miércoles, 7 de marzo de 2018

MAMIFEROS TRES



Continúa lloviendo. Lo hace desde el martes pasado, es decir, hace una semana completa, cosa nada habitual por estas latitudes. En fin, por la ubicación geográfica de este lugar, de clima y continental, donde lo normal por esta época es el tiempo seco y frío. Lo anterior puede parecer una tontería impropia de un varón adulto con la capacidad de raciocinio normal, lo mismo que podría decirse de una mujer, que no es el caso, pues en mis proyectos a corto y medio plazo no figura en absoluto operarme para que tal cosa tuviera un sentido. El asunto es que llueve sin parar, y siento en mi una irritación creciente, que me hace recordar una novela de ciencia ficción que leí hace mucho tiempo, y que si no recuerdo mal, figuraba entre las mejores de ese género según los críticos de un suplemento literario que tampoco recuerdo. Sin embargo sí recuerdo lo complicada que era la vida para los individuos que tenían que vivirla chapoteando continuamente en el barro y con frecuencia calados hasta los huesos. Solo unos pocos, pero precisamente los que ostentaban el poder en aquella especie de república, eran indemnes a aquel mundo acuático, pues al parecer y de una forma netamente darviniana, habían desarrollado una piel escamosa, impermeable a ese tipo de meteoro. De hecho, se había convertido en medio-peces que podían caminar sobre la tierra aunque fuera con cierta dificultad, y que se las componían estupendamente dentro del agua, en donde podían practicar diversos estilos de natación. La trama de la novela, si es que tal obra puede llamarse así (sería un poco largo explicar aquí el por qué), se centraba esencialmente en la lucha del pueblo llano con dificultades para desenvolverse en aquel terrible humedal, para reconquistar el poder que tuvieron una vez cuando el índice de pluviosidad en la Tierra era el habitual. Esta gente tenía muchos problemas para conseguirlo pues los otros, los casi peces, en cuanto se sentían acosados se metían agua adentro en los mares, los ríos o los lagos, y la cosa se les complicaba. La verdad que la trama era una especie de locura, o mejor chaladura infantil que resultaba muy difícil de creer para un adulto con la cabeza sobre los hombros. Creo que esa fue la principal razón por la que creo que no llegué a terminarla. Era una especie de cómic para adolescentes, bastante infumable para quienes como yo, frecuentaba a Joyce, Kafka y los autores rusos del diecinueve.
En otro orden de cosas, en dicha novela se hacía evidente que los mamíferos que aún sobrevivían en una situación tan poco indicada para ellos, estaban en proceso de extinción con la posibilidad a medio plazo de volverse todos peces.

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