miércoles, 23 de agosto de 2017

MÁ DOS



Má es así y no hay nada que hacer. A veces trato de explicarle mis dificultades, lo sola que me siento, mi incapacidad para buscar trabajo y tener amistades, pero ella en lugar de tomárselo como un problema que me desborda, se lo toma simplemente como un defecto mío, uno más, y piensa que si verdaderamente quisiera resolverlo, tendría fácil solución. Para ella todo es cuestión de voluntad. El hecho es que no quiere admitir que en mí se trata de algo más profundo, pues lo cierto es que aunque ella no me crea, lo intento con todas mis fuerzas, pero al poco tiempo, algo en mi interior se viene abajo y pierdo toda la ilusión que pude poner en un principio. La verdad es que me desespero, y que cuando me trata así, acabo perdiendo la paciencia y siendo cruel con ella. Puedo llegar a decirle algunas salvajadas impropias de una hija, y de cualquiera, pero enseguida me arrepiento, me lo reprocho y me siento fatal, muy culpable y mala persona. En algunas ocasiones he llegado a sentir miedo de mí misma y temo hacer alguna burrada. Darle una bofetada o taparle la boca con cinta americana para que se calle y deje de martirizarme con sus reproches continuos. O incluso llegar a empujarla en el pasillo, irme de casa y dejarla tirada en el suelo hasta mi vuelta horas después. Que se joda por lo cabrona que fue conmigo cuando casi era una niña, pero a ese tema no quiero darle muchas vueltas. Me duele tanto que en ocasiones para disculparla llego a pensar si me lo habré inventado. Después de todo, excepto mi hermano, con el que casi no me relaciono, no hay testigos de aquello. Es demasiado cruel para ser cierto y no hay fotografía ni papeles que den fe de lo que realmente sucedió. A veces los he buscado inútilmente. Pero de esto prefiero no hablar, es algo que trato de olvidar como si no hubiera sucedido. Incluso hay ocasiones que llego a sentirme culpable por pensar en ello aunque sea muy brevemente. Me siento mala y hasta pienso que ella hizo lo que tenía que hacer. Me digo que en aquella época problemas como el mío eran demasiado fuertes para ser admitidos y que por lo tanto actuó de una manera razonable. Claro que en otras ocasiones me dan verdaderos ataques de de furia al recordar a aquella niña que yo era, yendo de un lado a otro por todo el país para que nadie se enterara de aquella horrible barriga que debía esconderse por encima de todas las cosas. Menudo oprobio para la familia. La niña bien se había portado como una auténtica puta tan jovencita y luego pasó lo que pasó. ¡Dios mío, qué vergüenza! ¡Qué odio llegué a sentir por mí misma y por la criatura que llevaba en el vientre! Y aquella mala madre a la que tanto necesitaba, y padre, todo hay que decirlo, que me abandonaron durante meses para parir sola en Bilbao, y regalar al niño que tuve y que nunca llegué a ver. Dios mío, qué tragedia.

MÁ UNO



Me he despertado a las siete de la mañana casi en punto. Lo he visto en el reloj de la mesilla de noche con solo girar la cabeza. Má en la habitación de al lado duerme y dice cosas en voz alta, lo hace habitualmente aunque yo nunca entiendo nada por más atención que llegue a prestar. A mi madre siempre la he llamado má, creo que por una economía de medios. Me ahorro sílabas, y en cualquier caso, al oírme sabe que me refiero a ella. Alguien me ha dicho que eso no es totalmente cierto, y que la llamo así por falta de cariño. Me explica que un niño enseguida llama mamá a su madre de forma natural. Se dice igual o muy parecido en casi todos los idiomas porque procede de “mmmmmm….”, el sonido de los niños mamando. Pero bueno, a estas alturas ya no me importa demasiado, quizás sea cierto. Yo con mi madre tengo una relación muy ambivalente. La quiero pero también la odio muchas veces. Creo que ella nunca me ha querido. Historias antiguas que de momento no tengo ganas de contar.
            Me incorporo un poco en la cama, me poyo sobre los almohadones detrás de la cabeza y pongo música. Normalmente algo de Bob Dylan o de Leonard Cohen, son mis ídolos de toda la vida. Los adoro. Me han acompañado en los buenos momentos que puedo recordar, cuando me he sentido feliz con las niñas, y en otros que si no exactamente feliz, sí despreocupada, sin nada negativo en la cabeza. Al otro lado de la pared, Má sigue hablando consigo misma, y más que hablar en sentido estricto, yo diría que trata de mantener una conversación, pues hace dos voces muy diferentes, no tanto en el tono, se trata claramente de dos mujeres, sino por su manera de expresarse. Una lo hace de forma relajada pero casi por obligación, y la otra más precipitadamente, como si la estuviera reprochando algo. A veces Má se para, como si se tratara de una tregua, y se la oye respirar ligeramente, con una facilidad impropia de sus años. No le quedan muchos para cumplir cien. Pienso esto y digo ¡Dios mío! ¡Si yo a mis años ya me siento agotada y  tengo poco más que la mitad, cómo se sentirá ella! Claro que ella siempre tuvo una vida cómoda, con criadas y un marido, mi padre, que siempre estaba a su disposición. Yo a mi padre a veces también le llamaba abreviando, es decir Pá, pero en general no me molestaba llamarle papá de una forma natural. Claro que los padres no amamantan a sus hijos, y en ello no hay ninguna contradicción. Historias minúsculas a mi parecer, en cualquier caso.
          Según pasa el tiempo y se acerca el momento de entrar en actividad, voy poniendo una música más animada. Con Leonard Cohen sobre todo me siento muy bien, pero acabo poniéndome triste, y hay momentos en los que no puedo permitírmelo, como pasará poco después cuando deba levantarme para que Má pueda hacerlo, acicalarla todo lo posible, ayudarla a lavarse, la baño dos veces por semana, y prepararle el desayuno. Ella parece no darse cuenta de que hacer lo mismo día tras día durante años resulta bastante agotador, y eso solo es el principio de lo que luego me toca con la compra y mil cosas más. Pero estoy segura de que piensa que se lo debo. Como no trabajo y me mantiene, encuentra totalmente normal que yo haga contiguamente de criada. Y además con frecuencia me regaña y me reprocha por minucias. Que si soy demasiado brusca cuando la peino, que si hago todo demasiado deprisa o demasiado despacio, que si el café está demasiado caliente o frío o la persiana demasiado arriba o abajo, o el pan mal cortado. Lo hace sin parar como si fuera algo que me mereciera y yo fuera una cría de diez años indefensa, algo que me duele pero en el fondo acepto por una culpabilidad que no sé exactamente de donde me viene, aunque desde luego mi vida haya tenido poco de ejemplar, al menos en mi opinión. Jamás me dice “Cariño, no sabes cuanto te agradezco todo lo que haces por mí”. Jamás. Y por eso es por lo que hago todo como lo hago, a la carrera, como una obligación, que lo sería mucho menos si viera en ella un poco de agradecimiento. Estoy convencida de que en el fondo de ella misma piensa que se lo debo, que para eso me mantiene, sin pensar que si no fuera por mi lo más probable es que estuviera en una residencia o gastándose los cuartos con una asistenta a tiempo completo. Todo esto me desespera, y excepto en contadas ocasiones, soy incapaz de tranquilizarme. Como he dicho, tengo la impresión de que “la debo algo” y que por más que haga nunca voy a ser capaz de liquidar esa deuda. Me siento terriblemente culpable, y el problema es que no es por estos años que llevo viviendo con ella, sino por no haber sido la chica que ella esperaba, alegre y desenfada pero sobre todo segura de sí misma y sin problemas, lo que le hubiera permitido llevar la vida muelle que, sin embargo, siempre llevó. Con mi padre a sus pies, y mi hermano, aparentemente sin problemas.

viernes, 18 de agosto de 2017

CONDERÁSPORAS EXTRA



VERGA FAR UPA NOP.

Más de tres, prohibido.



ULMA BORANSKY TERE YET.

Elena se aburre y Teresa también.



MARGOTA VIRGO NURA NERA.

Margarita dice que ni hablar.



IPOSKY VOLENDY FROTESA PAS.

Los gansos vuelan, las gallinas no.



MARITELA BALBA NORI KRATA.

María Luisa habla por los codos.



BERGE TIPI LESTE URRETE.

El tipo aquel es un superdotado.



MOLSKE ITARI PONETI PONETA.

La pareja de ponis y nada más.



BORENSKY ÜRTASO BOSCA MANERA.

No hay forma de parar a Boris.



TENOSTE SETORI DEKA VILGO.

No vale la pena intentarlo.



YUSTE ATORI CARLANGAS APRETO.

Carlos V murió en Yuste.



MALEDA ESPUÑA NO CLOP.

España tampoco pudo.



BELTRANA MORA IZASKUN PIRA.

Juana la Beltraneja no era vasca.



ORCA BALERA IRMA TUPO.

Ballenas y orcas, eso es todo.



IRISNA RUSKAYA ETE HUM.

La rusa Irina dijo que sí.



CISCA OSTROVU IRTE VENGA.

El limón es bueno para la colitis.



NOTI EPERE RASTU YOPA.

Ni tú ni yo, que quede claro.



ENDE FLANERA OSPAS GURU.

El jefe se dedicó a la repostería.



ULMO AMASKO CERE CERETE.

La miel y la cera son cosas diferentes.



PASTU AMANDE IRRITI PINGA.

Tenía un pene desmesurado.



TRESNO ATERU UBESO CAPESCO.

Los familiares acabaron a palos.



ORGO ORGO NONAT PALEVANU.

No es de Palencia para nada.








lunes, 14 de agosto de 2017

VERBENAS



Es un tipo raro, seamos sinceros, pues lo mismo es idéntico al que despediste anoche que da la impresión de ser un desconocido a quien acaban de presentarte. Habla entrecortadamente, pero con frecuencia lo hace torrencialmente o solo valiéndose de frases hechas sin ningún tipo de matiz ni relación con el momento. Algo así como frases-tipo del estilo de “buenas noches, encantado de conocerle” o “no tengo la menor idea al respecto” y cosas por el estilo. Inopinadamente, o al menos esa es la sensación que a mí me traslada, padece cambios bruscos de aspecto, y si en un momento parece un individuo sumamente  educado y de buenas maneras, poco después se tiene la impresión de hallarse ante un pobre hombre mal vestido y con dificultades para expresarse correctamente. Claro que también puede que se yo y no él quien experimenta tales cambios, y en tal caso es usted mismo quien debe sacar sus propias consecuencias, lo que no significa que tal cosa sea cierta. Entonces quizás sea usted quien tenga ciertas dificultades en la interpretación de los hechos, y deba pensar en lo que le está sucediendo. Etcétera.


La fiesta se prolonga durante toda la noche, y dormir es una heroicidad que mis oídos y sistema nervioso no me permiten. La música o más bien la charanga desafinada que entra por la ventana hace que me revuelva en la cama al borde de un ataque de nervios. Pienso en llamar a Recepción e informar del asunto, pero ellos mismos deben estar al corriente de lo que acontece y mi llamada resultar superflua e incluso risible. Tengo una escopeta y puedo disparar al aire haciendo patente mi disgusto, pero en este lugar están prohibidas las armas de fuego y sufriría las consecuencias. Podría levantarme y presentarme en la verbena cargado de razones para armar una trifulca considerable, pero habiendo sido autorizada por la autoridad competente, iba a ser tenido por loco y sufrir las consecuencias. Es inútil por lo tanto cualquier tipo de actitud en este sentido, y sería aconsejable poner en marcha cualquier tipo de relajamiento psicofísico, entre los que no es descartable la masturbación como última opción, aunque  mis años y con mi educación no dejaría de ser poco elegante y posiblemente inútil por razones obvias. O no tanto, cuidado.


Ayer al volver a mi domicilio procedente de una reunión de amigos en la que no faltaron los licores espirituosos y las conversaciones sobre un futuro no demasiado halagüeño, me dio por pasear al azar por sus inmediaciones para hacer tiempo. No tenía todavía ganas de acostarme y la noche resultaba agradable. En un momento dado tuve la impresión de estar soñando y haber decidido quedarme dentro del sueño, como si tal cosa fuera preferible a una realidad que por motivos desconocidos no juzgaba en esos momentos demasiado propicia. Sabía que me esperaba una mínima habitación en el sexto piso de un hotelucho de mala muerte, en la que lo único reseñable aparte de un armario empotrado, era un camastro miserable y una butaca sobre la que solía dejar mi indumentaria antes de meterme en la cama. Claro que tal cosa en aquellos momentos tampoco podía resultar cierta sino formar parte del mismo sueño, que me impulsaba a pasear sin ningún sentido a unas horas en la que cualquier persona en sus cabales debe recogerse y esperar de buenas maneras al día siguiente. Pero no fue así y poco después mi errático paseo me llevó hasta la orilla de un río cercano, donde no dudé ni un instante en sumergirme y dejarme llevar corriente abajo. Era verano, y la temperatura del agua aunque fría me resultaba agradable. Me dejé flotar aguas abajo contemplando sobre mi cabeza una luna desmesuradamente grande, que daba la impresión de acercarse como si ella también quisiera acompañarme en mi viaje. Pensé en Heráclito el oscuro, y me dije que no siempre las cosas suceden como habíamos previsto. O no previsto en absoluto, como era mi caso.

PI



No está totalmente claro por qué la gente aprecia los atardeceres y los amaneceres de forma especial y, sin embargo, casi nuca se refiere al mediodía como algo agradable, a no ser ciertos poetas que en plan metafórico lo utilizan para hacer alusión al cenit, el punto de máxima altura del sol sobre el horizonte en determinado lugar, o como se anticipó, el momento en el que un empresario famoso, un deportista o un cantante de rock alcanzaron la cima de sus actividades. Nunca oirá usted decir que Usain Bolt, por ejemplo, alcanzó el amanecer de su carrera cuando batió el record mundial de los cien metros lisos. Usted me entiende y no voy a extenderme más sobre estos aspectos del recorrido del sol. Lo del atardecer resulta ya demasiado manido para mencionar aquí una perogrullada sonrojante.
   
Con el número pi no pasa lo mismo, o quizás lo que sucede con él es que no tiene nada que ver con lo mencionado más arriba. Pi es pi, incluso por encima de su significado de tres catorce dieciséis etcétera. Hay algo en él de musical que se queda en la cabeza de los infantes en sus estudios de Secundaria, que harán que lo aprecien durante sus vidas aunque no lo empleen para nada. Es un número, si tal cosa es cierta, en el que su denominación se ha impuesto a su significado, aunque haya que insistir en que sin él las circunferencias y las esferas serían menos redondas, originando en la geometría verdaderos delirios, que hubieran dejado a Pitágoras en un filósofo de segunda categoría, adicto a las sectas y los esoterismos de todo cuño. Después de todo cada cual se divierte como puede, y no es cuestión de tirar las hipotenusas y los catetos por la borda.
      
Los trenes son otra cosa, aunque haya que decir que de la misma manera que el cenit y el ocaso mencionados más arriba, arrastran una carga metafórica que incluso supera su propia actividad, aunque esto no quiera decir que no aporten al comercio y el transporte en general un servicio difícilmente superable. El tren se ha convertido en un mito y de esa manera ha hecho dar un paso hacia atrás a los griegos, que fueron quienes al parecer nos introdujeron en el logos, la ciencia del conocimiento racional. Por poner un ejemplo, el escarabajo pasó de ser un Dios con Amenatoph a un insecto coleóptero con Aristóteles. Diferencia más notable que esperemos no reviertan la invención de los trenes de alta velocidad.

RESPLANDORES



A las cinco de la mañana no es frecuente que te despiertes en un hotel de carretera de una ciudad de provincias, cegado por un resplandor impropio de tales horas. O de cualquiera, todo sea dicho. Pero puede suceder. Ni tampoco lo es que te levantes urgido por alguna necesidad imprevista y te asomes al balcón, si es que existe. Es bastante habitual, sin embargo, que a esas horas las luces de neón del hotel suelan parpadear, aunque sea inútilmente, y den sesgadamente a la habitación en que te alojas una atmósfera de película de intriga americana de los años cincuenta o sesenta. A esos efectos, el resplandor no habrá tenido la menor importancia, siendo la ceguera el único peligro a tener en cuenta.

Puedes hacerlo o no, eso resulta claro pero no evidente. Quizás eres presa de una compulsión irrefrenable y no tienes otro remedio. Tus neuronas te fuerzan a ello mediante ciertas conexiones que no vienen al caso. Te levantas, coges la pistola y las balas de nueve milímetros suficientes para llenar un cargador, te vistes y sales a la noche dispuesto a todo. El silencio en la calle es total, y solo esporádicamente se puede oír algún coche en la cercana autopista. El cielo está negro como el alquitrán, y sin embargo, la luna llena brilla en lo alto con un fulgor impropio de tal oscuridad. No lo piensas ni un instante, sacas la pistola y disparas hacia lo alto intentando acabar definitivamente con una contradicción que juzgas inadmisible. Tú al menos has cumplido con tu cometido de que el mundo sea lo que debe ser, aunque en esta ocasión ciento cincuenta mil kilómetros sean demasiados para el alcance de un arma de tiro corto. O de cualquier tipo, si nos ponemos en plan técnico.

En la habitación de al lado puede oírse cada cierto tiempo un murmullo de algo que en principio yo interpreto como proveniente de una respiración entrecortada. En cualquier caso, algo sucede y se pueden suponer diferentes escenarios. Quizás se trata de alguien aquejado de problemas respiratorios que se hacen patentes a cada rato después de haber conciliado el sueño. O quizás se trata de una pareja en sus momentos más íntimos, sabedora de que deben proceder con discreción si no quieren molestar a los vecinos. O quien sabe si inquietarlos indebidamente. En cualquier caso, se trata de seres vivos en algún momento de sus vidas que no tienen que ser forzosamente triviales.

sábado, 12 de agosto de 2017

TIGRES



Estoy en Méjico y siento una gran vergüenza porque aquí casi no existe la religión. De hecho somos el octavo país del mundo donde a menos se cree en Nuestro Señor Jesucristo a pesar de la veneración que algunos sienten por la Virgen Nuestra Señora de Guadalupe. Es una lástima, pero los hechos son los hechos, y al menos tenemos unos cárteles que podrán sacarnos de esta indigencia moral. Al menos eso pienso yo.

Explico al grupo que no entiendo lo de Jaime. Se ha ido sin dar explicaciones. A ellos parece tenerles sin cuidado y siguen charlando de sus cosas. Yo continúo en el sitio que me ha sido asignado, y procuro que los coches que vienen como locos no me atropellen. Poco después me dirijo al bosque para ocultarme pero lo encuentro lleno de reses bravas que mugen, al parecer queriendo saltar a la plaza en cuanto antes. Yo, precavido, me subo a un árbol y espero a que la manada se disuelva. No está claro que tal cosa vaya a suceder enseguida, y no me siendo preparado para correr como sería preciso. En esas circunstancias rezo para que no se presenten los tigres, aunque no tengo claro de encontrarme en Asia.

Dialogo con Emiliano sobre la dicotomía autoridad no-autoridad para el manejo de las masas. En mi opinión lo único que se necesita es mano dura y la promesa de un tiempo mejor en el futuro. “Como mínimo, después del tránsito” termina diciéndome con la certeza de haber elegido la palabra adecuada para que le entienda. Que también hubiera podido ser “trance”, pienso yo. Casi de inmediato me guiña un ojo, dándome a entender que la candidez de los crédulos no tiene límites.

Los hechos sucedieron de la siguiente manera. Después de la cena y la fiesta, contentos por la alegría general y los alcoholes, nos detuvimos ante un escaparate donde podía verse el rostro de fulano con un gesto serio que a mí se me antojó pretencioso. Así se lo hice saber a mi acompañante, que de inmediato me respondió que era un hombre de su agrado a pesar de sus yates y propiedades. Ese fue el comienzo de una discusión absurda en la que abundaron los epítetos gruesos entre los que abundaron cabrón e hijo de mala madre, aunque no llegamos a las manos. Nos alejamos en la noche cada cual por su lado dolidos y ufanos de unos pareceres que a Fulano estoy seguro le hubieran tenido sin cuidado.

viernes, 4 de agosto de 2017

CASUÍSTICAS



Todo le fue mucho mejor a partir del día que decidió que ya no quería entender nada. Los acontecimientos se sucederían como consecuencia de una casuística que dejó de interesarle totalmente. La lluvia caería, el viento soplaría, y los dinosaurios se extinguirían si todavía no lo hubieran hecho, y todo lo que a uno se le ocurra,  pero a José Javier le traerían sin cuidado los motivos. Le quedaría, sin embargo, la duda de si las hemorroides que le martirizaban desde joven, tenían sin embargo algo que ver con la ingesta desmedida de chiles y café, a los que era tan aficionado. Pero nunca quiso indagar y aceptó su sino con un estoicismo que hubiera hecho palidecer al mismísimo Séneca, el cordobés. E incluso al santo Job, paradigma de la paciencia y la aceptación que para rascarse llegó a utilizar una teja.

