martes, 1 de agosto de 2017

BOLTARIZACIONES 21



Toca el violín, el contrabajo, la viola, el violoncello y la viola de gamba. Toca la trompa, la trompeta, el trombón, la tuba y el corno inglés. Toca el oboe, el fagot, el clarinete, la flauta, el saxofón. Toca  el tambor, el timbal, las campanas, la celesta y el xilofón. Toca el piano, el arpa, la clave, la guitarra y el contrabajo. Le faltan los platillos por una fobia atávica al cobre, de cuya Edad procede.

Preso de un trastorno emocional desconocido llegó a la conclusión que todos están locos a excepción de sí mismo y los demás.

Me gustan las queridas tumbadas en los lechos, sin chales en los pechos y flojo el cinturón, cantó el pirata en un rapto alcohólico de Espronceda en el Bósforo. Y allá a su frente Estambul, remató estando ya en sus cabales.

La veo y tengo el convencimiento de inmediato de que no se trata de ella. Es idéntica, eso está claro, pero sé que en cualquier momento nos mostrará su verdadero ser. De quien puede tratarse no tengo ni la menor idea, pero su forma de mover las manos y gesticular no pueden pertenecerle. Es demasiado ella misma, sobreactúa y eso la delata y le hace estar en las antípodas de su verdadera personalidad. Quizás finge o quizás disimula con el convencimiento íntimo pero equivocado de que si se manifiesta tal y como verdaderamente es causaría un mal que no desea. La voy a regalar un espejo, quien sabe si de esa manera decide por fin presentarse ante el mismo tal como es. Si es que llega a reflejarse, que ese es otro cantar.

El sendero se adentra en el bosque y Caperucita siente entre sus árboles gigantes y centenarios un estremecimiento. Recuerda vagamente una historia que le contaron de niña y siente una comezón en cierto lugar de su anatomía que nada tiene que ver con su garganta. Ese es al menos la teoría de un entendido en este tipo de narraciones llamado Bruno Bettelheim que no especificó nada más porque le parecía obvio.

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