-El problema de
un concepto profundo es que siendo esa su principal característica, solo
parezca divertido. O más brevemente: que siendo profundo parezca divertido.
-Los conceptos
pueden tener vida propia y evitar ser definidos, siendo esa en este caso su
condición intrínseca: su indefinición.
-Los conceptos,
sin embargo, no solo son ideas que uno se hace de las cosas, pues estas pueden resultar ser ellas mismas con
independencia de nuestra opinión al respecto.
-Los conceptos
pueden resultar pues intentos fallidos de aprehender la realidad para que
nuestra existencia en este mundo resulte
menos inquietante. Un mundo sin conceptos resultaría pavoroso.
-El concepto que
uno tiene de sí mismo es sin duda muy parcial y por lo tanto limitado. Hasta
tal punto esto puede ser así, que tal concepto resulte no serlo en absoluto.
-Los conceptos,
con más frecuencia de lo que se supone tienen, como ya se dijo, una vida
propia. Son volubles y cambian de un día para otro. E incluso muchos de ellos
cambian en el mismo momento de ser concebidos. Son notables por su plasticidad.
-Los conceptos
pueden ser abortados en el mismo momento de nacer y ver la luz. Los conceptos
fallidos son como fetos, cuya principal es la de nunca llegar a ser un ser
capaz de tenerlos en ese momento ni en ningún otro de su inexistente futuro.
Los conceptos
ahítos de sí mismos suelen ser designados como tautologías, y perder de esa
manera todo su valor definitorio. Los seres humanos en tales condiciones tienen
sin embargo pleno sentido, a pesar de ser llamados gordos o con mayor
propiedad, obesos.
-Existen pues
conceptos que se acaban en sí mismos, y que por lo tanto nunca podrán ser
articulados y presentados ante el común de la gente con una estructura válida.
Planteamiento, desarrollo, desenlace. Nacimiento, vida, muerte. Por poner solo
dos ejemplos.
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