Nace la mañana
ya nacida en Oriente.
Buscas en el desván
de la memoria
tu virtud.
Si tal existe.
Quehaceres que al realizarse
te identifican
te yerguen y elevan
sobre la inanidad
de la que llaman Tierra.
Esa será tu labor
labrárte un porvenir
que apenas intuyes.
Agua de lluvia,
soles, olivares,
Quién sabe si cuchillos.
Quizás inútilmente
recuerdes el desdén
de los encefalogramas.
La perdida ocasión de existir
y ser quien eres.
Eso nunca lo llegarás a saber
por mucho empeño
que pongas en ello.
Tal es el destino
De los simios soberbios.
Tal es su suerte.
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