Buenos días, queridos ami…perdón porque a estas alturas de la exposición he estado a punto de llamarles amigos, algo que a pesar de todo supongo que ustedes me perdonarían, ya que cuando uno habla de forma reiterativa de temas tan íntimos, puede caer en el desliz de calificar indebidamente las relaciones. Aunque, créanme si les digo que a pesar de nuestra diferencia de edad, nuestros culos- el de ustedes lógicamente y el mío- no se diferencian tanto, por ejemplo, como el número de pelos en nuestras cabezas, y como todos ustedes tienen ojos en la cara no tendré que dar más explicaciones. Bien, hoy me voy adentrar siguiendo nuestros conocimientos quasi exhaustivos sobre el culo, en un tipo de consideraciones que supongo que a ustedes por su edad pueden coger por sorpresa. Me refiero al punto de vista psicoanalítico sobre la función del culo en el desarrollo de la mente humana. Para ello echaré mano de algo de lo que tengo la certeza que para ustedes no será totalmente desconocido, y me refiero como norma general a la satisfacción que unos siente en los instantes posteriores del puro hecho de cagar ( o como dice la jerga popular “poner un huevo” o “plantar un árbol”). O lo que es lo mismo de decir adiós a los excedentes. Seamos sinceros ¿Quién no se demora al menos unos instantes tras el acto sentado cómodamente en el trono? Y quien incluso minutos después, arrellanado ya en el sofá o disfrutando al aire libre, no guarda consigo la agradable sensación a la que nos venimos refiriendo? Si son sinceros creo que estarán de acuerdo conmigo. Pues bien, esa sensación es una reminiscencia de nuestros años infantiles, cuando aproximadamente a los tres todos disfrutamos del contento de poder manejar a nuestro antojo los esfínteres, y como consecuencia de poder disfrutar de nuestras caquitas a nuestro antojo. ¡Ah felicidad de la inocencia que nos permitía jugar con ellas en soledad cuando nuestras mamás dejaban de vigilarnos, y éramos capaces de construir terracotas que posiblemente no sería muy diferentes de las esculturas minimalistas de algunas exposiciones de vanguardia!
Y después de dicho esto, es cuando definitivamente me voy a dedicar a lo que les anuncié el día anterior, es decir, la importancia del manejo en tal sentido del culo de acuerdo con las “tópicas” freudianas y el desarrollo psicosexual del infante humano, y por lo tanto de él mismo se hallara donde se hallara a lo largo de la historia. Por ejemplo, en las cuevas de Altamira o en los campos de batalla de Austerlitz.
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