lunes, 2 de diciembre de 2019

Instrucciones para tocar la flauta


La flauta, como todo el mundo sabe, es un instrumento musical que figura en todas las orquestas el mundo y que por lo tanto ha colaborado al éxito de innumerables sinfonías, conciertos y sonatas, etc… de los compositores más famosos. Es unos de los más pequeños, aunque admite diversos tamaños en función del tipo al que pertenezca. Pues esa es otra de sus características, los hay de diversas formas y volúmenes. Que yo sepa existen al menos cuatro: la flauta de pico, la dulce, la traversera y el flautín (o pícolo). No obstante, su tamaño no debe confundirnos, pues incluso de la menor de ellas, (mencionada en último lugar), hay conciertos completos. Como norma general, este instrumento goza de una merecida fama de ser uno de los elementos de la orquesta que sirve para introducir un componente lírico o amoroso como contrapunto a otros más aparatosos e incluso épicos de los instrumentos de mayor envergadura. En su cometido dentro de su especialidad, le acompañan con frecuencia el fagot, el oboe y el violín.
    En cualquier caso, para lo que aquí interesa no vamos a meternos en tecnicismos sobre la flauta que el interesado podrá encontrar sin muchas dificultades en gran cantidad de libros sobre música. La flauta, eso sí se puede decir sin caer en ninguna pedantería técnica, es por su sencillez, uno de los instrumento más antiguos utilizados por el hombre después, sin duda, de la percusión, para la que el hombre primitivo solo tuvo que aporrear lo primero que tuviera a mano, aunque desde luego  obtendría un sonido menos elaborado y sutil que el de la flauta. En resumidas cuentas y simplificando, la percusión no se diferencia demasiado, del famosos tan-tan, los tambores de la selva de los que se servían los pueblos primitivos para comunicarse golpeando sobre la madera o la piel curtida de algunos animales (y que se vea esto como ningún desprecio a tal actividad por la sencillez de su técnica). La flauta seguramente surgió como una prolongación de la capacidad humana para hablar y emitir diferentes tipos de ruidos, y específicamente de su capacidad para silbar. Y quien sabe si por su necesidad de imitar a los pájaros y sus simples o maravillosos trinos según la especie. De hecho, tan famosos es el instrumento al que nos venimos refiriendo y tal es su parecido con el sonido emitido por algunos pájaros, que incluso a uno de ellos se le llama el canario-flauta. Aquí, no está de más hacer un inciso y mencionar a un compositor francés, tan entusiasmado en su día con el canto de los pájaros que llegó a hacer una composición musical con tal nombre. Se llamaba Olivier Messiaen, al que su entusiasmo con tales sonidos le llevo a hacerse ornitólogo. Curiosa y sorprendentemente  el autor casi no empleó la flauta, a pesar de lo a nosotros pudiera sugerirnos a priori, pues para ella se sirvió del xilofón, la trompa y algunos instrumentos autóctonos de las regiones en las que habitaban los pájaros, además de frecuentes intervenciones de los metales e instrumentos de viento o percusión. E incluso la celesta.

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