El paciente XY me inquieta. Dada mi profesión no debería ser
así: soy psiquiatra desde los veinticinco años. Dice que ha visto al Redentor,
algo absolutamente común entre este tipo de chiflados, pero lo describe con tal
pasión y verismo que en el fondo me pregunto si no será verdad. (De todas
maneras, este mes he tenido dos Jesucristos y un musulmán que decía haber visto
a Alá “en carne y hueso”). Debo seguir su evolución al detalle. De momento le
dejamos en la UCI. Está muy agitado y tiene algo de temperatura. Si he de ser
sincero debo confesar que no sé con exactitud por qué me inquieta, pero creo
que me ha cogido manía nada más verme.
Hemos logrado calmarle, me refiero a XY, pero ha habido que
meterle una buena dosis. Creo que este tipo nos va a dar más problemas de los
habituales, en que estas chaladuras se les pasan a los pocos días. Es imposible
bajarle a planta a no ser totalmente sedado y no es conveniente porque tiene
dificultades respiratorias. De todas maneras, lo más sorprendente hoy es que en
un momento dado pareció tranquilizarse y nos pidió un sudoku, dice que le
relajan mucho.
Al final el otro día le dimos un libro entero de sudokus, y
el panorama cambió totalmente. Le hemos bajado a planta. Tiene mejor aspecto y
su temperatura, tensión y aspecto general han mejorado mucho. A pesar de todo,
cuando le visito creo percibir que recela de mí, y que cuando le hablo tratando
de entenderle un poco más, se ríe por lo bajo y hace unos gestos que cree que
me despistan y achaco a su locura, pero en el fondo creo que me está tomando el
pelo.
No se me va de la cabeza la imagen del Redentor que describió
el día de su ingreso con tanta precisión. Dijo que era alto, guapo, con el pelo
oscuro sin llegar a negro, y con una barba entrecana que le sentaba muy bien, y
luego se extendió en cantidad de detalles que ocuparían el resto de este folio,
de los que solo destaco la que me pareció más singular, y es que hablaba en
euskera (algo, sin embargo, bastante normal, teniendo en cuenta que XY es de
Lequeitio).
Me he afeitado y teñido el pelo de rubio. Tengo la convicción
de que ese pájaro, hablo de XY naturalmente, me estaba tomando por el Redentor
(me parezco bastante a su descripción), y que su mirada inquisitiva respondía
simplemente a una especie de veneración que sentía por mí, aunque yo lo hubiera
interpretado de manera menos favorable.
Este tipo cada día me cae mejor, aunque temo que pronto le
den de alta porque el doctor Estébanez, mi compañero en esta área, dice que
cree que XY finge, y que ingresó con el único objetivo de pasar un mes
ingresado sin gastarse un duro. Le voy a decir que no estoy de acuerdo,
aduciendo que ahora dice ver el mundo exclusivamente en cuadrículas, como si
estuviera mirando a través de una ventana y que tal cosa hay que estudiarla.
El doctor Peribañez de Oftalmología es de la opinión que XY
ve perfectamente y que dice lo que dice para seguir internado, porque de acuerdo
con las pruebas que le ha practicado con su equipo portátil no tiene
“degeneración macular” ni nada que se le parezca, aunque también es posible
“que de tanto sudoku se le esté yendo la olla” (sic).
Ayer en la visita de planta ocurrió un incidente
desagradable. XY me recibió de rodillas, y nada más entrar, me llamó Señor y me
besó los zapatos. Estaban presentes la enfermera y Estébanez, por lo que la
situación fue más que tensa, ridícula. Además había llovido, tenía los zapatos
sucios y se puso la cara hecha un cristo (nunca mejor dicho). Logramos calmarle
con buenas palabras, a lo que él respondió: “solo me falta una vertical, pero
no pueden ser ni el seis ni el siete”.
Ayer por la tarde XY, aprovechando al parecer que la
enfermera había ido al servicio, desapareció sin dejar rastro, o mejor dicho
dejando como recuerdo un escapulario de los Sagrados Corazones. Nadie se dio
cuenta: me lo quedaré. Quizás sea un primer paso para encontrarle. Me voy a
dejar otra vez la barba y a decolorarme el pelo. Le voy a buscar. No puedo
vivir sin él. Quiero volver a ser su Redentor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario