sábado, 12 de julio de 2014

ONTOLOGÍAS (MARUJAS TRES)

 Maruja, como creo que te anuncié el otro día hoy quiero centrarme en temas que estoy seguro que llegarán a interesarte. Quizás no de forma inmediata, pero ahora que con frecuencia permaneces tumbada sobre la arena, creo que es el momento de ponerse manos a la obra. Tú solo tienes que permanecer como estás, bien sea de u lado o del otro, con la certeza de que los rayos ultravioleta harán su cometido cabalmente. Déjate arrullar por la cadencia de las olas batiendo sobre la orilla y procura desentenderte del griterío de los niños. Es temprano y todavía no habrá demasiados. Aprovecha, pues, la ocasión.
Mira Maruja, para empezar te diré que no es lo mismo el ente que el ser, aunque así, a bote pronto, pueda parecer la misma cosa. Por poner un ejemplo que te atañe de cerca, tus chancletas son entes, existen como las olas que escuchas o las gaviotas que pasan graznando sobre tu cabeza. Pero verdaderamente no son, porque no interaccionan con el mundo de forma consciente, solo guiados por el azar o el instinto. Están ahí, que duda cabe, pero en cierta medida son inermes y sujetos a dictados que le son ajenos. Tú, sin embargo, Maruja, eres diferente, y reúnes en ti misma las cualidades por la que el ser que eres, efectivamente es y se realiza. Esa autoconciencia te da, igual que a mí, una responsabilidad para realizarte. Eres un ser arrojado al mundo- el dasein heiddegeriano- que deberá realizarse cumpliendo una misión específica dada su naturaleza. No sé si me explico, Maruja. En cualquier caso, volviendo a la chancleta, o la zapatilla si te resulta más adecuado, creo que estarás de acuerdo conmigo en que no tiene ninguna misión que no sea la que tú misma le has dado. Pero no quiero abrumarte con este lenguaje tan oscuro que posiblemente ni quien lo creó llegaba a comprender. Y en eso estoy convencido que estarás conmigo si no te has dormido ya, lo que aprovecho para recordarte que no es conveniente tomar el sol sin protección. De todas maneras si estos temas te interesan, te animo a que te metas en google y  busques por cualquiera de las palabras que he mencionado. Especialmente, ente, ser y dasein, por si pueden arrojar alguna luz que te haga ver claro o te tranquilice. No siempre es conveniente darle a la cabeza más de lo que ésta necesita.
Claro que no te he preguntado si manejas todos estos artefactos que se han puesto de moda en los últimos tiempos, especialmente el ordenador que es algo fabuloso, aunque si te digo la verdad hay que andarse con pies de plomo. No solo porque su manejo en ocasiones no es tan simple como se dice, sino porque una vez metidos en faena, te puedes encontrar cantidad de información defectuosa que más que aclarar las cosas, las puede complicar. Y al llegar a este punto, ahora que veo que todavía pestañeas y tengo un indicio de que no duermes, te voy a decir una cosa. Para mí muchos de estos tipos que se han dedicado a la filosofía no están muy bien de la chaveta. Se inventan un lenguaje y unos conceptos que solo ellos entienden para a continuación optar enseguida a un puesto de profesor en un instituto, y los más osados a una cátedra en la universidad: formas de ganarse la vida en cualquier caso más cómodas que las de arar la tierra o poner ladrillos subidos a un andamio.

No les hagas por lo tanto demasiado caso, Maruja. Sigue siendo la persona sencilla que eres y diviértete a tu manera. Huye de lenguajes demasiados retorcidos o alambicados, pues te confesaré que al oírte se te entiende todo perfectamente aunque, eso sí, recuerda que cuando estés comiendo no debes hablar. Te lo que te dije en mi primera carta, y tus vecinos de mesa te lo agradecerán. Bien, pues hoy no se me ocurren otros asuntos con los que entretenerte, y mira que lo siento, pues sé que en el fondo eres una mujer que ama la compañía y el puro hecho de que la hagan caso, lo que como verás yo me tomo muy en serio. Supongo que un día de estos, como hacías cuando yo era un crío, te darás un buen paseo por los alrededores de la playa monte arriba, desde  donde se pueden ver unos paisajes maravillosos. Te diría que en esos momentos que tanto se prestan a la contemplación poética (el mar en el horizonte, la brisa trepando por los acantilados, el olor a menta y albahaca en el campo), te diría, insisto, que no te olvides de las vacas. Están allí ajenas muchas de ellas a un futuro ingrato, dado su carácter pacífico y hasta maternal. Míralas de cerca a los ojos y trata de captar en ellas un atisbo del ser, como antes te dije, que no constituyéndolas, de alguna manera alienta dentro de ellas. Son casi humanas y representan la imagen bucólica de un tiempo que deberíamos recuperar para llegar a ser nosotros mismos. Y me detengo aquí con la certeza de que el día de hoy nos ha resultado a ambos muy provechoso. Mu.

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