viernes, 12 de febrero de 2016

INCIDENCIAS DECIMO OCTAVA VELADA



Todo parece repetirse, como si estuviéramos en un mundo donde se hace efectivo el mito del eterno retorno del que en su dia habló Mircea Eliade un tipo rumano al que le interesaban unas cosas muy raras, y si no recuerdo mal, creo que también Nietzsche, pues en no pocas ocasiones cuando me meto en obras de mucho calado, trato de seguir adelante ayudándome de algún que otro vinito tinto, y es posible que al recordarlo se me mezclen las informaciones. Algo que como se comprenderá haría difícil una clase a los alumnos de la universidad, pero quien sabe si aliviaría en buena medida a una audiencia de Alcohólicos Anónimos, viendo que un tipo supuestamente prestigioso como yo a va en breve a apuntarse a su asociación. Quería decir, que me he ido por las ramas, que, como dije en mis primeros escritos, vuelve en mí con fuerza la idea de que puedo ser un extraterrestre, y no tanto por determinados síntomas físicos alarmantes, de los que son buena prueba que las venas de mis brazos y piernas están adquiriendo un tinte entre puramente verde y violáceo, que ya sería suficiente, sino por mis conversaciones en el bar. Algunas tardes me reúno con un grupo de conocidos en la barra de “El loro azul” debajo de casa, y no entiendo nada de lo que dicen. Suelen hablar de la bandera nacional, de Cataluña, de mujeres en cueros y de si un tal Messi u otro tipo llamado Ronaldo con pinta de indio han sido los mejores futbolistas desde que el mundo es mundo. La verdad es que no sé de lo que hablan, o para ser más exacto, no me interesa en absoluto. Yo de bandera pondría la fregona y a los futbolistas los mandaría a la construcción, pues creo que si son tan buenos poniendo ladrillos como dando patadas los edificios en los que participaran estarían terminados en un pispas. Y de Cataluña solo me interesa la butifarra los días que estoy bajo de moral, y la sardana siempre me pareció un baile muy soso, solo apto como terapia para gente con problemas de ansiedad.
       Por si fuera poco, han vuelto a bajar mis vecinos del piso de arriba –Ángel y Luisa- está vez bastante eufóricos y con la certeza de que efectivamente “no son de este mundo”, informándome que las cabezas de ajo que les di tiempo atrás para alejar al vampiro no les han servido de nada, e incluso han colaborado a que en su domicilio se multipliquen los fenómenos paranormales, entre los que destaca el hecho de que en prácticamente en todas la paredes de las habitaciones han aparecido reproducciones en color y a varios tamaños de las caras de Bélmez y de la Virgen de Fátima con los pastorcitos, algo en su opinión solo posible si ellos mismos son unos elegidos procedentes de otros galaxias. Para contraatacar le he mostrado brazos y piernas para confirmar mi procedencia de algún lugar alejado del cosmos, aunque finalmente he cortado la conversación en seco cuando me he dado cuenta que estaban de nuevo dispuestos a ingresar en mi domicilio con objeto de beneficiarse de otro piscolabis por el rostro. Y de eso nada, esta vez les toca a ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario