domingo, 28 de enero de 2018

SILICONAS



El Teniente Coronel de Infantería destinado en Regulares, don Luis Garrigosa Pérez, se ha puesto tetas de la noche a la mañana. Quiénes le conocían a fondo no se extrañaron en absoluto, o como mucho, se extrañaron que se las pusiera tan chiquitas, con la adoración que decía sentir por los grandes volúmenes, independientemente de que fueran o no fueran de silicona. El hecho es que se ausentó durante quince días de su domicilio, en el que vivía con su mujer y tres hijos varones ya mayores, justificándolo con  unas maniobras en la otra punta de la península. Cuando regresó, se presentó convertido en una señora  de cierta edad con el pelo cardado, colorete, rimel y las cejas muy marcadas. Su indumentaria, una falda plisada con volantes y una blusa, que hacía ostensible sus pechos recién adquiridos, según manifestó enseguida, en una clínica de Pamplona especializada en implantes.
      La llegada a su domicilio la hizo con mayor naturalidad de la que podía esperarse de una situación como mínimo violenta. En cualquier caso, las consecuencias de tal cambio no se hicieron esperar, su mujer se fue de casa ese mismo día al igual que sus dos hijos mayores, que al irse le recriminaron el baldón que había arrojado sobre sí mismo, su mujer y sus hijos. Y al despedirse le dijeron simplemente “Es el colmo, habernos convertido de repente en el hijo de un travestón”, cerrando la puerta con violencia. El pequeño, Benjamín, sin embargo, decidió quedarse con él (o con ella, que en aquellos momentos no lo tenía claro), parecía muy tranquilo y se pasó toda la tarde con su padre viendo fútbol en la televisión, aunque de vez en cuando se dirigía a él y le preguntaba qué tal se sentía. Luis no parecía muy cómodo con su insistencia, pero finalmente  le acabó confesando que no se podía ni imaginar lo bien que se sentía al verlas y podérselas tocar. “Yo me siento chachi, hijo, qué quieres que te diga” terminó diciéndole para terminar con el interrogatorio.
  El problema mayor surgió cuando Benjamín pasó a la acción, y no pudiendo reprimirse le tocó las tetas a su progenitor para tener de inmediato una erección de campeonato. Luis, al darse cuenta de la situación y observar la evidencia bajo los pantalones de su hijo, le dijo “tranquilo, Benjamín, lo que te sucede es totalmente normal, y me alegro, porque tal cosa significa que están muy bien hechas y dan el pego, que es de lo que se trata. Si quieres vete al cuarto de baño y hazte una buena paja, que no pasa nada, pues yo lo considero un homenaje desinteresado a tu anciano padre”.

YUGULARES



Supongamos que dos tipos de aspecto corriente, incluso ordinario, están sentados una apacible mañana de Enero  en la terraza de un bar de las afuera de la capital, comentando, entre otras cosas, lo inusual de una temperatura tan agradable en pleno invierno. Pudo suceder y ser yo su testigo, aunque en estos momentos no pueda afirmarlo con rotundidad, pues pudo tratarse de un sueño.
Supongamos, dando por buena la situación anterior en cualquiera de los dos casos, que uno de ellos lleva la voz cantante mientras el otro le escucha con cierta veneración, aunque también pudiera tratarse de temor. A partir de cierto momento, el que habla dice que el mundo es una mierda y nada tiene sentido, aunque a continuación no añade nada que justifique su afirmación. Al parecer, es así porque lo dice él, y su compañero es incapaz de opinar otra cosa. Supongamos que yo, tras un rato de escuchar la diatriba enfurecida de tal individuo, empiezo a sentir cierto desasosiego, recordando todos los vínculos que tengo en mi vida, especialmente mi mujer y mis hijos. Y mis amigos más íntimos, desde luego. Pero el que habla, a partir de cierto momento comienza a vociferar y a golpear con el puño sobre la mesa, haciendo la escena muy desagradable.
Supongamos que cuando los cafés o los vinos, ya ni lo recuerdo, caen al suelo con estrépito, no puedo aguantar más por la angustia que me atenaza, me levanto y sin mediar una palabra me encaro con el tipo y con una navaja que siempre llevo en el bolsillo para situaciones parecidas, le secciono la yugular. La sangre que brota de su cuello como un geiser, golpea con violencia la cara de su acompañante, lo que añade a su cara de horror y asombro, un gesto de agradecimiento, como si mi acción le hubiera librado de una situación insoportable.
Supongamos que poco después se presenta en el lugar la policía, y soy detenido por asesinato en primer grado. O no. Supongamos que nadie acude, y que solo un camarero que ha sido testigo de lo acontecido, se dirige a mí, casi eufórico y me felicita efusivamente diciendo “muy bien hecho caballero, esto es lo que se merecen estos hijos de puta que vienen a amargarnos la vida y a joder la marrana”. Luego, entre los tres agarramos el cadáver y lo tiramos entre los setos de un descampado a cierta distancia. Las calles están desiertas y no ha habido por lo tanto testigos del crimen. Esperamos que tarden varios días en encontrarlo y no sea fácil relacionarlo con nosotros. Y más concretamente, conmigo. Es necesario terminar con estos individuos incapaces de de ver el lado bueno de la vida. Quien me lea, estará de acuerdo en que el escenario parece más bien propio de un sueño, El problema, sin embargo, es que, también en ellos, los perros tienen un olfato sobresaliente, y al alejarme ese es el único pensamiento que me inquieta.

lunes, 22 de enero de 2018

ABSALÓN



Llega la noche pero la luna no es capaz de iluminar los ataúdes, sin embargo, el conde Drácula sigue durmiendo tranquilamente en su interior. Solo los lobos aúllan y salen de cacería. Oprobio de los Cárpatos, gloria sin embargo de la manada.

En ese momento su cerebro discrimina con total exactitud los teoremas más complejos y resuelve las conjeturas matemáticas más abstrusas. Luego tira de la cadena y un frescor inusitado se levanta allí donde sin embargo solo eran de esperar los excedentes.

A las seis y media en punto de la madrugada los ladrones se reúnen y hacen balance de sus fechorías. Se hallan medianamente satisfechos considerando que el botín, por magro que sea, podrá incrementarse mañana si las ganzúas vuelven a cumplir su cometido adecuadamente. Y es de esperar, estando como están en garantía.

Desciende Moisés, Absalon o quien cojones seas, y no me tortures más, dijo en un rapto de furor incontrolado William Faulkner. Luego El ruido y la furia le hicieron refugiarse en el condado de Yoknapatawpha y allí comenzó todo.

La agitación subsiguiente le cogió desprevenido y sin posibilidad de acceder a sus medicamentos de base. Dijo por lo tanto las sandeces habituales, y todo volvió a la tranquilidad previa, si exceptuamos la taquicardia, los temblores y la idea recurrente de quitarse de en medio.

Su dieta consistía en desechos de sí mismo obtenidos por los procedimientos acostumbrados cuando se utilizan los servicios más de la cuenta. El resto consistía en lechuga, brócoli y un pellizquito de ajonjolí.

Ya basta. No es necesario que te alargues con explicaciones a todas luces inconsistentes.  Dedícate, pues, a lo tuyo, sea lo que sea tal cosa, que no es responsabilidad mía ni el contenido ni la hora precisa en que ésta tome forma. Por decir algo, claro está.

El partido transcurrió de la siguiente manera. Los equipos saltaron a la cancha y fueron muy aplaudidos. Luego durante un buen rato los jugadores se dedicaron a patear un objeto redondo y prácticamente incoloro. Al finalizar, el público volvió a aplaudir. Solo hubo dos muertos.

miércoles, 17 de enero de 2018

LLIBERTAT 3


Queridos amigos, compañeros, camaradas y grumetes en general, al llegar aquí debemos ir terminando el asunto de CatalunYa (con Y, faltaría más) que nos hatenido ocupados en los últimos tiempos porque la masa gris de nuestro encéfalo tiene sus limitaciones y no vaya a ser que suframos un problema circulatorio o un percance en nuestro sistema nervioso neurovegetativo, a poco que insistamos. En cualquier caso, que sí, que ya lo sabemos, que el oprobio de 1714, que el catalán es una lengua y no un dialecto, que vuestro nivel económico y cultural siempre fue superior al mesetario, y todo lo que queráis, pero por favor, ya basta. Si acaso añadir la sardana, pero de eso ya se habló con anterioridad. Las Olimpiadas del 92 tampoco estuvieron mal, y no os salieron tan caras, por cierto.

             Entonces ¿de qué se trata? Porque esa es la cuestión, y todo lo demás el atrezzo, las bambalinas, el camuflaje con el que se reviste en muchas ocasiones lo político. Y me voy  a arriesgar aunque en la calle flameen las esteladas: una guerra de poder. De eso es de lo que se trata también en Cataluña. Y no debéis avergonzaros, después de todo a lo largo de la historia los métodos han sido incluso más injustos, digamos invasiones o simples casorios. No es lo mismo ser Presidente de una república, Ministro o Secretario de Estado con todas sus cohortes de asesores, que un puñetero diputado del parlamento (aunque no esté nada mal con los viajes, las comidas y las pernoctaciones a gastos pagos, como decían en cierto lugar algunos catetos). Con este planteamiento todo se hace más diáfano y cobra todo su sentido el ahínco que ponen los secesionistas en que la fiesta continúe.

             Libertad, igualdad, fraternidad ¡qué bonita utopía las consignas de la revolución de 1789! Tanto, que todas las democracias las ponen en el frontispicio, virtual o no, de sus parlamentos. Y como no podía ser de otra manera también la pretendida república catalana, fundada precisamente sobre la traición a la última de ellas. Qué fraternidad puede esperarse de un pueblo que se ha ciscado en la que supuestamente debía mantener con los otros españoles, que eran sus iguales. Pero, claro, a un independentista catalán que va a importarle alguien de Murcia, Calatayud, Renedo de Piélagos o Tarifa. Allá se las apañen, que estudien, espabilen o emigren de nuevo a Alemania. O a ver si con un poco de suerte, encuentran petróleo en su subsuelo, que lo de Ayoluengo en la época de Franco fue mala pata. Visca Catalunya lliure! qué cojones, y a los demás que os vayan dando. Algo, después de todo absolutamente acorde con la doctrina cristiana del PdeCat (antes CD, antes Ciu, etc). Y no digamos nada con la de los comunistas de ERC y la CUP ¡Trabajadores del mundo, uníos!....pero cada cual en su chiringuito. ¡A ver si ahora va a resultar que don Carlos Marx hablaba en serio!

LLIBERTAT 2



Queridos amigos, no sabéis cuanto os agradezco los correos que me habéis enviado para mostrarme vuestro acuerdo con lo expresado en el mío anterior. Bien es cierto, sin embargo, que también son muchos los que me indican que me he equivocado de cabo a rabo, pues en el mismo he tomado la parte por el todo, ya que el 52% de los catalanes no son independentistas y no se sienten identificados con lo que digo, y sí, por lo tanto, maltratados. Y debo aquí decir bien claro, que tienen toda la razón. Lo hice de una forma precipitada y supongo que para condensar la vejación que sentía en mi interior, y no ponerme demasiado tiquismiquis. Ha sido un error y no volverá a pasar. No sé si os suena.

        Al mismo tiempo, debo confesaros que he recibido una cantidad significativa de correos en los que, para abreviar, se me llama simple y llanamente hijo de la gran puta (no lo escribo en catalán porque no sé), algo que después de todo no me extraña, porque es lo natural en quienes han sentido mis apreciaciones como una patada en los mismísimos cuillons, como creo que es el caso. Por otro lado, ya sé que Josep Pla, a pesar de ser un payés del Ampurdan, no era un catalán/tipo, y que además de ser un buen periodista y un gran escritor (El cuaderno gris y Vida de Manolo, como mínimo), y acabó en algo parecido a un fascista. Hay quienes también se sienten dolidos por mi falta de consideración con la sardana, cuando en su opinión es una danza muy democrática y fraternal, especialmente La Santa Espina, que otros, a pesar de ello, la juzgan más bien anestesiante. En cualquier caso, debo hacer constar que yo no me he decantado por ninguna música popular del país, ya sea el flamenco o la jota. Y ni siquiera el pito y el tamboril de mi tierra. Y por lo tanto, no discrimino.

              Pero me he ido por las ramas, y volviendo al tema que nos ocupa, su nódulo, quiero decir, he de confesaros que la revolución catalana (¡?) me ha dejado, más allá de ciertos antecedentes históricos que no desconozco, absolutamente perplejo. Qué queréis que os diga, acostumbrado como estaba uno a las insurrecciones del pueblo llano en la Revolución Francesa y El Acorazado Potemkin, en las que los desarrapados de ambos países se les inflan los cojones y se cargan al estamento gobernante (reyes, zares et tutti quanti, no deja de asombrarme que en esta ocasión sean -independientemente de los tractoristas- los chuletas de los barrios elegantes de la capital de la supuesta república los que se insurrecten. No es que tengan hambre ni se los coman vivos las moscas, como pasaba en el Congo en sus buenos tiempos, sino que no tienen lo que se merecen, ojo, aunque sea a costa del resto de celtíberos, como en su día nos llamó don Luis Carandell (mira por donde), q.e.p.d.

Que quede eso, pues, muy claro, cuando uno de los encorbatados nos aleccione muy serio desde las pantallas de la televisión o de las ondas hertzianas. No se trata de que sus vidas estén en peligro de muerte por inanición, ni que la brigada acorazada Brunete haya asolado su tierra ¡Es que se merecen algo mejor, hosties! aunque nos quieran mucho. Su problema es un problema con el Estado español exclusivamente, no con los españoles, por muy vagos e inútiles que seamos, porque en el fondo somos encantadores.

¡Ay que joderse y tener cara!

LLIBERTAT



Vamos a ver qué se puede hacer con Cataluña definitivamente. O mejor con Catalunya, que a esa banda de aventados no les gusta la eñe, tócate los cataplines, los muy estetas. Digo yo que será por eso, una cuestión de formas, porque esta gente cuando se pone fina se pone insoportable, con independencia de que a Josep Pla tuviera pinta de garrulo y ellos mismos, o buena parte, sean mucho de subirse en los tractores y desfilar por la Diagonal, el Paseo de Gracia o donde se les ponga en los cuillons, que tampoco cojones les parece la palabra adecuada ¡Tócatelos!
          Lo cierto, con independencia de lo antedicho, es que a esa banda de indocumentados les ha dado por separarse del resto del país. A tomar por el culo, dicen, los de Jaén, La Bureba y A Costa da Morte, que nosotros somos mejores y no hay butifarra como la nuestra. Y a donde va a parar la sardana con esa mariconada de la muñeira, con su gaita, sus falditas y toda la hostia. Porque aunque sedicentes pacifistas, cuando se desmelenan (¿os acordáis de los anarquistas de los treinta?) se pasan el diccionario por el arco del triunfo, y las palabras en su boca se vuelven truños. Que si somos más listos, más guapos y más europeos. Y nada neandertales como vosotros, que lleváis en vuestro ADN el estigma del prognatismo, siendo lo más parecido a una banda de catetos, dicen de los castellanos, los andaluces y los riojanos. E incluso de los aragoneses, sus vecinos y superiores de toda la vida. Y no me digas nada de la cosa esa como que se cae todo el rato, y de la que ahora se sienten tan orgullosos desde que los japoneses no paran de hacerle fotos. La Sagrada Familia, ese soufflé tembloroso a punto de derretirse y que ellos equiparan con las catedrales de Burgos y León juntas, por decir solo un par de ellas sin pasar la frontera.
         Qué me decís de ese pijerío encorbatado, y de esas señoras con traje sastre todo el tiempo que se equiparan a Espartaco contra la tiranía de los emperadores romanos, y se consideran víctimas de los de la piel de toro que les roba, les humilla y les zahiere. Ellos y ellas, todos tan pulcros y aseados, venga a entrar y salir de las cárceles más distinguidas de la meseta castellana sin que se les mueva un pelo.
¡Llibertat! ¡Llibertat! Llegan a gritar los universitarios irredentos, ay que joderse, de las universidades catalanas ¡Serán caraduras, sabrán ellos lo que es la esclavitud! A Kunta-Kinte habría que presentarles para que vieran lo que verdaderamente es un hombre humillado. O mandarles a los campos de algodón de Luisiana bajo la bota de los confederados, para que tuvieran un mínimo atisbo de lo que es verdaderamente pasarlas putas. Y gritan llibertat! Ay que joderse con sus polos de Ralh Lauren y pantalones docker. Habría que echarles un documental de Mathausen, o simplemente solo uno de las Hurdes en tiempos de su Excelencia, para que vieran lo que eran la sumisión y la pobreza ¡No te jode con los pijos!
        Pero esto no es todo.

CLOROFILAS



Aunque no lo parezca, la lechuga sufre. Y lo hace no porque lleve hasta el paroxismo la función clorofílica, que le proporciona su inusitado verdor, sino por su inmovilidad. Si tuviera piernas, patas o seudópodos, podría al menos moverse y no dejarse capturar tan fácilmente. Acabar transformada en un bonito plato de ensalada en compañía de un tomate y una cebolla, por mucho que estimule a los estetas, siempre fue una de sus peores pesadillas. O sin ambages: la peor. Afortunadamente, del mal el menos, pues sabe que es posible que poco después los tres sean aliñados con aceite de oliva virgen extra, y eso de algún modo la alivia. Aunque casi de inmediato la sal la escueza y le ponga la tensión por las nubes, con lo cual se culmina su tragedia.


Puede que no lo parezca, pero el baobab siempre compitió con la secuoya. Desde luego no es algo que se haga evidente de un simple vistazo, tan alejados el uno de la otra como un matrimonio recién divorciado, pongo por caso. Además, los ámbitos en los que ambos se desarrollan también se hayan muy separados, el baobab, como quien dice, en Tanganika, y la secuoya no demasiado lejos de California, el corazón tecnológico de América. Por otro lado, debe añadirse que el baobab donde verdaderamente habita, es en las páginas de un librito muy cursi llamado “El principito”, en compañía únicamente de sí mismo, de un elefante y de una serpiente, que se han hecho universalmente conocidos a pesar de habitar un planeta minúsculo no demasiado lejos del cinturón de asteroides. La ausencia de atmósfera en tal lugar le está fosilizando, pero quizás tal hecho no sea demasiado importante, teniendo en cuenta que cada año se reeditan no menos de 500.000 volúmenes del mencionado librito, lo cual le proporciona un inusitado vigor a pesar de la ausencia de oxígeno.


El brócoli, según todos los nutricionistas de cierto nivel y la mayoría de las amas de casa de Somosaguas, es uno de los vegetales más cardiosaludables y originales, y que se me perdone la cacofonía que pudiera devaluar los argumentos que siguen. El hecho es que ambos opinantes coinciden en la singularidad de sus características, que además de hacerlo apto para diferentes tipos de presentación en la mesa de los vegetarianos más acérrimos, le meten de hoz y coz en los tratados de Física dentro de los apartados sobre la fractalidad y el caos. El asunto, al parecer, es que, se mire por donde se mire, el brócoli es indefinidamente igual a sí mismo,ya sea considerado como un todo o visto con microscopio en sus partes más infinitesimales. E incluso llegarse a confundir con la costa de Normandía vista con lupa, pongo por caso. Quién le diría a Mandelbroot, padre de la teoría, que sería homenajeado con tanta frecuencia en las mejores mesas de los hogares más distinguidos de la capital de España, pues a la urbanización mencionada más arriba, habría como mínimo que añadir las de la Moraleja y del Parque del conde de Orgaz.


La lombarda gana mucho, dónde va a parar, si una vez hervida se le añade un buen chorreón de aceite de oliva de primera calidad, unos trocitos de manzana, nueces y ciruelas pasas. O algo parecido, que uno no es cocinero y tampoco hay que ponerse demasiado escrupuloso cuando se trata de vegetales, impedidos, como de todos es sabido de trasladarse de A a B de ninguna forma y menos de subir unas escaleras, que esa es otra. La lombarda, en cualquier caso,  a partir del otoño, se ha ganado un puesto en los primeros platos de ciertos restaurantes de barrio, que sin haber sido acreedores a ninguna estrella Michelín, no han dudado en elegir a un vegetal de un color cuando menos inquietante y apto para el escenario de un crimen.



martes, 9 de enero de 2018

IMPROMPTUS 2



La formación del espíritu nacional requiere un profesorado de cierto nivel. Y las ayudas a la enseñanza de tan digna materia deben ser de calidad superior, entre las que no debe descartarse, no obstante, la regla y el cartabón. Y desde luego, el látigo de siete colas.


La pulcritud de su atuendo saltaba a la vista, pues por difícil que resulte de entender, llegaba a resultar chocante y hacía imprescindible la lejía y los productos abrasivos durante el proceso de limpieza. Y me quedo corto, eso que conste. Aunque quede descartado por razones obvias, como todos comprenderán, el ácido sulfúrico.


Deje usted de frotarse las manos, caballero. Se va a acabar provocando, aunque lo ignore, llagas que seguro que en estos momentos le parecerán poco probables, dado que suele creerse que el resultado de la fricción nunca puede provocar tal tipo de heridas. Craso error, sin embargo, sobre todo en personas tan originales como usted, Hermeniginio.


Le cuesta enormemente levantarse de la cama, pues dice que en esos precisos momentos tiene la impresión de que la masa de su cuerpo y su densidad son muy superiores a las habituales poco después,  cuando se traslada a la oficina donde trabaja con la gracilidad de una gacela.


Los vecinos son siempre la disculpa que pone cuando alguien la echa en cara su falta de compañerismo y consideración del prójimo. Al parecer, en su opinión, son ellos los que le han provocado tan innobles características, subiendo y bajando las persianas a las tres de la madrugada, un día sí y otro también.


El cielo no ha podido ser demostrado mediante formulaciones matemáticas, y mucho menos por inducciones geométricas planas o esféricas. Y sobre las declaraciones en sentido contrario de Olegario Martínez, que dice haber pasado allí sus vacaciones de verano, les diré que simplemente se trata de Benidorm. Y como comprenderán, no es el caso.


Puestos a decir algo verdadero respecto a Laura, vista de cuerpo entero (y en mi caso, de pié), es que no tiene culo. Puede parecer raro, pero el hecho de que sea extraordinariamente comunicativa y muy simpática, la delata. Se trata de una forma muy sutil de desviar la atención de tan oprobiosa carencia.


Llegó el tipo de Correos, es decir el cartero, y me miró fijamente a los ojos durante unos
segundos. Fue solo un instante, pero me hizo sospechar que tenía una carta para mí. Y si no una carta, algún tipo de información que más bien pronto que tarde, me acabaría comunicando. Al irse, sin embargo, vi que en realidad se trataba de un bombero, lo que me inquietó sobremanera y me puso en guardia ante un incendio inminente. El lugar donde pudiera ocurrir ya era otra cosa y me dio vergüenza preguntárselo. Se trataba de mi casa.

lunes, 8 de enero de 2018

IMPROMPTUS



El asunto consistía en lo siguiente. Luego ya sucedían otras cosas. Está claro para mentes despejadas, pero no digo calvas.





 La proliferación de razones hizo el desenlace previsible. En qué pudo consistir el mismo ya no es cuestión mía explicitarlo. Ni este el lugar apropiado para ello. Fin.





Se rascaba de una forma ordinaria, y yo diría aún más: incluso soez. Levantaba la pierna o la pata en más de una ocasión, y llamar a aquello rascamiento es algo más que estrictamente pedante.





Lo que vino a continuación no se trataba de algo que sucede todos los días. Fue tan especial que a partir de entonces se inauguraron varios calendarios julianos. O algo relacionado con el devenir de las noches y los días.





