La desesperación del bien nacido ahorma a los
obtusos, los que dijeron de ahora en adelante sí y más tarde resultó en todo
caso. Las sepulturas siempre están abiertas y aguardan con paciencia infinita
el humus no descansa y la corteza de la tierra es lo que tiene cuando el mar se
levanta y el tsunami que somos descarga finalmente su injusticia. En poniente
seamos sinceros se cierne la verdad aunque no sea esa la forma ni proceda de
allí el que impera sol absurdo que justifica todas las atrocidades y los
asesinatos desde que el mundo es mundo. La lluvia nunca engaña ten eso en
cuenta cuando decidas mudarte cambiar de rumbo esperar que en otro lugar todo
será distinto pero los sables son espadas aquí y en Bizancio. Y las cabezas
ruedan porque Atila está en todas partes por mucha resina que exuden los abetos
cerca del polo quizás o quizás no. Esta es la forma de averiguar la verdad o al
menos la certeza de lo inútil volver hacia atrás la mirada con Lot fue
suficiente y las llamas y la lluvia de azufre fueron el resultado y la
verificación de la derrota. Quizás todo consista en tomar nota de los
acontecimientos observar como todo sucede, y como un amanuense responsable dar
cuenta de lo acaecido sin tergiversaciones ni sesgos tendenciosos la honra solo
acompaña a los sinceros que se arrancan el corazón cuando llega el momento y se
limitan a ser testigos objetivos a pesar de Ortega o Marañón que ya no
recuerdo. Minucias comparadas con oriente donde los samurais escalan las
azoteas y proceden con el vigor que es de esperar de los que juraron amor
eterno a la patria aunque la patria solo sea lo que albergan sus magínes no
otra realidad. En eso consiste el heroísmo de los homicidas promesas banderas
himnos canciones de la tierra que cobran en sus gargantas la dignidad el honor
de morir merece la pena. Luego llegará Saturno o cualquiera de los planetas
gaseosos y pondrán punto final a este desvarío al tiempo que todo cobra sentido
y La Tierra se adentre en el cosmos siguiendo una eclíptica que por primera vez
no solo será la suya. Ese será sin duda alguna el sino de los bien nacidos y
los hijos de puta navegar por los espacios siderales con la convicción de que
de ahora en adelante todo será diáfano y los fuegos de san Telmo buscarán
acomodo en las bisectrices que a partir de ese momento serán la única figura
geométrica que merezca la pena. Alma del animal errante el que quiso saber y a
la postre yacerá con el gusano y su larva donde yacen los objetos estelares
excesivamente densos, incapaces por tanto siquiera de dar luz.
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