A José Antonio Villegas le llaman el Datos.
Es un hombre muy cultivado y con dos carreras superiores, y es posible que
alguien suponga que se le llama así por ser en resumidas cuentas un hombre con
la cabeza llena de informaciones de todo tipo. En resumidas cuentas “con muchos
datos”. Pero no se trata de eso para nada. El asunto es bastante más simple, y
cualquiera que permanezca con él más de diez minutos, lo podrá corroborar. Le
llaman de esa manera porque en cualquier conversación o en un simple
intercambio de pareceres, enseguida suelta “perdone que no opine porque me
faltan datos”. Creo que esto lo deja suficientemente claro, aunque siempre
quede la duda de si lo dice porque es un hombre honesto y riguroso consigo
mismo, al que no le gusta hablar por hablar, o si verdaderamente es un tanto
tímido e introvertido, o incluso peca de suficiencia y en el fondo es un
pedante. No dando su opinión sobre casi nada no se compromete con un punto de
vista que podría no favorecerle. Por otro lado, por sus maneras y su atuendo
siempre impecable, parece un hombre de orden y posiblemente de derechas, pero
algunos gestos y cierto aire rufianesco cuando se solivianta, podrían
desmentirlo y convertirlo en un hombre claramente izquierdista y hasta anti
sistema. O incluso con una indudable veta anarquista. Pero no dejan de ser
conjeturas de la gente, que de ese modo trata de penetrar en el misterio de
este hombre singular, que a pesar de vivir en ese barrio durante décadas, sigue
siendo un misterio que los demás quisieran desvelar definitivamente. Un dato
cierto de su forma de vida, y por tanto de su significado, es que de vez en
cuando aparece del brazo de una señora ya talludita, que suele venir de afuera
a vivir con él por temporadas. Al parecer, se trata de una española que vive en
Francia ya hace mucho tiempo, sobre la que corren varios rumores, sobre todo
uno un tanto inquietante, y es que más allá de su aspecto de cabaretera emérita
(está todavía de muy buen ver y con unas curvaturas geodésicas), se le
achaca formar parte del hampa de París o Marsella, y si no exactamente del
hampa, sí de algunos grupos radicales, que de vez en cuando se han relacionado
con los bajos fondos y hasta ciertas acciones terroristas. Esta mujer añade por
lo tanto un punto más a la incógnita que supone José Antonio Villegas, y
aumenta el misterio del que venimos hablando reiteradamente. Con datos o sin
ellos, resulta evidente que es un tipo sospechoso, que cada vez más
muchos tratan de evitar, pues no se sabe que hay detrás de él, a pesar de
parecer alguien bien integrado en su comunidad. Se pueden hacer las
suposiciones que se quiera, pero si uno es honesto, tendrá que acabar
confesando, que para ello faltan datos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario