jueves, 21 de mayo de 2015

OBVIEDADES



-Nacer de una madre. Vivir una vida. Despedirse sin hacer aspavientos ni dar un portazo.

-Solo decía obviedades que todos conocíamos. El sol brilla en lo alto. Va a saltar el viento. Las palabras imprescindibles siempre en su boca.

-La noche crece afuera por mucho que queramos ignorarla levantando muros de desdén a nuestro alrededor. Pero la noche siempre estará ahí como un lobo que acecha.

-Tu boca. Siempre tu boca. Tu boca que dice. Tu boca que ríe. Tu boca que besa. Tu boca siempre más que tu boca.

-¿Cuál es por fin la palabra no dicha que siempre tenemos en la punta de la lengua? ¿Será solo el silencio la palabra auténtica?

-Esos juegos que juegas con tu voz. Esos malabarismos de tus palabras que, sin embargo, descienden sobre mí como un techo que se desploma y permanece.

-¿Quién eres cuando te veo al pasar y nos saludamos brevemente? ¿Dónde está tu corazón que me pertenecería si el mío no fuera ya un campo de trigo agostado?

-Te escucho con la atención que pone un maestro relojero en su obra. Conozco tus palabras, tu acento y los matices sutilísimos de tus gestos con la precisión de un cirujano que opera a corazón abierto.  Pero a ti no te conozco. Si me falta tu piel, eres como una extraña.

-El día se presenta frente a mí como una empalizada que me impide ver los adentros. He de saltarla, dar un rodeo o abrir una brecha, esa forma ignominiosa de conocer el corazón de la madera que, sin embargo, en ocasiones es la única de resolver los problemas.

-Surge la sangre como un acontecimiento inesperado. Nunca lo evidente fue más temido e ignorado, conscientes de que solo se trata de un río escaso y caduco. Un manantial que puede extinguirse. No hablamos del mar.

Llegados aquí, no debemos perdernos en disquisiciones de lo que está por venir. Nuestra misión, si es que teníamos alguna, era ser conscientes y mirar. Dejar la literatura y la metafísica para los desdichados que quieren otra cosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario