La oxigenación de las partes interesadas debe
llevarse a cabo de forma metódica y rigurosa. En primer lugar se deben soltar,
si los hubiera, los elementos que la constriñen, de forma que la atmósfera a su
alrededor se haga más respirable, y suponga un incremento significativo de las
moléculas de oxígeno que las rodean. El alivio es inmediato, y en los
componentes de las mismas se notará un esponjamiento automático de sus
componentes, síntoma indudable del bienestar alcanzado.
En
cualquier caso, debe actuarse con cierta prudencia, pues la llegada en tromba
del oxígeno a estos lugares remotos, acostumbrados a su escasez, puede originar
fenómenos de hiperventilación comparables a los observados en el cerebro cuando
su aporte es excesivo, con las consiguientes consecuencias desagradables que
todo el mundo conoce: mareos, congestión, temblores y taquicardia.
El acto fue todo un éxito, aunque paradójicamente,
a su finalización los asistentes manifestaron cierta perplejidad, pues en
realidad no podían llegar a precisar con certeza en qué había consistido. Al
parecer, según el relato de la mayoría, el acto en cuestión estaba compuesto
por varias partes, y cada una de ella reunía un número considerable de aspectos
destacados, a cada cual más llamativo, lo que originaba que los espectadores se
sintieran desconcertados, no sabiendo a cual atender con preferencia., pues
nunca se alcanzaba el clímax esperable en un evento con una finalidad precisa.
La boda se celebró, es cierto, y los novios, especialmente la novia como es
natural, estaban guapísimos y parecían muy felices, pero no le iban a la zaga
la suntuosidad del marco incomparable de aquella catedral. Tampoco la emoción
que parecía embargar a los suegros de los contrayentes e incluso al arzobispo
oficiante, no sabiendo con cual de todos aquellos aspectos quedarse. El séquito
real impresionante, y las damas de honor, primorosas, se situaban a la misma
altura. Y lo mismo puede decirse del banquete posterior que fue de los que
hacen época. Quizás, se puede poner una pega: la inmensa mayoría de invitados
manifestaron sentirse algo decepcionados al quedarse con las ganas de asistir a
la noche de bodas que , visto todo lo visto, y para estar al mismo nivel, debió
resultar de aúpa.
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