Uno, dos, tres. O nada en
absoluto.
Ese ser que me habita
cuál.
Pensar lo impensable
siquiera unos gramos.
Te (lo) diré por fin:
por-fin.
La noche amenazante ayer
sobreviví.
No es posible decías,
pero tampoco.
Hay algo en ti indescifrable
llámalo equis.
Llegará el momento en que
si acaso.
Llegarán las oscuras
gabardinas, sardinas. Bueno: eso.
Cállate de una vez y dime
amor.
Asurpanibal no, pero los
elefantes llegaron a Roma.
No es enano ni siquiera
gigante.
Tengamos las cosas claras:
apaga la luz.
Amanece a todas horas el
sol luminiscente.
España inveterada. No fue
Ortega.
No hay mal que por bien
no ¡venga ya!
Les das la mano y te
cogen el antebrazo.
Quizás todo suceda en
absoluto.
Decir que el día se
presenta abstruso es decir qué.
Discutir por un quítame
allá esas pajas quizás vigas.
Los esfuerzos baldíos,
sí, pero no calvos.
Te lo diré por última vez
quizás mañana.
Pasa la vida, las
locomotoras agonizan.
La lluvia cae con la
mansedumbre de los bueyes ingrávidos.
Los muelles son otra
cosa. O dos.
Será preciso no obstante
sin embargo.
Me aturde ese clamor hecho de monosílabos.
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