Como te digo una cosa te digo la
otra, mira tú, que a mi no me duelen prendas y si hay que rectificar pues
rectifico, que para eso uno tiene boca y lo que hay qué tener. A ver si nos
entendemos, que a veces pasa lo que pasa porque no se habla claro. Ya me
entiendes, que tu de esto sabes y cuando no hay derecho pues no hay derecho y
ya está. Porque claro la gente le da a la sin hueso y luego qué. Lo que te
digo, que esto es así y no hay quien lo mueva por más que digan que si esto que
si lo otro. Que ya tengo muchos años para que me vengan con esas. Lo que te
digo, que siempre ocurre lo mismo, mucha boca, pero luego nada.¿Qué dijeron la
otra vez? Lo mismo ¿y que paso? pues nada, y eso es lo que hay por mucho que larguen
que si ahora va ser así o de la otra manera, que toda se va a arreglar, pero al
final nos quedamos como estábamos. Hatajo de granujas. Todo para mí y a los demás que le den. Y qué,
aquí seguimos los de siempre y allí siempre los mismos, que eso no hay quien lo
cambie. Como te lo digo, que a mis años ya tengo corrido lo suficiente para que
me vengan con esas ¡Vamos hombre! Ni que uno fuera tonto o no lo tuviera vivido.
Dale que te pego toda la vida, que si para aquí qué si para allá, y luego la
miseria de siempre. Lo que te digo, hombre, qué a veces tengo la impresión que
os van a engatusar, y a mi de eso nada. Que yo ya no trago ni mijita. Y lo
mismo me dan estos que los otros, aunque uno tiene su educación y claro pues es
diferente. Que el que tuvo retuvo, y en su día ya se demostró lo que hacía
falta, pero hoy, vamos a ver ¿adónde quieren ir a parar? Pues ya se sabe, a lo
de siempre. Llenarse la faldriquera y a los demás puerta, menudo cinismo. Para
mí que la solución ya la sabéis: palo y se acabó. Que a estos en cuanto les
enseñas el garrote se acoquinan por mucho que ahora saquen pecho. No te digo. Lo
que pasa es que no hay cojones y nadie se planta y dice basta. Basta o tiro de
escopeta mecagondiós lo que haga falta y
volvéis a donde no debisteis salir, pero
ya se sabe que los otros se ablandaron y toma ahora las consecuencias. Arriba
hacen falta mandamases con mala hostia, tu ya me entiendes, de los de toda la
vida: al pan, pan y al vino, vino. Y no que si ahora sí y ahora asao ¡como tiene
que ser y hemos terminado! dejarse de mariconerías: que pienso, que me parece, que
quizás ¡cagón la leche! Sacaba la garrota y se iban a enterar. Que lo mismo te
digo una cosa como la otra ¡Chaval, otra ronda! Pues esto es lo que hay, te pongas
como te pongas, que si empiezas a consentir, vienen y se salen con la suya. Y
de eso nada. Qué cojones.
Fdo: Aristóteles
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