa. Me dice que ha sido una experiencia placentera, aunque existen algunos aspectos que debe mejorar. Antes de despedirse me dice que si vuelvo la próxima semana, el mismo día a la misma hora tiene pensado interpretar a otro personaje, aunque aún no sabe si será Batman o Spiderman. A continuación se despide y comienza a bajar las escaleras con ciertas dificultades. Le sigo.

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