Un día sin venir a cuento, Ernesto Gómez
Moratinos se dijo para su fuero
interno ¿pero yo quien coño soy? Y no hallando respuesta, abrió la
ventana de su habitación y saltó al vacío, lo que como es de suponer hizo que
al día siguiente su familia al completo vistiera de luto. E incluso que la
mayoría pensara, también para sus adentros, que lo que había sucedido
cabía dentro de lo normal, porque Ernesto estaba como una chota.
Un día de manera absolutamente imprevista, Ernesto
Jiménez Sandoval se dirigió a su amigo íntimo Lucas Papadopoulos Ramírez
y le dijo ¿y usted quien coño es? Este, como es natural, no se
entretuvo en darle explicaciones, y simplemente le contestó: “un primo de su puñetera
madre, no te jode”. A lo que a su vez, Ernesto con una amplia sonrisa
respondió: “Ah, entonces, bueno”.
Un día cualquiera los vecinos de Ernesto
González-Dip se dieron cuenta de que este solo decía gilipolleces.
Por ejemplo: “¿y por qué mañana no nos vamos todos de acampada?” o “¿y
por que no organizamos una timba ahora mismo?” Al principio la situación
se hizo bastante tensa, pues no es fácil vivir en las proximidades de un aventado,
pero pronto se dieron cuenta de que Ernesto volvía de inmediato a su
ser si se le respondía ¿y tú por qué no te vas a tomar por el culo
pero ya?
Un día por la mañana a las diez y veinte en punto,
a Ernesto Fernández Dovizioso le dio por mirarse las manos con arrobo y
exclamar “¡es que son verdaderamente hermosas aunque me hubieran gustado
aún más si tuvieran membranas interdigitales!” para a continuación caer
en un mutismo absoluto hasta dos horas después, momento en el que volvía a
repetir la frase exactamente lo mismo pero en pretérito pluscuamperfecto de
subjuntivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario