sábado, 15 de abril de 2017

LUZ DIVINA



Desde que dejó de ser niña Luz Divina se consideró solo un cuerpo. Recuerda que hasta entonces ella era sobre todo otra cosa. Ideas, pensamientos, sensaciones, pero desde que le bajó la regla y su mamá le dijo que ya era una mujer, Luz Divina insiste en que se convirtió solo en un cuerpo. Ella dice que es difícil de explicar, pero que era así. A veces para que la entiendan señala a los chuchos con los que se cruza por la calle y dice “Están, ahí, hacen sus cosas y ya está. Eso es todo. Pues así me sentía yo”. No es fácil entenderla aunque dé la impresión de que trata de decir que dentro de ella, en su cabeza no había nada más. Que no pensaba en absoluto, como se dijo más arriba y que solo se guiaba por las sensaciones de su cuerpo. Si el cuerpo le decía que sintiese tal cosa no podía hacer nada para evitarlo. Posiblemente quiere dar a entender a quienes se interesan en ella que tenía una mente muy simple incapaz de elucubraciones complicadas y no digamos nada de pensamientos abstractos. Y sin duda fue por eso por lo que no pudo terminar el bachillerato.
     Algunos pensaban que estaba loca y sus padres acabaron llevándola al médico que lo único que pudo decirles es que Luz Divina era una chica muy elemental: “con cierto retraso” fueron las palabras justas. Pero nada excesivamente grave en resumidas cuentas. De hecho, aunque corta de palabras jamás decía una tontería chocante. A los dieciséis años la mandaron a servir a una casa de unos señores importantes en la ciudad. Allí estaría bien y al menos tendría asegurado un techo y la manutención. Sus padres la iban a ver de tiempo en tiempo y nunca tuvieron la menor queja de ella que, al parecer, se portaba muy bien y realizaba las faenas de la casa a la perfección. Pero inopinadamente, pasados poco más de dos años, recibieron el aviso de que luz Divina había desaparecido de la noche a la mañana sin dar explicaciones y no había manera de dar con ella. Alarmados, como es natural, sus padres se trasladaron a la capital para investigar, pero lo cierto es que la policía pronto dejó de interesarse porque ya era mayor de edad y estaba claro, en su opinión, que se había ido voluntariamente.
        Lo cierto, sin embargo, según luego se ha sabido, es que Luz Divina se había trasladado a la capital del país y se había instalado en el barrio chino. Poco antes se había casado bajo un nombre falso con un tipo rico que la mantenía y cuidaba. No obstante, con independencia de tal cosa,  ella también ganaba su dinerito recibiendo a algunas conocidos de su marido. Trabajaba en su propio domicilio y disfrutaba de una clientela selecta. Al parecer se había corrido la voz de que aquella mujer en la cama era una maravilla, pues como no pensaba nada en absoluto, abandonaba su cuerpo a los clientes con total desinhibición, sin remilgos ni cortapisas de ningún género. Su protector, que recibía a las visitas como si se tratara de la consulta de un médico o un gabinete de abogados de prestigio, dosificaba sus encuentros para mantenerla en forma y que el negocio no se fuera al garete.
     Cabe decir para terminar esta breve historia que si el paso de la niñez a la juventud de Luz Divina había supuesto una pérdida dolorosa, poco después significó un hallazgo salvador, pues pudo mantenerse en el gremio durante muchos años a pleno rendimiento. Y finalmente, apenas pasados los cuarenta, pudo deshacerse de su marido e instalarse por su cuenta montando su propio negocio sin tener que emplearse personalmente, salvo con las autoridades y capitostes con los que era conveniente tener buenas relaciones. Pudo a partir de entonces llevar una vida acomodada en la que de nuevo fue capaz de pensar y tomar las riendas de su vida y hacer otra algo más que satisfacer a los hombres. En concreto en temporada baja pudo viajar a voluntad y conocer mucho mundo. Cuando se decidió finalmente a visitar a sus padres, justificó su ausencia explicando que había sido raptada en primera instancia por los tupamaros viviendo algunos años en Argentina, para caer luego en manos de la guerrilla colombiana, dedicándose durante cierto tiempo al trapicheo de coca, y siendo una de las favoritas de Pablo Escobar. Afortunadamente sus padres no se enteraron de nada, afectados hacía tiempo de un alzheimer galopante.

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