La formación del espíritu nacional requiere un profesorado de cierto nivel.
Y las ayudas a la enseñanza de tan digna materia deben ser de calidad superior,
entre las que no debe descartarse, no obstante, la regla y el cartabón. Y desde
luego, el látigo de siete colas.
La pulcritud de su atuendo saltaba a la vista, pues por difícil que resulte
de entender, llegaba a resultar chocante y hacía imprescindible la lejía y los
productos abrasivos durante el proceso de limpieza. Y me quedo corto, eso que
conste. Aunque quede descartado por razones obvias, como todos comprenderán, el
ácido sulfúrico.
Deje usted de frotarse las manos, caballero. Se va a acabar provocando,
aunque lo ignore, llagas que seguro que en estos momentos le parecerán poco
probables, dado que suele creerse que el resultado de la fricción nunca puede
provocar tal tipo de heridas. Craso error, sin embargo, sobre todo en personas
tan originales como usted, Hermeniginio.
Le cuesta enormemente levantarse de la cama, pues dice que en esos precisos
momentos tiene la impresión de que la masa de su cuerpo y su densidad son muy
superiores a las habituales poco después,
cuando se traslada a la oficina donde trabaja con la gracilidad de una gacela.
Los vecinos son siempre la disculpa que pone cuando alguien la echa en cara
su falta de compañerismo y consideración del prójimo. Al parecer, en su
opinión, son ellos los que le han provocado tan innobles características,
subiendo y bajando las persianas a las tres de la madrugada, un día sí y otro
también.
El cielo no ha podido ser demostrado mediante formulaciones matemáticas, y
mucho menos por inducciones geométricas planas o esféricas. Y sobre las
declaraciones en sentido contrario de Olegario Martínez, que dice haber pasado
allí sus vacaciones de verano, les diré que simplemente se trata de Benidorm. Y
como comprenderán, no es el caso.
Puestos a decir algo verdadero respecto a Laura, vista de cuerpo entero (y
en mi caso, de pié), es que no tiene culo. Puede parecer raro, pero el hecho de
que sea extraordinariamente comunicativa y muy simpática, la delata. Se trata
de una forma muy sutil de desviar la atención de tan oprobiosa carencia.
Llegó el tipo de Correos, es decir el cartero, y me miró fijamente a los
ojos durante unos
segundos. Fue solo un instante, pero me hizo sospechar que tenía una carta
para mí. Y si no una carta, algún tipo de información que más bien pronto que
tarde, me acabaría comunicando. Al irse, sin embargo, vi que en realidad se
trataba de un bombero, lo que me inquietó sobremanera y me puso en guardia ante
un incendio inminente. El lugar donde pudiera ocurrir ya era otra cosa y me dio
vergüenza preguntárselo. Se trataba de mi casa.
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