Queridos Alumnos, una vez más me dirijo a ustedes para seguir hablando de ese órgano fundamental de nuestra anatomía, al que hoy me referiré en plan más ortodoxo como ano. De entrada no creo que sea preciso dar más explicaciones sobre su funcionamiento, pero contraviniendo a lo dicho el último día en la lección correspondiente, quiero añadir unos detalles que completarán una visión global del mismo, El ano, nuestro querido culo, independientemente de su abnegada labor para el mantenimiento de la homoestasis de nuestro organismo, puede sufrir algunas alteraciones, que siendo prácticamente inocuas, sí creo que por sus consecuencias, por más que estas sean leves, merecen reseñarse. En primer lugar tenemos las hemorroides o más vulgarmente almorranas, que no se trata más que de inflamaciones en general benignas en el mismo tejido del ojete, normalmente debido al esfuerzo que en ocasiones tenemos que hacer para que los excedentes alcancen el exterior de nuestro especialmente si estos salen en forma de zurullo, que al ser rígido y compacto puede originarlos. A tal hecho se suele llamar estreñimiento, que puede ser de tipo genético o debido a una dieta pobre en fibra, fruta y vegetales. Son estas pues las primeras dificultades que nuestro ano debe enfrentar. Estas inflamaciones pueden ser internas o externas y en cualquier caso su tamaño oscila entre el de una lenteja o un garbanzo, lo que en ciertas ocasiones origina hemorragias que en pocos casos requiere la intervención del cirujano. Algo más común, sin embargo, son las flatulencias aprisionadas en el recto que se libran sonoramente acompañadas de un ruido perfectamente identificable, conocidas como pedos, algo que quien quiera enterarse con detalle (y hasta rima poética), puede consultar al egregio escritor español del Siglo de Oro Quevedo, aficionado a los mismos con igual intensidad que a la nariz de su colega y coetáneo don Luis de Góngora y Argote (las doce tribus de narices eran….remember?). Los pedos suelen ser benignos y nada peligrosos aunque con el hábito de llegar acompañados de un aroma que para nada admitirían entre sus productos las casas Dior o Chanel. Habitualmente se producen de una forma alegre y desinhibida sin acompañarse de ningún producto. Al autor se le suele llamar simple y llanamente cerdo, aunque la palabra vaya acompañada de risas y jolgorio a granel.
viernes, 4 de diciembre de 2020
OJOS SEIS
Queridos amigos, quiero decir alumnos, verán que hoy me he atrevido a llamarles así esperando que ninguno de ustedes, o de vosotros, se moleste. Con el tiempo como ya sin duda se habrán dado cuenta, van llegando las experiencias, y con éstas, cuanto más íntimas, la sensación de amistad. Es por eso que ya me atrevo a llamarles de esa manera, porque como a estas alturas ya sois conscientes, hablar del culo con toda franqueza corresponde a una de esas áreas que he llamado íntimas. Y no solo por su ubicación remota, prácticamente oculta para nosotros mismos (¿alguien de entre vosotros se mira el culo con frecuencia?: lo dudo, aunque sería algo totalmente lícito, desde luego, aunque significativo) sino por su función, que como comprenderéis no voy a explicaros otra vez. Y aquí quiero prolongar aun un poco más algunos detalles que aunque posiblemente ya están en vuestras mentes, no creo que esté de más aludir a ellos brevemente. Hablamos días atrás del estreñimiento o las dificultades para ir al baño (la palabra defecar que es la correcta nunca me gustó, lo que no deja de ser un eufemismo, lo reconozco). Pues bien, según mi experiencia mucho más dilatada que la de ustedes, los medicamentes más adecuados son los supositorios ROVI de toda la vida para ocasiones de emergencia, y últimamente una solución en polvo llamada MOVICOL, un sobre diario. Luego como norma general tenemos la dieta adecuada, ya mencionada con anterioridad y la compota o caldo de ciruelas pasas, a gusto. En plan más sofisticado están y son de amplio uso hoy en día los laxantes por vía anal, de los que les aconsejo los micro enemas (Microlax) de acción rápida. Las lavativas y enemas mayores pueden ser también muy efectivos en caso atasco mayor, pero, ojo, tienen el peligro de hacerse adictivos( en realidad, todos los mencionados) porque tienen tolerancia, es decir pueden ustedes acostumbrarse a ellos y pedir cada vez más y con más frecuencia, es un fenómeno con el que espero que ustedes no tengan nunca nada que ver, siendo algo muy estudiado por su relación con el consumo de drogas ilegales y algunos psicofármacos de venta en farmacias, concretamente las benzodiacepinas (valium, lorazepan, etc…) . Por otro lado, y de eso hablaremos ya con toda certeza el próximo día, la fijación excesiva en el ano y las funciones que lo caracterizan está muy vinculada con la detención en la fase anal que definió con bastante precisión el inventor del psicoanálisis, un tal Sigmund Freud, que más allá de lo cierto o no de sus teorías, es hoy en día a pesar de haber fallecido hace tiempo, casi un siglo, es uno de los personajes más famosas de la historia. Y en concreto en Argentina a la zaga por los pelos del archifamoso futbolero llamado Maradona, que al parecer tuvo algo que ver con alguna de las sustancias aludidas poco más arriba( y también es cierto que el primero mencionado también fue un aficionado a la misma, llegando incluso a escribir un libro).
