Hay algo dramático cuando
no trágico en la situación de Damián. Y al menos a primera vista nadie podría
achacarle a él la responsabilidad de tal hecho, porque lo cierto es que a pesar
de la buena voluntad de todos, la suya incluida, la incomunicación es total y
se multiplican los malentendidos. De esta manera, tanto él como quienes están a
su alrededor parecen estar atrapados y ser incapaces de que la situación se
desbloquee y mejore.
Para ser más concretos, es
conveniente analizar lo que ocurre, y para ello decir en primer lugar que desde
hace un tiempo que ya nadie es capaz de precisar, Damián es incapaz de hablar
su idioma maternal, que hasta cierto momento manejó con total soltura e incluso
con maestría, dada su condición de periodista y escritor relevante. Y en
cualquier caso, el que utilizaba habitualmente. La transición al nuevo lenguaje,
que resulta incomprensible para los demás, tuvo lugar de forma sutil pero
insidiosa, y a pesar de que algunas voces advirtieron en su momento de la
importancia de lo que estaba ocurriendo, sucedió lo que a estas alturas parece
un hecho irreversible.
En resumidas cuentas, hoy
en día Damián se expresa en una lengua ininteligible para el resto de sus conciudadanos,
por más que tanto él como ellos parecen poner todo su empeño y mejor voluntad
para que las cosas se clarifiquen, y así poder entenderse. El cambio drástico
que se ha producido en el lenguaje de este hombre no parece fruto de una
voluntad de ruptura, sino más bien de una deriva sutilísima que hizo que las
palabras que pronunciaba se fueran haciendo poco a poco incomprensibles.
Primero fueron sin duda algunos giros del lenguaje, originales pero extraños y
poco comunes. Luego la introducción de palabras nuevas, después la alteración
de la sintaxis y el orden de las frases con el empleo de figuras literarias y
tropos desconocidos, y lo que en principio fue tomado como pura originalidad y
hasta pedantería, enseguida resultó algo absolutamente ajeno a los oídos de la
gente, suscitó su perplejidad y condujo al cabo de poco tiempo a la situación
actual.
Aunque se debe añadir que
quizás lo más llamativo del caso resulta que tanto por parte de Damián como de
quienes le rodean y escuchan, todo parece ser fruto de un mecanismo
inconsciente que nadie supo prever a tiempo, o consecuencia de una falta de
acuerdo por las dos partes en algún aspecto básico, pues ambas manifiestan (en
el caso de Damián sobre todo por sus gestos) que nunca estuvo en su ánimo
llegar a la situación en la que se ha desembocado.
Debe aquí afirmarse
definitivamente que este hombre habla en una lengua que sólo él conoce con la
convicción de que quienes le rodean la entienden, y que lo contrario no le cabe
en la cabeza. Y hasta es posible que incluso pueda llegar a imaginar que es
fruto de una conspiración contra su persona. Y es lógico, pues si uno se guía
por la entonación y hasta la cualidad y estructura de las palabras que
constituyen dicha lengua, da la impresión de que debería resultar perfectamente
comprensible. Pero no es así, y a esa primera impresión sigue una perplejidad
paralizante para ambas partes, pues también los gestos que acompañan a dicho
lenguaje resultan habituales del que Damián ha olvidado.
Transcurridos ya meses, y
según algunos incluso años, que esto sucede, la situación ha llegado a un punto
en que la tensión está alcanzando cotas inusitadas, pues la convivencia no
resulta sencilla por razones perfectamente comprensibles. De una forma más o
menos velada, que parece ir aumentando con el transcurso de los días, en la
parte mayoritaria va cobrando fuerza la opinión de que Damián sabe
perfectamente lo que hace, y que su actitud es una estrategia perfectamente
urdida con la intención de llegar a un punto de no retorno. Cual pueda ser el
objetivo de tal forma de actuar, es algo sobre lo que quienes lo sugieren no
llegan a ponerse de acuerdo. Algunos hablan de enfermedad, otros de un egoísmo
patológico e incluso de un lenguaje cifrado para elementos infiltrados en la
masa, pero cada vez son más los que
opinan que las pretensiones de Damián son muy claras y concretas, aunque al
decirlo, ni ellos mismos lleguen a precisarlo con claridad.
La situación a fecha de
hoy es, por lo tanto, de bloqueo absoluto, a pesar de la aparente buena
voluntad, y de que han surgido propuestas para organizar foros, reuniones y
hasta congresos para estudiar a fondo el problema. Resulta evidente que la
convivencia con Damián se hace cada vez más difícil, y nadie quiere llegar a
considerar una solución sencilla que está en la mente de todos, pues al fin y
al cabo, el pobre hombre tampoco ha hecho mal a nadie. El problema en cualquier
caso es muy grave, pues empiezan a detectarse entre ciertas personas los
primeros síntomas de cambios en su propio lenguaje, e incluso en su manera de
actuar, y lo que antes era claro y diáfano para todo el mundo, ya solo resulta
evidente para determinados grupos.
Damián está en minoría, y
tiene por lo tanto un problema, pues de seguir así las cosas podría generarse un caos colectivo y la
situación hacerse inmanejable: una Torre de Babel surgida prácticamente de la
nada. Alguien debería decírselo aún a riesgo de no ser comprendido, pues con
más frecuencia de lo que se cree, en determinadas circunstancias se toman
decisiones a contrapelo de los propios sentimientos. Es posible que solo fuera
necesario un logopeda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario