La primera caseta está
vacía. La segunda también. Y la tercera. Todas las casetas están vacías y hay
cuarenta y siete. Con eso está todo dicho. O nada en absoluto.
Hoy juega la selección
nacional de fútbol. Se trata de once señores que corren detrás de una pelota
con ciertas intenciones, enfrentados a otros once que hacen lo mismo ¡Viva la
selección española, la otra y la pelota!
El pueblo estaba compuesto
por casas y calles. Si no hubiera calles también sería un pueblo. Pero si solo
hubiera calles, no lo sería. En realidad nadie sabe lo que podría ser. En
cualquier caso puede usted opinar, siempre que le venga en gana.
Todo el mundo se asoma al
balcón y aplaude. Se trata de un desfile. La tropa va vestida de bellos colores
y parece muy marcial. Abundio, sin embargo, se ha quedado en el salón de su
casa. Nunca le gustaron los desfiles, y los colores no le parecen razón
suficiente para salir al balcón y aplaudir. En cualquier caso, se debe precisar
que Abundio vive en un bajo.
Es de noche cerrada y a
Aquilino nunca le gustó la oscuridad. Enciende pues la luz y la habitación se
ilumina. Afuera, sin embargo, sigue siendo de noche a pesar de la luna. Debe
ser cuestión de la insuficiencia de voltios o watios o amperios. Y quien sabe
si de ausencia de luciérnagas. O de la paradoja de Olbers.
El perro ladra. El lobo
aúlla. El caballo relincha. El león ruge. El gato maúlla. El elefante barrita.
El burro olvídalo: a día de hoy los burros no existen.
Tengo dedos, manos,
brazos, tronco cabeza, piernas y poco más. También, se me olvidaba, tengo
rodillas. Maldita la gracia: en una silla de ruedas no sirven para nada. Y lo
mismo cabe decir de las antedichas piernas. El aparato reproductor es otra
cosa.
Durante la cena toda la
familia permanece en silencio. En un momento dado, incluso puede oírse la
respiración de los que en ese momento no mastican. Y cuando lo hacen, se puede oír claramente la propia masticación.
Los hay muy maleducados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario