Queridos amigos,
me pongo en contacto con ustedes para saludarle y darle los buenos días. O las
buenas noches si debo ser más preciso, pues estando ustedes diseminados por
todo el planeta, ambas situaciones son perfectamente posibles por las razones
que todos conocen. Y los que no las conozcan son invitados a visitar wikipedia en internet. Ahí encontrarán
la explicación aunque sea de una forma bastante vulgar, seamos sinceros. E
incluso chapucera, si se me permite la vulgaridad (y redundancia).
Y bien, mi saludo consiste entonces
en hacerles llegar a través de este medio asombroso que son las ondas
electromagnéticas, mis deseos más fervientes de salud y felicidad para el
futuro inmediato, sea de día o de noche. O incluso esté amaneciendo o el sol ya
decline sobre el horizonte, etcétera, que no quiero dejar a nadie fuera de mi
pensamiento. Les imagino bien realizando las faenas que son posibles en
cualquiera de esos momentos en que mi correo les haya sorprendido. Incluso
durmiendo a pata suelta (para algo se hicieron los despertares). A unos sin
duda a punto de sentarse a la mesa para comer o cenar, y a otros en plena
jornada laboral con poco tiempo para detenerse en lo antojos de una amistad que
vaya usted a saber donde se encuentra en esta esfera diminuta (o enorme, según
la perspectiva) perdida en la inmensidad del cosmos.
Son ustedes muchos, mis queridos
amigos, y aunque les puedo prometer que me acuerdo de cada uno con cierto detalle,
me sería imposible hacerlo de una forma mínimamente coherente, y no quiero que
nadie se sienta excluido. Ya sé que muchos de ustedes pensarán que mi
pretensión es un tanto absurda, pero quiero recordarles que los seres humanos
pertenecemos a la especie homo sapiens
sapiens, y por lo tanto no nos diferenciamos demasiados unos de otros.
Habrá blancos, ciertamente, pero también negros (todos salimos en su día de un lugar de
África, que si no me equivoco demasiado
actualmente es conocido como Zambia, o algo parecido). Y no pocos serán
también amarillos o mulatos, ese color que al llegar el verano todos queremos
tener para presumir con nuestras amistades más cercanas. Majadería debida
en resumidas cuentas al mayor o menor
porcentaje de melanina en nuestra epidermis. Fíjense que vulgaridad, para
ponerse tan contentos cuando alcanzamos apenas el 40% de la pigmentación de un
bosquimano. Qué ridiculez.
Bueno, creo que aquí debo ya
detenerme porque sin duda ustedes ya se habrán dado por aludidos en algún
sentido en las cuatro esquinas del globo en las que habiten (Qué tontería, si
el globo no tiene esquinas. Pero ustedes ya me entienden). El próximo día que
nos pongamos en contacto podemos hablar de cualquier fruslería que se les
antoje. Yo sigo aquí inasequible al desaliento, dispuesto a recibir sus correos
de vuelta. Y si no llegan pues ya se me ocurrirá cualquier cosa sabiendo que
ustedes son tan atentos y como mínimo una vez se meterán la nube, donde sin duda podrán encontrarme. Eso es todo, y
recuerden que fue Leibniz quien dijo que vivimos
en el mejor de los mundos posibles, reflexión que a alguno les servirá de
acicate para acordarse de mí o de mi familia más próxima (del filósofo mejor
olvidarse, se le da por falto). Agur.
Buenos día/noches/amaneceres o lo
que mejor les cuadre.
Pepo, el Esponjoso.
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