Le vio tendido en el suelo en un charco de sangre, y fue consciente de inmediato de que si no intervenía de alguna manera, iba a ser testigo allí mismo de la muerte de un ser humano. Pero no hizo nada. Miró profundamente a los ojos a aquel hombre, y le dijo que aceptara su destino. Morir en sus circunstancias en aquel lugar de una belleza arrebatadora, rodeado de árboles centenarios mientras el sol descendía sobre el lago al crepúsculo, era algo era algo que cualquiera desearía como digno colofón a su vida. Y la suya parecía haber sido emocionante y azarosa: un puñal en el pecho es sin duda un homenaje póstumo que no está al alcance de cualquiera.

José Manuel no sabe hacer absolutamente nada que no sea escasamente levantarse, hacer sus necesidades y lavarse los dientes con mucha parsimonia. A peinarse todavía está aprendiendo, aunque según dicen sus padres, no parece poner demasiado interés, algo que no les inquieta demasiado porque tiene un pelo tupido y cortado al cepillo de forma natural. El problema, siempre según sus progenitores, no es que José Manuel no aprenda sino que no quiere aprender. Al parece, de acuerdo con un psicólogo que le ha visitado a domicilio, padece un nihilismo furibundo que, por negar, niega hasta su propia existencia. La terapia no está clara, pero este hombre, a pesar de sus riesgos, es partidario de abandonarlo en la selva con una escopeta para que al menos tuviera que molestarse en utilizarla para defenderse de las fieras. El psiquiatra de la Seguridad Social es menos drástico, y opina que sería suficiente con cortarle el pelo al cero y dejarle de tal guisa en cualquier parte del Sistema Central en pleno mes de Enero. Como mínimo tendría que esforzarse en buscar una gorra o un sombrero.

miércoles, 2 de agosto de 2017

OFERTAS



Soy un ser contingente y por tanto, no necesario. Podéis, por lo tanto, confiar en mí y darme vuestros votos. Mi expectativa de vida de acuerdo con los más afamados especialistas, no sobrepasa  la duración de dos legislaturas de cuatro años, por lo que al final de los mismos, el puesto de presidente quedará vacante con todas las garantías de dejar el cargo sin ofrecer resistencia. En resumidas cuentas, insisto, y hablo por vuestro bien y el de esta gran nación: votadme, soy un auténtico chollo. Y si lo mío va más rápido de lo previsto, mejor que mejor, otras votaciones a la vuelta de la esquina.

La democracia que os propongo es de primera calidad, y dentro de ella, la óptima. Mi deseo y expectativas para esta gran nación, ha sido siempre la de maximizar el beneficio incrementando anualmente el PIB. Luego nuestros expertos, sin duda los de mayor prestigio y eficacia, formados en Harvard y la universidad Carlos III, se encargarán de que la riqueza creada vaya a las manos adecuadas y de esa manera comenzar un nuevo ciclo. No es necesario recordaros que la distribución de gomina para nuestros socios y simpatizantes será gratis.

Esta es una nación antigua forjada a lo largo de la historia a través de innumerables vicisitudes de las que siempre acabó saliendo victoriosa. No hagáis caso de los que ahora vienen queriendo conquistar vuestras mentes y corazones con cantos de sirena como la igualdad total y la justa distribución de la riqueza. No os dejéis llamar a engaño, son añagazas que emplean para que nuestra patria (ellos la llaman país) acabe siendo una dictadura que inundará nuestra tierra de gulags y cooperativas agrícolas.

Ha llegado el momento de la verdad, y ellos lo saben. Vosotros estáis hoy aquí porque os habéis dado cuenta del engaño. Nos llaman antisistemas, pero lo que no dicen es lo que ese sistema representa para ellos, la certeza de vivir a expensas del pueblo, de vosotros, que con vuestro trabajo sois los auténticos creadores de la riqueza. Esa riqueza de la que se aprovechan aludiendo a conceptos como el himno, la bandera y la patria, cuando lo que a lo que en el fondo se refieren, es a sus propiedades y cuentas corrientes. ¡Amigos, ha llegado el tiempo de los oprimidos! ¡Votadme a mí y nuestro partido os sacará de esta gran estafa! ¡Habrá una dieta asegurada de supervivencia en cualquier circunstancia. y el salario mínimo no bajará de los mil euros!

martes, 1 de agosto de 2017

BOLTARIZACIONES 21



Toca el violín, el contrabajo, la viola, el violoncello y la viola de gamba. Toca la trompa, la trompeta, el trombón, la tuba y el corno inglés. Toca el oboe, el fagot, el clarinete, la flauta, el saxofón. Toca  el tambor, el timbal, las campanas, la celesta y el xilofón. Toca el piano, el arpa, la clave, la guitarra y el contrabajo. Le faltan los platillos por una fobia atávica al cobre, de cuya Edad procede.

Preso de un trastorno emocional desconocido llegó a la conclusión que todos están locos a excepción de sí mismo y los demás.

Me gustan las queridas tumbadas en los lechos, sin chales en los pechos y flojo el cinturón, cantó el pirata en un rapto alcohólico de Espronceda en el Bósforo. Y allá a su frente Estambul, remató estando ya en sus cabales.

La veo y tengo el convencimiento de inmediato de que no se trata de ella. Es idéntica, eso está claro, pero sé que en cualquier momento nos mostrará su verdadero ser. De quien puede tratarse no tengo ni la menor idea, pero su forma de mover las manos y gesticular no pueden pertenecerle. Es demasiado ella misma, sobreactúa y eso la delata y le hace estar en las antípodas de su verdadera personalidad. Quizás finge o quizás disimula con el convencimiento íntimo pero equivocado de que si se manifiesta tal y como verdaderamente es causaría un mal que no desea. La voy a regalar un espejo, quien sabe si de esa manera decide por fin presentarse ante el mismo tal como es. Si es que llega a reflejarse, que ese es otro cantar.

El sendero se adentra en el bosque y Caperucita siente entre sus árboles gigantes y centenarios un estremecimiento. Recuerda vagamente una historia que le contaron de niña y siente una comezón en cierto lugar de su anatomía que nada tiene que ver con su garganta. Ese es al menos la teoría de un entendido en este tipo de narraciones llamado Bruno Bettelheim que no especificó nada más porque le parecía obvio.

BOLTARIZACIONES 20



Cualquier día en cualquier esquina a la vuelta.

La cronología no precisa de relajos, digo relojes.

Una promesa está antes o a favor de la propia mesa.

La serpiente serpentea, la culebra culebrea. Los pájaros vuelan pero no pajarean.

La autofagia es posible, pero debe considerarse que somos un bien escaso.

Se hace el cojo con todas sus consecuencias, excepto sentarse en los asientos indicados en el transporte público ni correr los cien metros lisos, naturalmente.

Su verdadero ser consiste en identificarlo. La búsqueda incesante de un numen que constituya su esencia.. En ocasiones dice ser el número pi.

Se reunían para desayunar y leer la prensa. Al terminar se despedían manifestando a, b y c. Y en ese sentido, todo resultaba perfecto.

Creo en una teoría de la evolución recidivante y en ese sentido capaz de entrar en bucle a las menores de cambio.

Sus sueños de adolescente: vivir en Tanganika y llamarse Clark Gable.

Espérame de pié, sentado o tumbado, pero nunca en cuclillas por si las moscas.

Se avergüenza de ser una avutarda, y no por su incapacidad para volar sino para echar pelo.

Manifiesta su íntimo convencimiento de que después del todo vienen las partes y viceversa.

Llego al final y me digo ¿y esto es todo? Y recomienzo la lectura con el convencimiento de su valor intersticial.

El ventilador genera una corriente de aire fresco proporcional a su distancia al Polo Norte (o Sur) donde es estrictamente innecesario en función de su laxitud cero.

El calor resultaba asfixiante y la noche oscura, motivo por el cual san Juan de la Cruz cayó en una profunda depresión en la que el mencionado calor resultaba totalmente contingente y por tanto innecesario.