miércoles, 25 de noviembre de 2020
OJOS UNO
Queridos alumnos, hoy vamos a hablar del culo, ese lugar de nuestra anatomía sin el cual nuestras vidas se nos harían simplemente insoportables. Y no me refiero a los que algunos podrían entender como una superficie llamada nalgas o posaderas, o desde un punto de vista más riguroso, glúteos. Precisamente vamos a hablar de todo lo contrario, un lugar único cuya principal característica es precisamente su falta de superficie, su ausencia. Se trata por tanto de un agujero, cuya nombre en la nomenclatura naval podría ser llamado espiche, aunque lo evacuado por él no sea precisamente agua como en las embarcaciones.
Desde un punto de vista operativo, el culo cumple una función teleológica, o lo que es lo mismo, finalista. Se halla al final del aparato digestivo, esófago, estómago, vesícula, hígado, páncreas, intestino (colon y recto incluidos). Su función, como todos ustedes saben, es finalizar el proceso de la digestión de los alimentos y liberar los productos de desecho, quedándose los aprovechables dentro del organismo, y pasando a formar parte de nuestros cuerpos, donde pueden colaborar a la victoria de un as de los cien metros lisos o al hallazgo de la teoría de la relatividad especial y general. Lástima que no estén aquí presentes Alfred Einstein ni Usaín Bolt para dar fe de tales afirmaciones (aunque quizás hubieran puesto algunos reparos).
Este agujero, dado su hermetismo, impide absolutamente la entrada de la luz en el interior del aparato digestivo en todo momento, excepto mínimamente cuando literalmente estemos cagando. En ese sentido podemos afirmar que el culo es prácticamente un agujero negro del que tampoco puede salir la poca luz que haya podido entrar en los momentos antedichos. Por otro lado, y ya que hemos hecho alusión al campeón de raza negra y recordman mundial de los cien metros lisos, Usaín Bolt, podemos afirmar que en su caso se trata de un agujero negro doble, pues hasta el horizonte de sucesos (ver wikipedia) de su culo también es negro. No hay en él pues la mínima posibilidad por lo tanto de percibir la radiación luminosa de Hawkins (ver de nuevo wikipedia) saliendo al espacio. El cuerpo humano de esta manera se vuelve una especie de réplica a escala reducida del universo, algo que alguien tan enterado de los asuntos estelares como Carl Sagan no creo que llegara en su día a intuir. Por otro lado, es de sobra por todos conocido el apelativo casi cariñoso con el que es conocido tal lugar, llamado con frecuencia ojo del culo, refiriéndose sin duda a su forma y ubicación, pero también posiblemente a una intuición humana que supone que con la ayuda del nervio óptico, la córnea, la pupila, el iris, el cristalino y la retina… podría cumplir una función fundamental en el estudio del terreno y la guerra contra-minas.
OJOS DOS
Queridos alumnos, recordarán ustedes que en la clase del último día nos ocupamos, aunque fuese de una forma un tanto somera, del culo, del mismísimo ojo del culo, un lugar de nuestro cuerpo al que podemos calificar de escatológico en la medida que viene a finalizar ese proceso en la segunda de las acepciones que da a tal palabra la RAE, a la que les remito por si tuvieran alguna duda. No se trata de la vida de ultratumba ni de los seres arcangélicos, sino de algo mucho más banal tras el proceso de la digestión de los alimentos del que hemos hablado con anterioridad, que como compensación nos proporciona la energía para seguir existiendo y poder repetir la jugada, llegado el caso. Siendo esto así, no creo que se pueda exagerar calificando al susodicho culo de primordial, por más que su ubicación no deje de ocupar un lugar mínimo de nuestra anatomía. Tal artefacto, como a nadie de ustedes se le escapa, está ubicado en un sitio remoto y prácticamente ignorado que solo se activa en ciertas ocasiones, en las que requerido de una forma evidente e inevitable. No deja por lo tanto de ser curioso que salvo incidentes indeseables, su presencia nos pase totalmente desapercibida a pesar de su importancia. Y para que ustedes sean conscientes de este hecho, les ruego (y pido perdón al mismo tiempo, si alguien se siente ofendido), que hagan el favor de tomar consciencia en este preciso momento de su existencia. Para ello, utilizando los músculos que movilizan el trasero, culo mejor, movilícenlo mediante el peristaltismo rectal hasta que lo perciban con toda claridad. Eso sí, sin insistir ni forzar, no vayamos a tener una desgracia, que andamos escasos de papel en clase. Veamos: uno, dos, uno, dos, uno, dos…bueno ¡ya basta! Vean como algo tenido como ignoto se manifiesta sin ningún complejo.
Les ruego ahora, que haciendo un esfuerzo mental intenten realizar un paralelismo con dos entidades de las que nos hablan respectivamente la mayoría de las religiones y la ontología filosófica. Me refiero en concreto al alma y el ser. De este último se ocupó en el siglo veinte un famoso filósofo que inició una de las corrientes más importantes del mismo, Martin Heidegger, que más allá de ser un filósofo renombrado y el primer existencialista, se destacó por ser un auténtico hijo de puta que no dudó en apoyar a un tal Adolfo Hitler, algo que después de todo podría no ser tan raro teniendo en cuenta que en su caso el culo le coincidía con la boca.
OJOS TRES
Queridos alumnos, hoy continuaremos con la investigación que desde hace unos días estamos llevando a cabo sobre el culo, ese yo inverso que nos habita por más que queramos ignorarlo. Una característica que ustedes habrán podido deducir de lo que han oído, es que por tal sitio tiene lugar el tránsito hacia el exterior de determinados materiales inútiles para nuestra existencia, y en ese sentido absolutamente de acuerdo con la evolución darwiniana: lo que no sirve para sobrevivir, sobra. Creo que eso está suficientemente claro ¿Qué diremos en tal caso de aquellos que aprovechen dicho agujero no solo para expeler los sobrantes sino para introducir por el mismo artilugios a todas luces inútiles de acuerdo con los criterios hasta ahora estudiados, esencialmente el de la supervivencia. Oséase: ¿para qué introducirse por salva sea la parte cualquier tipo de cacharro? O hablando en plan académico al que hacen alusión los libros de anatomía, el llamado ano? ¿Es posible que con tal hecho alguien encuentre algún tipo de ventaja o satisfacción? Al parecer los gay sí, contraviniendo de tal modo lo que la madre naturaleza organizó en sentido contrario. Introducir por el culo un artilugio sea cual sea su función no deja de ser un contrasentido, máxime si al que venimos llamando culo le da precisamente por llevar a cabo su función auténtica, cuya conclusión sería que la llamada concretamente mierda, tenga algo que decir en el asunto, contradiciendo de esta manera su tendencia natural a ver la luz del sol. Este es un tema del que se habla poco, pero que sin duda está en el imaginario de quienes ven en este tipo de aficiones algo contra natura. Aunque, oigan, para gustos se hicieron los colores y allá cada cual con el uso que haga de su ojete. Otro nombre que con cierto sentido del humor y yo diría que casi de afecto, viene a corroborar lo dicho sobre la posible utilización del a estas alturas celebérrimo culo.
En próximos días para ir terminando con este tema apasionante (les recuerdo que cada cual puede ponerle los adjetivos que le gusten), daremos un giro radical a los puntos de vista que hemos mantenido hasta ahora, casi estrictamente fisiológicos, y relacionaremos el objeto de nuestros desvelos con el desarrollo de la psique humana, en donde desde determinadas áreas del conocimiento el culo tiene su importancia, pues lo mismo podría conducirnos a obtener un premio Nobel en cualquiera de la materias que se estudian en la universidad, que a llevarnos de cabeza al hospital psiquiátrico provincial
martes, 24 de noviembre de 2020
OJOS CUATRO
Buenos días, queridos ami…perdón porque a estas alturas de la exposición he estado a punto de llamarles amigos, algo que a pesar de todo supongo que ustedes me perdonarían, ya que cuando uno habla de forma reiterativa de temas tan íntimos, puede caer en el desliz de calificar indebidamente las relaciones. Aunque, créanme si les digo que a pesar de nuestra diferencia de edad, nuestros culos- el de ustedes lógicamente y el mío- no se diferencian tanto, por ejemplo, como el número de pelos en nuestras cabezas, y como todos ustedes tienen ojos en la cara no tendré que dar más explicaciones. Bien, hoy me voy adentrar siguiendo nuestros conocimientos quasi exhaustivos sobre el culo, en un tipo de consideraciones que supongo que a ustedes por su edad pueden coger por sorpresa. Me refiero al punto de vista psicoanalítico sobre la función del culo en el desarrollo de la mente humana. Para ello echaré mano de algo de lo que tengo la certeza que para ustedes no será totalmente desconocido, y me refiero como norma general a la satisfacción que unos siente en los instantes posteriores del puro hecho de cagar ( o como dice la jerga popular “poner un huevo” o “plantar un árbol”). O lo que es lo mismo de decir adiós a los excedentes. Seamos sinceros ¿Quién no se demora al menos unos instantes tras el acto sentado cómodamente en el trono? Y quien incluso minutos después, arrellanado ya en el sofá o disfrutando al aire libre, no guarda consigo la agradable sensación a la que nos venimos refiriendo? Si son sinceros creo que estarán de acuerdo conmigo. Pues bien, esa sensación es una reminiscencia de nuestros años infantiles, cuando aproximadamente a los tres todos disfrutamos del contento de poder manejar a nuestro antojo los esfínteres, y como consecuencia de poder disfrutar de nuestras caquitas a nuestro antojo. ¡Ah felicidad de la inocencia que nos permitía jugar con ellas en soledad cuando nuestras mamás dejaban de vigilarnos, y éramos capaces de construir terracotas que posiblemente no sería muy diferentes de las esculturas minimalistas de algunas exposiciones de vanguardia!
Y después de dicho esto, es cuando definitivamente me voy a dedicar a lo que les anuncié el día anterior, es decir, la importancia del manejo en tal sentido del culo de acuerdo con las “tópicas” freudianas y el desarrollo psicosexual del infante humano, y por lo tanto de él mismo se hallara donde se hallara a lo largo de la historia. Por ejemplo, en las cuevas de Altamira o en los campos de batalla de Austerlitz.
lunes, 19 de octubre de 2020
GUERMANTES
Me preocupa este desasosiego matinal que me sorprende como una boa constrictora al doblar una esquina en Manhattan. Como ella me aprisiona y aovilla, sabedor de que es en esos primeros momentos donde todo se juega. Tengo aún opciones para escapar, es cierto, pues el dribbling y el gambeteo siempre fueron dominados por una piernas, las mías, hechas para el regate en corto. Que no se me pidan, sin embargo, galopadas a lo largo de la banda que para eso ya con otros fue suficiente. Elegidme, si tal fuera necesario para el ingenio breve y fulgurante, esa capacidad para parecer lo que no se es, o siéndolo, parecerlo aún más. Ya sé que puestos a ello cada cual es capaz de buscar alternativas, y los itinerarios pueden rectificarse cuando se sabe que el peligro acecha detrás de una esquina. Se desprecia a mi modo de ver, el paso lento y mesurado, como si solo la velocidad y no la amplitud de zancada fuera lo importante, aunque ya sé que el compás no siempre puede abrirse todo lo que uno desearía. El aprendizaje de la lentitud es algo en general poco considerado, se olvida esa íntima satisfacción, casi deleite, de detenerse y apreciar el paisaje, urgidos por una prisa que solo nos conducirá al despeñadero. Dada la boa y