Má es así y no hay nada que hacer. A veces trato
de explicarle mis dificultades, lo sola que me siento, mi incapacidad para
buscar trabajo y tener amistades, pero ella en lugar de tomárselo como un
problema que me desborda, se lo toma simplemente como un defecto mío, uno más,
y piensa que si verdaderamente quisiera resolverlo, tendría fácil solución.
Para ella todo es cuestión de voluntad. El hecho es que no quiere admitir que
en mí se trata de algo más profundo, pues lo cierto es que aunque ella no me
crea, lo intento con todas mis fuerzas, pero al poco tiempo, algo en mi
interior se viene abajo y pierdo toda la ilusión que pude poner en un
principio. La verdad es que me desespero, y que cuando me trata así, acabo
perdiendo la paciencia y siendo cruel con ella. Puedo llegar a decirle algunas
salvajadas impropias de una hija, y de cualquiera, pero enseguida me
arrepiento, me lo reprocho y me siento fatal, muy culpable y mala persona. En
algunas ocasiones he llegado a sentir miedo de mí misma y temo hacer alguna
burrada. Darle una bofetada o taparle la boca con cinta americana para que se
calle y deje de martirizarme con sus reproches continuos. O incluso llegar a
empujarla en el pasillo, irme de casa y dejarla tirada en el suelo hasta mi
vuelta horas después. Que se joda por lo cabrona que fue conmigo cuando casi
era una niña, pero a ese tema no quiero darle muchas vueltas. Me duele tanto
que en ocasiones para disculparla llego a pensar si me lo habré inventado.
Después de todo, excepto mi hermano, con el que casi no me relaciono, no hay
testigos de aquello. Es demasiado cruel para ser cierto y no hay fotografía ni
papeles que den fe de lo que realmente sucedió. A veces los he buscado
inútilmente. Pero de esto prefiero no hablar, es algo que trato de olvidar como
si no hubiera sucedido. Incluso hay ocasiones que llego a sentirme culpable por
pensar en ello aunque sea muy brevemente. Me siento mala y hasta pienso que
ella hizo lo que tenía que hacer. Me digo que en aquella época problemas como
el mío eran demasiado fuertes para ser admitidos y que por lo tanto actuó de
una manera razonable. Claro que en otras ocasiones me dan verdaderos ataques de
de furia al recordar a aquella niña que yo era, yendo de un lado a otro por
todo el país para que nadie se enterara de aquella horrible barriga que debía
esconderse por encima de todas las cosas. Menudo oprobio para la familia. La
niña bien se había portado como una auténtica puta tan jovencita y luego pasó
lo que pasó. ¡Dios mío, qué vergüenza! ¡Qué odio llegué a sentir por mí misma y
por la criatura que llevaba en el vientre! Y aquella mala madre a la que tanto
necesitaba, y padre, todo hay que decirlo, que me abandonaron durante meses
para parir sola en Bilbao, y regalar al niño que tuve y que nunca llegué a ver.
Dios mío, qué tragedia.
miércoles, 23 de agosto de 2017
MÁ UNO
Me he despertado a las siete de la mañana casi en
punto. Lo he visto en el reloj de la mesilla de noche con solo girar la cabeza.
Má en la habitación de al lado duerme y dice cosas en voz alta, lo hace
habitualmente aunque yo nunca entiendo nada por más atención que llegue a prestar.
A mi madre siempre la he llamado má, creo que por una economía de medios. Me
ahorro sílabas, y en cualquier caso, al oírme sabe que me refiero a ella. Alguien
me ha dicho que eso no es totalmente cierto, y que la llamo así por falta de
cariño. Me explica que un niño enseguida llama mamá a su madre de forma
natural. Se dice igual o muy parecido en casi todos los idiomas porque procede
de “mmmmmm….”, el sonido de los niños mamando. Pero bueno, a estas alturas ya
no me importa demasiado, quizás sea cierto. Yo con mi madre tengo una relación
muy ambivalente. La quiero pero también la odio muchas veces. Creo que ella
nunca me ha querido. Historias antiguas que de momento no tengo ganas de
contar.
Me incorporo un poco en la cama, me poyo sobre los almohadones detrás de
la cabeza y pongo música. Normalmente algo de Bob Dylan o de Leonard Cohen, son
mis ídolos de toda la vida. Los adoro. Me han acompañado en los buenos momentos
que puedo recordar, cuando me he sentido feliz con las niñas, y en otros que si
no exactamente feliz, sí despreocupada, sin nada negativo en la cabeza. Al otro
lado de la pared, Má sigue hablando consigo misma, y más que hablar en sentido
estricto, yo diría que trata de mantener una conversación, pues hace dos voces
muy diferentes, no tanto en el tono, se trata claramente de dos mujeres, sino
por su manera de expresarse. Una lo hace de forma relajada pero casi por
obligación, y la otra más precipitadamente, como si la estuviera reprochando
algo. A veces Má se para, como si se tratara de una tregua, y se la oye
respirar ligeramente, con una facilidad impropia de sus años. No le quedan
muchos para cumplir cien. Pienso esto y digo ¡Dios mío! ¡Si yo a mis años ya me
siento agotada y tengo poco más que la
mitad, cómo se sentirá ella! Claro que ella siempre tuvo una vida cómoda, con
criadas y un marido, mi padre, que siempre estaba a su disposición. Yo a mi
padre a veces también le llamaba abreviando, es decir Pá, pero en general no me
molestaba llamarle papá de una forma natural. Claro que los padres no amamantan
a sus hijos, y en ello no hay ninguna contradicción. Historias minúsculas a mi
parecer, en cualquier caso.
Según pasa el tiempo y se acerca el momento de entrar en actividad, voy
poniendo una música más animada. Con Leonard Cohen sobre todo me siento muy
bien, pero acabo poniéndome triste, y hay momentos en los que no puedo permitírmelo,
como pasará poco después cuando deba levantarme para que Má pueda hacerlo,
acicalarla todo lo posible, ayudarla a lavarse, la baño dos veces por semana, y
prepararle el desayuno. Ella parece no darse cuenta de que hacer lo mismo día
tras día durante años resulta bastante agotador, y eso solo es el principio de
lo que luego me toca con la compra y mil cosas más. Pero estoy segura de que
piensa que se lo debo. Como no trabajo y me mantiene, encuentra totalmente
normal que yo haga contiguamente de criada. Y además con frecuencia me regaña y
me reprocha por minucias. Que si soy demasiado brusca cuando la peino, que si
hago todo demasiado deprisa o demasiado despacio, que si el café está demasiado
caliente o frío o la persiana demasiado arriba o abajo, o el pan mal cortado.
Lo hace sin parar como si fuera algo que me mereciera y yo fuera una cría de
diez años indefensa, algo que me duele pero en el fondo acepto por una
culpabilidad que no sé exactamente de donde me viene, aunque desde luego mi
vida haya tenido poco de ejemplar, al menos en mi opinión. Jamás me dice “Cariño,
no sabes cuanto te agradezco todo lo que haces por mí”. Jamás. Y por eso es por
lo que hago todo como lo hago, a la carrera, como una obligación, que lo sería
mucho menos si viera en ella un poco de agradecimiento. Estoy convencida de que
en el fondo de ella misma piensa que se lo debo, que para eso me mantiene, sin
pensar que si no fuera por mi lo más probable es que estuviera en una
residencia o gastándose los cuartos con una asistenta a tiempo completo. Todo
esto me desespera, y excepto en contadas ocasiones, soy incapaz de
tranquilizarme. Como he dicho, tengo la impresión de que “la debo algo” y que
por más que haga nunca voy a ser capaz de liquidar esa deuda. Me siento
terriblemente culpable, y el problema es que no es por estos años que llevo
viviendo con ella, sino por no haber sido la chica que ella esperaba, alegre y
desenfada pero sobre todo segura de sí misma y sin problemas, lo que le hubiera
permitido llevar la vida muelle que, sin embargo, siempre llevó. Con mi padre a
sus pies, y mi hermano, aparentemente sin problemas.
viernes, 18 de agosto de 2017
CONDERÁSPORAS EXTRA
VERGA FAR UPA NOP.
Más de tres, prohibido.
ULMA BORANSKY TERE YET.
Elena se aburre y Teresa
también.
MARGOTA VIRGO NURA NERA.
Margarita dice que ni
hablar.
IPOSKY VOLENDY FROTESA
PAS.
Los gansos vuelan, las
gallinas no.
MARITELA BALBA NORI
KRATA.
María Luisa habla por los
codos.
BERGE TIPI LESTE URRETE.
El tipo aquel es un
superdotado.
MOLSKE ITARI PONETI
PONETA.
La pareja de ponis y nada
más.
BORENSKY ÜRTASO BOSCA
MANERA.
No hay forma de parar a
Boris.
TENOSTE SETORI DEKA VILGO.
No vale la pena
intentarlo.
YUSTE ATORI CARLANGAS
APRETO.
Carlos V murió en Yuste.
MALEDA ESPUÑA NO CLOP.
España tampoco pudo.
BELTRANA MORA IZASKUN
PIRA.
Juana la Beltraneja no
era vasca.
ORCA BALERA IRMA TUPO.
Ballenas y orcas, eso es
todo.
IRISNA RUSKAYA ETE HUM.
La rusa Irina dijo que
sí.
CISCA OSTROVU IRTE VENGA.
El limón es bueno para la
colitis.
NOTI EPERE RASTU YOPA.
Ni tú ni yo, que quede
claro.
ENDE FLANERA OSPAS GURU.
El jefe se dedicó a la
repostería.
ULMO AMASKO CERE CERETE.
La miel y la cera son
cosas diferentes.
PASTU AMANDE IRRITI
PINGA.
Tenía un pene
desmesurado.
TRESNO ATERU UBESO
CAPESCO.
Los familiares acabaron a
palos.
ORGO ORGO NONAT PALEVANU.
No es de Palencia para
nada.
lunes, 14 de agosto de 2017
VERBENAS
Es un tipo raro, seamos sinceros, pues lo mismo es
idéntico al que despediste anoche que da la impresión de ser un desconocido a
quien acaban de presentarte. Habla entrecortadamente, pero con frecuencia lo
hace torrencialmente o solo valiéndose de frases hechas sin ningún tipo de
matiz ni relación con el momento. Algo así como frases-tipo del estilo de
“buenas noches, encantado de conocerle” o “no tengo la menor idea al respecto”
y cosas por el estilo. Inopinadamente, o al menos esa es la sensación que a mí
me traslada, padece cambios bruscos de aspecto, y si en un momento parece un individuo
sumamente educado y de buenas maneras,
poco después se tiene la impresión de hallarse ante un pobre hombre mal vestido
y con dificultades para expresarse correctamente. Claro que también puede que
se yo y no él quien experimenta tales cambios, y en tal caso es usted mismo
quien debe sacar sus propias consecuencias, lo que no significa que tal cosa
sea cierta. Entonces quizás sea usted quien tenga ciertas dificultades en la
interpretación de los hechos, y deba pensar en lo que le está sucediendo.
Etcétera.
La fiesta se prolonga durante toda la noche, y
dormir es una heroicidad que mis oídos y sistema nervioso no me permiten. La
música o más bien la charanga desafinada que entra por la ventana hace que me
revuelva en la cama al borde de un ataque de nervios. Pienso en llamar a
Recepción e informar del asunto, pero ellos mismos deben estar al corriente de
lo que acontece y mi llamada resultar superflua e incluso risible. Tengo una
escopeta y puedo disparar al aire haciendo patente mi disgusto, pero en este
lugar están prohibidas las armas de fuego y sufriría las consecuencias. Podría
levantarme y presentarme en la verbena cargado de razones para armar una trifulca
considerable, pero habiendo sido autorizada por la autoridad competente, iba a
ser tenido por loco y sufrir las consecuencias. Es inútil por lo tanto
cualquier tipo de actitud en este sentido, y sería aconsejable poner en marcha
cualquier tipo de relajamiento psicofísico, entre los que no es descartable la
masturbación como última opción, aunque
mis años y con mi educación no dejaría de ser poco elegante y
posiblemente inútil por razones obvias. O no tanto, cuidado.
Ayer al volver a mi domicilio procedente de una
reunión de amigos en la que no faltaron los licores espirituosos y las
conversaciones sobre un futuro no demasiado halagüeño, me dio por pasear al
azar por sus inmediaciones para hacer tiempo. No tenía todavía ganas de
acostarme y la noche resultaba agradable. En un momento dado tuve la impresión
de estar soñando y haber decidido quedarme dentro del sueño, como si tal cosa
fuera preferible a una realidad que por motivos desconocidos no juzgaba en esos
momentos demasiado propicia. Sabía que me esperaba una mínima habitación en el
sexto piso de un hotelucho de mala muerte, en la que lo único reseñable aparte
de un armario empotrado, era un camastro miserable y una butaca sobre la que
solía dejar mi indumentaria antes de meterme en la cama. Claro que tal cosa en
aquellos momentos tampoco podía resultar cierta sino formar parte del mismo
sueño, que me impulsaba a pasear sin ningún sentido a unas horas en la que
cualquier persona en sus cabales debe recogerse y esperar de buenas maneras al
día siguiente. Pero no fue así y poco después mi errático paseo me llevó hasta
la orilla de un río cercano, donde no dudé ni un instante en sumergirme y
dejarme llevar corriente abajo. Era verano, y la temperatura del agua aunque
fría me resultaba agradable. Me dejé flotar aguas abajo contemplando sobre mi
cabeza una luna desmesuradamente grande, que daba la impresión de acercarse
como si ella también quisiera acompañarme en mi viaje. Pensé en Heráclito el
oscuro, y me dije que no siempre las cosas suceden como habíamos previsto. O no
previsto en absoluto, como era mi caso.
PI
No está totalmente claro por qué la gente aprecia
los atardeceres y los amaneceres de forma especial y, sin embargo, casi nuca se
refiere al mediodía como algo agradable, a no ser ciertos poetas que en plan
metafórico lo utilizan para hacer alusión al cenit, el punto de máxima altura
del sol sobre el horizonte en determinado lugar, o como se anticipó, el momento
en el que un empresario famoso, un deportista o un cantante de rock alcanzaron
la cima de sus actividades. Nunca oirá usted decir que Usain Bolt, por ejemplo,
alcanzó el amanecer de su carrera cuando batió el record mundial de los cien
metros lisos. Usted me entiende y no voy a extenderme más sobre estos aspectos del
recorrido del sol. Lo del atardecer resulta ya demasiado manido para mencionar aquí
una perogrullada sonrojante.
Con el número pi no pasa lo mismo, o quizás lo que
sucede con él es que no tiene nada que ver con lo mencionado más arriba. Pi es
pi, incluso por encima de su significado de tres catorce dieciséis etcétera.
Hay algo en él de musical que se queda en la cabeza de los infantes en sus
estudios de Secundaria, que harán que lo aprecien durante sus vidas aunque no
lo empleen para nada. Es un número, si tal cosa es cierta, en el que su
denominación se ha impuesto a su significado, aunque haya que insistir en que
sin él las circunferencias y las esferas serían menos redondas, originando en
la geometría verdaderos delirios, que hubieran dejado a Pitágoras en un
filósofo de segunda categoría, adicto a las sectas y los esoterismos de todo
cuño. Después de todo cada cual se divierte como puede, y no es cuestión de
tirar las hipotenusas y los catetos por la borda.
Los trenes son otra cosa, aunque haya que decir
que de la misma manera que el cenit y el ocaso mencionados más arriba,
arrastran una carga metafórica que incluso supera su propia actividad, aunque
esto no quiera decir que no aporten al comercio y el transporte en general un
servicio difícilmente superable. El tren se ha convertido en un mito y de esa
manera ha hecho dar un paso hacia atrás a los griegos, que fueron quienes al
parecer nos introdujeron en el logos, la ciencia del conocimiento racional. Por
poner un ejemplo, el escarabajo pasó de ser un Dios con Amenatoph a un insecto
coleóptero con Aristóteles. Diferencia más notable que esperemos no reviertan
la invención de los trenes de alta velocidad.
RESPLANDORES
A las cinco de la mañana no es frecuente que te
despiertes en un hotel de carretera de una ciudad de provincias, cegado por un
resplandor impropio de tales horas. O de cualquiera, todo sea dicho. Pero puede
suceder. Ni tampoco lo es que te levantes urgido por alguna necesidad
imprevista y te asomes al balcón, si es que existe. Es bastante habitual, sin
embargo, que a esas horas las luces de neón del hotel suelan parpadear, aunque
sea inútilmente, y den sesgadamente a la habitación en que te alojas una
atmósfera de película de intriga americana de los años cincuenta o sesenta. A
esos efectos, el resplandor no habrá tenido la menor importancia, siendo la
ceguera el único peligro a tener en cuenta.
Puedes hacerlo o no, eso resulta claro pero no evidente.
Quizás eres presa de una compulsión irrefrenable y no tienes otro remedio. Tus
neuronas te fuerzan a ello mediante ciertas conexiones que no vienen al caso.
Te levantas, coges la pistola y las balas de nueve milímetros suficientes para
llenar un cargador, te vistes y sales a la noche dispuesto a todo. El silencio
en la calle es total, y solo esporádicamente se puede oír algún coche en la
cercana autopista. El cielo está negro como el alquitrán, y sin embargo, la
luna llena brilla en lo alto con un fulgor impropio de tal oscuridad. No lo
piensas ni un instante, sacas la pistola y disparas hacia lo alto intentando
acabar definitivamente con una contradicción que juzgas inadmisible. Tú al
menos has cumplido con tu cometido de que el mundo sea lo que debe ser, aunque
en esta ocasión ciento cincuenta mil kilómetros sean demasiados para el alcance
de un arma de tiro corto. O de cualquier tipo, si nos ponemos en plan técnico.
En la habitación de al lado puede oírse cada
cierto tiempo un murmullo de algo que en principio yo interpreto como
proveniente de una respiración entrecortada. En cualquier caso, algo sucede y
se pueden suponer diferentes escenarios. Quizás se trata de alguien aquejado de
problemas respiratorios que se hacen patentes a cada rato después de haber
conciliado el sueño. O quizás se trata de una pareja en sus momentos más
íntimos, sabedora de que deben proceder con discreción si no quieren molestar a
los vecinos. O quien sabe si inquietarlos indebidamente. En cualquier caso, se
trata de seres vivos en algún momento de sus vidas que no tienen que ser
forzosamente triviales.
sábado, 12 de agosto de 2017
TIGRES
Estoy en Méjico y siento una gran vergüenza porque
aquí casi no existe la religión. De hecho somos el octavo país del mundo donde
a menos se cree en Nuestro Señor Jesucristo a pesar de la veneración que algunos
sienten por la Virgen Nuestra Señora de Guadalupe. Es una lástima, pero los
hechos son los hechos, y al menos tenemos unos cárteles que podrán sacarnos de
esta indigencia moral. Al menos eso pienso yo.
Explico al grupo que no entiendo lo de Jaime. Se
ha ido sin dar explicaciones. A ellos parece tenerles sin cuidado y siguen
charlando de sus cosas. Yo continúo en el sitio que me ha sido asignado, y
procuro que los coches que vienen como locos no me atropellen. Poco después me
dirijo al bosque para ocultarme pero lo encuentro lleno de reses bravas que
mugen, al parecer queriendo saltar a la plaza en cuanto antes. Yo, precavido,
me subo a un árbol y espero a que la manada se disuelva. No está claro que tal
cosa vaya a suceder enseguida, y no me siendo preparado para correr como sería
preciso. En esas circunstancias rezo para que no se presenten los tigres,
aunque no tengo claro de encontrarme en Asia.
Dialogo con Emiliano sobre la dicotomía autoridad
no-autoridad para el manejo de las masas. En mi opinión lo único que se
necesita es mano dura y la promesa de un tiempo mejor en el futuro. “Como
mínimo, después del tránsito” termina diciéndome con la certeza de haber
elegido la palabra adecuada para que le entienda. Que también hubiera podido
ser “trance”, pienso yo. Casi de inmediato me guiña un ojo, dándome a entender
que la candidez de los crédulos no tiene límites.
Los hechos sucedieron de la siguiente manera.
Después de la cena y la fiesta, contentos por la alegría general y los
alcoholes, nos detuvimos ante un escaparate donde podía verse el rostro de
fulano con un gesto serio que a mí se me antojó pretencioso. Así se lo hice
saber a mi acompañante, que de inmediato me respondió que era un hombre de su
agrado a pesar de sus yates y propiedades. Ese fue el comienzo de una discusión
absurda en la que abundaron los epítetos gruesos entre los que abundaron cabrón
e hijo de mala madre, aunque no llegamos a las manos. Nos alejamos en la noche
cada cual por su lado dolidos y ufanos de unos pareceres que a Fulano estoy
seguro le hubieran tenido sin cuidado.
viernes, 4 de agosto de 2017
CASUÍSTICAS
Todo le fue mucho mejor a partir del día que
decidió que ya no quería entender nada. Los acontecimientos se sucederían como
consecuencia de una casuística que dejó de interesarle totalmente. La lluvia
caería, el viento soplaría, y los dinosaurios se extinguirían si todavía no lo
hubieran hecho, y todo lo que a uno se le ocurra, pero a José Javier le traerían sin cuidado
los motivos. Le quedaría, sin embargo, la duda de si las hemorroides que le
martirizaban desde joven, tenían sin embargo algo que ver con la ingesta
desmedida de chiles y café, a los que era tan aficionado. Pero nunca quiso
indagar y aceptó su sino con un estoicismo que hubiera hecho palidecer al
mismísimo Séneca, el cordobés. E incluso al santo Job, paradigma de la
paciencia y la aceptación que para rascarse llegó a utilizar una teja.
Le vio tendido en el suelo en un charco de sangre,
y fue consciente de inmediato de que si no intervenía de alguna manera, iba a
ser testigo allí mismo de la muerte de un ser humano. Pero no hizo nada. Miró
profundamente a los ojos a aquel hombre, y le dijo que aceptara su destino.
Morir en sus circunstancias en aquel lugar de una belleza arrebatadora, rodeado
de árboles centenarios mientras el sol descendía sobre el lago al crepúsculo,
era algo era algo que cualquiera desearía como digno colofón a su vida. Y la
suya parecía haber sido emocionante y azarosa: un puñal en el pecho es sin duda
un homenaje póstumo que no está al alcance de cualquiera.
José Manuel no sabe hacer absolutamente nada que
no sea escasamente levantarse, hacer sus necesidades y lavarse los dientes con
mucha parsimonia. A peinarse todavía está aprendiendo, aunque según dicen sus
padres, no parece poner demasiado interés, algo que no les inquieta demasiado
porque tiene un pelo tupido y cortado al cepillo de forma natural. El problema,
siempre según sus progenitores, no es que José Manuel no aprenda sino que no
quiere aprender. Al parece, de acuerdo con un psicólogo que le ha visitado a
domicilio, padece un nihilismo furibundo que, por negar, niega hasta su propia
existencia. La terapia no está clara, pero este hombre, a pesar de sus riesgos,
es partidario de abandonarlo en la selva con una escopeta para que al menos
tuviera que molestarse en utilizarla para defenderse de las fieras. El
psiquiatra de la Seguridad Social es menos drástico, y opina que sería
suficiente con cortarle el pelo al cero y dejarle de tal guisa en cualquier
parte del Sistema Central en pleno mes de Enero. Como mínimo tendría que
esforzarse en buscar una gorra o un sombrero.
miércoles, 2 de agosto de 2017
OFERTAS
Soy un ser contingente y por tanto, no necesario.
Podéis, por lo tanto, confiar en mí y darme vuestros votos. Mi expectativa de
vida de acuerdo con los más afamados especialistas, no sobrepasa la duración de dos legislaturas de cuatro
años, por lo que al final de los mismos, el puesto de presidente quedará
vacante con todas las garantías de dejar el cargo sin ofrecer resistencia. En
resumidas cuentas, insisto, y hablo por vuestro bien y el de esta gran nación:
votadme, soy un auténtico chollo. Y si lo mío va más rápido de lo previsto,
mejor que mejor, otras votaciones a la vuelta de la esquina.
La democracia que os propongo es de primera
calidad, y dentro de ella, la óptima. Mi deseo y expectativas para esta gran
nación, ha sido siempre la de maximizar el beneficio incrementando anualmente
el PIB. Luego nuestros expertos, sin duda los de mayor prestigio y eficacia,
formados en Harvard y la universidad Carlos III, se encargarán de que la
riqueza creada vaya a las manos adecuadas y de esa manera comenzar un nuevo
ciclo. No es necesario recordaros que la distribución de gomina para nuestros
socios y simpatizantes será gratis.
Esta es una nación antigua forjada a lo largo de
la historia a través de innumerables vicisitudes de las que siempre acabó saliendo
victoriosa. No hagáis caso de los que ahora vienen queriendo conquistar
vuestras mentes y corazones con cantos de sirena como la igualdad total y la
justa distribución de la riqueza. No os dejéis llamar a engaño, son añagazas
que emplean para que nuestra patria (ellos la llaman país) acabe siendo una
dictadura que inundará nuestra tierra de gulags y cooperativas agrícolas.
Ha llegado el momento de la verdad, y ellos lo
saben. Vosotros estáis hoy aquí porque os habéis dado cuenta del engaño. Nos
llaman antisistemas, pero lo que no dicen es lo que ese sistema representa para
ellos, la certeza de vivir a expensas del pueblo, de vosotros, que con vuestro
trabajo sois los auténticos creadores de la riqueza. Esa riqueza de la que se
aprovechan aludiendo a conceptos como el himno, la bandera y la patria, cuando
lo que a lo que en el fondo se refieren, es a sus propiedades y cuentas
corrientes. ¡Amigos, ha llegado el tiempo de los oprimidos! ¡Votadme a mí y
nuestro partido os sacará de esta gran estafa! ¡Habrá una dieta asegurada de
supervivencia en cualquier circunstancia. y el salario mínimo no bajará de los
mil euros!
martes, 1 de agosto de 2017
BOLTARIZACIONES 21
Toca el violín, el contrabajo, la viola, el
violoncello y la viola de gamba. Toca la trompa, la trompeta, el trombón, la
tuba y el corno inglés. Toca el oboe, el fagot, el clarinete, la flauta, el
saxofón. Toca el tambor, el timbal, las
campanas, la celesta y el xilofón. Toca el piano, el arpa, la clave, la
guitarra y el contrabajo. Le faltan los platillos por una fobia atávica al
cobre, de cuya Edad procede.
Preso de un trastorno emocional desconocido llegó
a la conclusión que todos están locos a excepción de sí mismo y los demás.
Me gustan las queridas tumbadas en los lechos, sin
chales en los pechos y flojo el cinturón, cantó el pirata en un rapto
alcohólico de Espronceda en el Bósforo. Y allá a su frente Estambul, remató
estando ya en sus cabales.
La veo y tengo el convencimiento de inmediato de
que no se trata de ella. Es idéntica, eso está claro, pero sé que en cualquier
momento nos mostrará su verdadero ser. De quien puede tratarse no tengo ni la
menor idea, pero su forma de mover las manos y gesticular no pueden
pertenecerle. Es demasiado ella misma, sobreactúa y eso la delata y le hace
estar en las antípodas de su verdadera personalidad. Quizás finge o quizás
disimula con el convencimiento íntimo pero equivocado de que si se manifiesta
tal y como verdaderamente es causaría un mal que no desea. La voy a regalar un
espejo, quien sabe si de esa manera decide por fin presentarse ante el mismo
tal como es. Si es que llega a reflejarse, que ese es otro cantar.
El sendero se adentra en el bosque y Caperucita
siente entre sus árboles gigantes y centenarios un estremecimiento. Recuerda
vagamente una historia que le contaron de niña y siente una comezón en cierto
lugar de su anatomía que nada tiene que ver con su garganta. Ese es al menos la
teoría de un entendido en este tipo de narraciones llamado Bruno Bettelheim que
no especificó nada más porque le parecía obvio.
BOLTARIZACIONES 20
Cualquier día en
cualquier esquina a la vuelta.
La cronología no precisa
de relajos, digo relojes.
Una promesa está antes o
a favor de la propia mesa.
La serpiente serpentea,
la culebra culebrea. Los pájaros vuelan pero no pajarean.
La autofagia es posible,
pero debe considerarse que somos un bien escaso.
Se hace el cojo con todas
sus consecuencias, excepto sentarse en los asientos indicados en el transporte
público ni correr los cien metros lisos, naturalmente.
Su verdadero ser consiste
en identificarlo. La búsqueda incesante de un numen que constituya su esencia..
En ocasiones dice ser el número pi.
Se reunían para desayunar
y leer la prensa. Al terminar se despedían manifestando a, b y c. Y en ese
sentido, todo resultaba perfecto.
Creo en una teoría de la
evolución recidivante y en ese sentido capaz de entrar en bucle a las menores
de cambio.
Sus sueños de
adolescente: vivir en Tanganika y llamarse Clark Gable.
Espérame de pié, sentado
o tumbado, pero nunca en cuclillas por si las moscas.
Se avergüenza de ser una
avutarda, y no por su incapacidad para volar sino para echar pelo.
Manifiesta su íntimo
convencimiento de que después del todo vienen las partes y viceversa.
Llego al final y me digo
¿y esto es todo? Y recomienzo la lectura con el convencimiento de su valor
intersticial.
El ventilador genera una
corriente de aire fresco proporcional a su distancia al Polo Norte (o Sur)
donde es estrictamente innecesario en función de su laxitud cero.
El calor resultaba
asfixiante y la noche oscura, motivo por el cual san Juan de la Cruz cayó en
una profunda depresión en la que el mencionado calor resultaba totalmente
contingente y por tanto innecesario.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)