sábado, 15 de abril de 2017

SIESTAS



Habla con los objetos inanimados. En general les dice cosas agradables e incluso muy agradables que a cualquiera de los que no lo somos también nos gustaría que nos dijera. Pero no siempre es , y cuando hay que soltarles cuatro frescas se las suelta sin problemas. El otro día sin ir más lejos cuando se estaba peinando y percibió que el peine no cumplía su cometido como era debido, le puso de chupa de dómine. Qué si tanto nácar, qué si tantas púas para qué, si luego era incapaz de ponerle los pelos en su sitio. El hecho de que sea prácticamente calvo y tal cosa sea imposible le tiene sin cuidado.

Anda y sonríe. O para decirlo con más exactitud, cuando anda siempre sonríe. Al parecer se ve forzada a ello por un impulso que no puede controlar, y en cierta ocasión que le preguntaron el motivo, contestó que tal cosa era consustancial con ella, o lo que es lo mismo, que no puede andar sin sonreír. Sin embargo, lo contrario no sucede y puede perfectamente sonreír cuando está sentada en el sofá o en el sillón. De todas formas los más allegados y sus amistades próximas afirman que siendo cierto lo anterior, también lo es que cuando sonríe estando en posición sedentaria, se ve obligada a realizar alguna de las actividades siguientes. Primera, empieza a hablar torrencialmente sobre la belleza del movimiento continuo o segunda, mueve agitadamente cualquiera de ambas piernas como si en cualquier momento fuera a levantarse y echarse a andar.

Emeterio duerme la siesta con frecuencia pero de forma irregular. No puede hablarse de una periodicidad  definida. Es por lo tanto según él una necesidad aleatoria, que lo mismo hoy sí y mañana también que a partir del día siguiente, cinco seguidos no la duerme. Claro que la verdad es que hasta este momento nadie sabe a ciencia cierta si Emeterio efectivamente duerme la siesta o solo dice que se va a dormirla, pues nadie ha comprobado que una vez en su cuarto efectivamente la esté durmiendo. De hecho, cada vez son más los que dudan porque con frecuencia cuando debería estar haciéndolo, detrás de su puerta se oyen unos ruidos muy extraños incompatibles con el sueño y que para nada se trata de ronquidos. Emeterio tiene un carácter fuerte, y en su familia que es la más interesada nadie se atreve a entrar en su habitación sin previo aviso. Podría estar haciendo cualquier otra cosa y molestarse. Podría, por ejemplo estar leyendo, practicando yoga o haciendo papiroflexia y se iba a poner como un basilisco dado su mal carácter. Y no digamos nada si fuera sorprendido masturbándose, algo después de todo no tan extraño, pues en los últimos tiempos afirma que está perdiendo vista a pasos agigantados.

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