domingo, 28 de enero de 2018

SILICONAS



El Teniente Coronel de Infantería destinado en Regulares, don Luis Garrigosa Pérez, se ha puesto tetas de la noche a la mañana. Quiénes le conocían a fondo no se extrañaron en absoluto, o como mucho, se extrañaron que se las pusiera tan chiquitas, con la adoración que decía sentir por los grandes volúmenes, independientemente de que fueran o no fueran de silicona. El hecho es que se ausentó durante quince días de su domicilio, en el que vivía con su mujer y tres hijos varones ya mayores, justificándolo con  unas maniobras en la otra punta de la península. Cuando regresó, se presentó convertido en una señora  de cierta edad con el pelo cardado, colorete, rimel y las cejas muy marcadas. Su indumentaria, una falda plisada con volantes y una blusa, que hacía ostensible sus pechos recién adquiridos, según manifestó enseguida, en una clínica de Pamplona especializada en implantes.
      La llegada a su domicilio la hizo con mayor naturalidad de la que podía esperarse de una situación como mínimo violenta. En cualquier caso, las consecuencias de tal cambio no se hicieron esperar, su mujer se fue de casa ese mismo día al igual que sus dos hijos mayores, que al irse le recriminaron el baldón que había arrojado sobre sí mismo, su mujer y sus hijos. Y al despedirse le dijeron simplemente “Es el colmo, habernos convertido de repente en el hijo de un travestón”, cerrando la puerta con violencia. El pequeño, Benjamín, sin embargo, decidió quedarse con él (o con ella, que en aquellos momentos no lo tenía claro), parecía muy tranquilo y se pasó toda la tarde con su padre viendo fútbol en la televisión, aunque de vez en cuando se dirigía a él y le preguntaba qué tal se sentía. Luis no parecía muy cómodo con su insistencia, pero finalmente  le acabó confesando que no se podía ni imaginar lo bien que se sentía al verlas y podérselas tocar. “Yo me siento chachi, hijo, qué quieres que te diga” terminó diciéndole para terminar con el interrogatorio.
  El problema mayor surgió cuando Benjamín pasó a la acción, y no pudiendo reprimirse le tocó las tetas a su progenitor para tener de inmediato una erección de campeonato. Luis, al darse cuenta de la situación y observar la evidencia bajo los pantalones de su hijo, le dijo “tranquilo, Benjamín, lo que te sucede es totalmente normal, y me alegro, porque tal cosa significa que están muy bien hechas y dan el pego, que es de lo que se trata. Si quieres vete al cuarto de baño y hazte una buena paja, que no pasa nada, pues yo lo considero un homenaje desinteresado a tu anciano padre”.

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