las esquinas, no haríamos mal en suponer a priori que toda precaución es poca, pues con la primera es inútil eternizarse en divagaciones, teniendo tales seres como único argumento el aumento de la presión por centímetro cuadrado, y con las segundas ser conscientes de la opacidad del 95% de los materiales sólidos habituales en las esquinas y chaflanes. Si actuamos como alguien que sabe apreciar la importancia de los razonamientos, es más que posible que permanezcamos a una distancia racional de la, digamos, fiera, y que incluso podamos pasear a su alrededor tranquilamente, y observar las maravillas de la madre naturaleza puede conferir a los seres vivos, anden naden o vuelen. O como es el caso se arrastren por el suelo. Los ofidios nos pueden enseñar la importancia de la lentitud a la que más arriba se aludió, pues es bien sabido que por mucho que se apuren, nunca podrán competir con un antílope, ni, guardando las distancias, con las arañas tejedoras, aunque resulten netamente superiores a las tortugas. Prevenido pues por sustos precedentes, tomo la calle de amanecida en el preciso momento en que los servicios municipales de limpieza recitan las últimas estrofas de los poemas que Federico García Lorca dedicó a Nueva York, cuando las boas deciden por fin regresar a las alcantarillas, donde mantienen una relación ambivalente con las ratas, pues lo mismo confraternizan con ellas que se las tragan sin decir ni siquiera esta boca es mía. Duro y bello oficio este de paseante que nunca alcanzará en este lugar del mundo la belleza europea de Guermantes, y para nada recordará a los paseos y ensoñaciones de Jean Jacques Rousseau, cuando estimaba en un rapto de melancolía y abandono que se hallaba solo en el mundo, sin más hermano, amigo ni sociedad que él mismo
C.I. (i.q.)
Hablaremos de todo lo divino y lo humano. Y de lo estrictamente alienígena llegado el caso.
No tener dientes no es señal de falta de apetito. Chupar los hace inútiles, y ese es tu caso en lo que a mí respecta hablando del tema que nos ocupa, y que no es cuestión de hacer público.
Su temperatura corporal apenas oscilaba entre los 36.5 grados Celsius y los x grados Farenheit Si murió de fiebre es sin duda por culpa de este último, salvan sean las equivalencias.
¿Quieres saber en realidad quién eres con tu escaso uno sesenta de estatura? Te lo diré de inmediato para que no te equivoques. De entrada olvida los espejos y no participes en formularios con la pretensión de hallar tu C.I. No se trata en absoluto de nada que tenga que ver contigo mismo, aunque mirar al horizonte y decir basta tampoco sería una solución acertada. Déjate estar, en eso puede consistir tu propio ser, aunque nunca se sabe.
¿De qué se trata entonces si afirmas con toda contundencia que el tema que nos ocupa no es lo que parece? ¿Debemos suponer antes de nada que lo primero sería la posibilidad de un hic et nunc que ni siquiera pueda definirse? Por mi parte, allá tú y tus latinajos, dicho sea esto con todos los respetos.
Escribía novelas de pequeño formato, ni siquiera nívolas unamunianas. Algo del estilo “Nació y tuvo una infancia feliz a pesar de la muerte prematura de sus progenitores y varios asesinatos no resueltos. Murió sin embargo en paz”. O también “Adoraba la alacena por razones que nunca supo explicar, no se trataba de ninguna manera, según propias manifestaciones, de su forma levemente alabeada ni la textura un tanto rugosa de su madera. Fue un misterio hasta el mismo día que la prendió fuego. O la tiró por el balcón, que la memoria es corta. Quizás se trata de ambas cosas consecutivamente”.
El ventilador ventila, qué duda cabe. Pero ventila poco, y esta capacidad mermada podría convertirlo además de un aparato vagamente eólico en función de la definición de la RAE. O quizás en un armatoste que para qué, según la mía. Quizás solo se trata del vago rumor de las olas rompiendo contra la playa. Cerca del mar no sería sorprendente
Adenda para groseros sin prejuicios.
La fuerza de la gravedad, sea esta lo que sea (la atracción de los cuerpos sólidos situados a cierta distancia o la estructura del espaciotiempo cuando un cuerpo pesado lo deforma), me importa tres cojones. Y hablando del escroto puedo manifestar que a mis setenta y pico años, debido a cualquiera de ambas posibilidades, hay días que me llega prácticamente hasta las rodillas. Y no digo nada si estoy muy relajado: digo a media pantorrilla y me quedo corto.