miércoles, 14 de agosto de 2019

EL RIO ME DICEN

Me dicen que soy demasiado viejo para recordar,que el recuerdo no es sino una fantasía que uno cree haber vivido.Y que la fantasía es cosa de jóvenes,y que por lo tanto lo mío solo es un desvarío.La vida es suficientemente larga y dura para que al echar la vista atrás,creamos percibir lo que en el fondo sólo imaginamos.Eso me dicen.Nos parece que una vez nos sucedió tal cosa y que otra vez nos sucedió tal otra,pero rara vez lo que evocamos coincide con lo que realmente pasó,si es que pasó algo.Forjamos en nuestra cabeza,dicen,mundos que probablemente no existieron,y si lo han hecho fue de forma bastante diferente a como nos parece.Rara vez un recuerdo propio resiste la comparación con el de alguien que vivió una situación objetivamente similar.Y,en ocasiones,ni siquiera se trata de matices.¡Cuántas veces nos cuentan acontecimientos personales que no recordamos en absoluto ó vemos la cara de perplejidad del otro totalmente ajeno a lo que acabamos de decirle de sí mismo!.
Hablaba el otro día con alguien-¿lo habré soñado?-,a quién trataba de recordar aquellas tardes de verano,en las que,siendo aún niños,nos perdíamos entre los juncos a la orilla del río pescando y persiguiendo a los patos.Recuerdo con toda claridad aquél recodo en el que el río dibuja una ballesta y se aleja.Era allí donde jugábamos entre los cañaverales con otros amigos,aún puedo percibir el olor húmedo y acre del barro en el que nos encharcábamos,las carreras agitadas persiguiendonos,los gritos,las peleas.
Pero todo en balde.Para él,el río nunca exitió.No recuerda las aguas agitadas un poco más arriba,de las que le hablo,precipitándose hacia el valle,dónde pescábamos truchas los fines de semana,acompañando a mi padre.Es inútil,lo niega ,y me hace pensar si no habré urdido esta historia en mi mente porque me parece algo bello que debía haberme sucedido,pero que no sucedió.Y me asusto,pues si no soy quien pienso ¿quién este pobre viejo que mira por la ventana el sol que declina?.Pero lo recuerdo tan vívidamente que me cuesta trabajo creer que todo es mentira,como él me dice,que solo se trata de un invento mío para acompañarme en los momentos de soledad,ahora que somos tan mayores.No quiero creerle pero no tengo la posibilidad de verificarlo por terceros en mi situación, y estando tan lejos.No puede ser falso el recuerdo preciso de la caña,el sedal,la lombriz,la mosca,el aparejo,la cesta de mimbre.¡Fantasías! dice él,y se aleja con gesto preocupado por el pasillo de la Residencia,meneando la cabeza,y perdiéndose en el contraluz del salón del fondo,a dónde se dirige cada tarde a estas horas para ver la televisión,un viejo aparato destartalado en el que las Hermanas nos dejan ver telenovelas y documentales.Nada de información,dicen,que solo cuentan falsedades.

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