No trates así al niño, Ildefonso. La razón es que solo se trata de de un niño, y no tiene todavía los datos suficientes para considerar que tamaña crueldad será beneficiosa para su entrada en la pubertad. Y no digamos en su adolescencia.





María Jesús, válgame el travestismo, era una mujer que se pasaba las horas en el lecho procediendo a labores que solo tenían que ver con ella misma y sus intimidades. Y no quiero ser más explícita, que una es muy digna.





Fuimos en burrito hasta la posada. Una vez allí, lo dejamos en el patio junto al resto de jumentos y subimos al comedor. Estaba lleno de una multitud de vaya usted a saber qué, pero todos alimentándose a base de bien.





En cuanto disponía de un momento exclamaba esta es la mía. Y a continuación corría como un loco de aquí para allá hasta que caía extenuado una vez conseguido su objetivo, solo Dios sabe cual.





El sastre me dijo que no se trataba exactamente de la cremallera, y que en ese sentido tenía suerte, pues en caso contrario me hubiera salido el arreglo por un ojo de la cara. Y no solo aproximadamente sino hasta la sisa propiamente dicha.





Aparcar el coche como es debido no me sirvió de nada. Llegó la grúa municipal y se lo llevó, argumentando el operario que no se trataba en absoluto de su ubicación en sí misma, sino de sus intenciones, a todas luces aviesas.





Dio carpetazo al asunto, y no fue posible en ese momento ni en los posteriores que ofreciera una justificación coherente para la desmesura de lo acontecido. No se trataba del artilugio, simplemente monumental, pero tampoco de las circunstancias, absolutamente discretas para tales manufacturas.

martes, 2 de enero de 2018

PROSAS GAMBERRAS - Pensamientos



4.- Pensamientos.

La mayor parte del tiempo, al menos del tiempo del que tengo conciencia, que ese es otro asunto, me dedico a pensar. Quiero decir con esto que solo me dedico a pensar. Puedo estar caminando o realizando cualquier otra actividad, incluso hablando con alguien, pero la verdad es que solo estoy pensando. En qué pienso es lo de menos, ya que incluso puede darse el caso de que no esté pensando en nada concreto, pero sé que lo que verdaderamente estoy haciendo es exactamente eso. Es posible que solo piense en el puro hecho de hacerlo, como si se tratara de una especie de tautología, una ensoñación o un desvarío que me lleva muy lejos del lugar o la situación en la que me encuentre, aunque a decir verdad, nunca sería capaz de precisarlo. Sé que lo que digo no es fácil de entender, pero se trata de una segunda naturaleza (o quizás, primera) que se adueña de mí sin que ni yo mismo me aperciba. Después de todo, si lo piensa bien, es posible que se trate de algo muy normal. Sin ir más lejos, mientras usted estaba leyendo estas líneas, y posiblemente tachándome de loco, también y sobre todo usted estaba respirando. Quizás solo se trate de eso.

¡Qué quiere que le diga! sé que su problema le desborda, le atosiga, le agobia o como a usted le venga en gana definir a tal desasosiego. Me cuenta con todo tipo de detalles todos los pormenores del mismo, e incluso me da detalles que me sonrojan, pues a pesar de la amistad que nos une desde hace tanto tiempo, ciertos aspectos de las relaciones conyugales es mejor guardárselos para uno mismo. Debe cesar en sus confesiones, pues si he de decirle la verdad, cuando por la noche me meto en la cama, soy incapaz de pensar en otra cosa. Esa capacidad que tiene su esposa para que una vez usted dentro, no tenga ni siquiera que moverse, utilizando solo su prodigiosa musculatura del suelo pélvico, es algo que está llegando a obsesionarme, al ser el único pensamiento del que soy capaz a esas horas. Y créame, ya son varias las noches en blanco imaginando tal maravilla. Afortunadamente cuando no puedo más, me alivio como hace milenios hacen los varones en apuros. Cállese, pues, usted. O si es incapaz, presénteme a su señora para tener noticia más fidedigna de tal prodigio.