lunes, 14 de marzo de 2016

HORACIO CUATRO




ENTREVISTA CON EL DOCTOR HORACIO ENTREBARRIOS PDOWSKY
CUATRO.

BUENOS DÍAS DOCTOR HORACIO. NOS REUNIMOS HOY DE NUEVO EN ESTAS PEQUEÑAS SESIONES MATINALES PARA SABER ALGO MÁS DE USTED, AUNQUE POR LO HABLADO ESTOS DÍAS, YA VEO QUE SE EMPEÑA EN PRESENTARSE COMO ALGUIEN COMÚN Y CORRIENTE. Y DE ESO, EN MI MODESTA OPINIÓN, NADA. HOY LE VOY A TENDER UNA ENCERRONA DE LA QUE NO VA A PODER ESCAPAR CON LA FACILIDAD DE OTROS DÍAS. ME REFIERO A SU DOBLE FACETA COMO COSMÓLOGO Y FILÓSOFO…

Hola Antonio, buenos días. Una vez más, y créame que lo siento, me veo precisado a matizar sus palabras, lo que temo que no le agrade demasiado a los lectores que tengan la poca fortuna de tropezar con esta entrevista, habiendo en el mundo cosas tan interesantes con las que entretenerse…En primer lugar, y antes de entrar en la materia con la que me amenaza al final de su presentación, le diré, y tengo el convencimiento que esto no va a ser ninguna novedad para muchos: yo no soy doctor en absoluto, eso de entrada. He admitido que se me llame así a partir de cierto momento de mi vida porque percibí que hacerlo suponía para ustedes una satisfacción, posiblemente por mi aspecto de sabio despistado, o estas gafas enormes que me han acompañado desde el Polo Norte hasta la Patagonia. Pero nada más. Aunque quizás deba añadir algo que es posible que le haga sonreír…Mi madre, la pobre, cuando éramos unos críos se encargaba, cuando el verdadero doctor nos mandaba alguna inyección, de hacerlo ella misma, posiblemente para ahorrarse al practicante. Y con el tiempo me enseñó a hacerlo a mí, que era el hermano mayor, ese es todo mi doctorado. Según ella, para hacerlo con las mayores garantías de éxito, lo primero que se necesitaba era ser una persona decidida, y en el fondo con una punta de crueldad -esto me lo dijo más tarde, claro está- a quien no le importara el temor ni el sufrimiento ajeno. Y yo, de eso debo reconocer que no andaba escaso, porque fui un chico un tanto agresivo y belicoso, aunque quizás habría que preguntar a mis hermanos pequeños, los pobres desgraciados, que sufrieron las consecuencias…

HORACIO, YA VEO QUE ES INCORREGIBLE, Y TAMPOCO ES NECESARIO QUE MENCIONE SU ESTANCIA EN LA FACULTAD DE MEDICINA DE SALAMANCA DE LA QUE SE TIENE CONSTANCIA EVIDENTE…NOS HA DESCUBIERTO USTED OTRO ASPECTO, EL DE HUMORISTA, QUE -Y ESO SÍ QUE ES UNA NOVEDAD- DE SU RICA PERSONALIDAD. PERO AHORA ME GUSTARÍA  QUE NOS CENTRÁRAMOS EN SU FACETA DE CIENTÍFICO COMO COSMÓLOGO, Y DE HUMANISTA Y HOMBRE DE LETRAS COMO FILÓSOFO…

Antonio, siempre he sido muy aficionado a la astronomía, eso es cierto. Y a decir verdad incluso he llegado a hacer algún cursillo para principiantes y aficionados en el Observatorio Astronómico de Madrid, pero la inmensa mayoría de mis conocimientos en esa área, proceden de los libros de divulgación que compraba con frecuencia en La Casa del Libro en la Gran Vía. Puedo hablarle a usted con cierto sentido de la Teoría de la Relatividad Especial y General, de la Física Cuántica -el Principio de Indeterminación me chifla- pero poco más. Es cierto que he dado el pego en algunos ambientes académicos, en los que por lo general mantenía un silencio absoluto, que sorprendentemente era tomado como una muestra de mi sabiduría, y que incluso escribí un librito lleno de vaguedades sonrojantes, que tuvo cierto éxito entre los aficionados con dificultades para entender las matemáticas a partir de las ecuaciones de segundo grado, como, por cierto, era y sigue siendo mi caso…Respecto a la filosofía…

 PERDONE QUE LE INTERRUMPA…AHÍ QUIERO VERLE AHORA, HORACIO, NO ME DIGA QUE SUS CONTINUAS ALUSIONES A LOS MAYORES FILÓSOFOS Y SUS NOTAS A PIE DE PÁGINA EN ESE SENTIDO EN CASI TODOS SUS LIBROS SON UNA PURA CASUALIDAD, ALGO QUE USTED INCRUSTÓ EN SUS OBRAS COMO MERAS MORCILLAS EN UNA OBRA TEATRAL..

Pues Antonio, lo ha expresado usted también en lo que acaba de decir que casa me da pie para terminar por hoy con la entrevista. Si yo intentara hacerlo de forma tan resumida, es posible que no lo hubiera hecho tan bien. Mire, como ya le dije en días anteriores, siempre he sido consciente de que, con independencia de querer contar alguna de las cosas que me pasaban en mis ajetreos de aquí para allá, mis libros serían mucho más valoradas si introducía en ellos ciertas referencias, digamos que eruditas, que pudiera hacer de ellos algo considerado con menos rigor por la elites, pues después de todo, el lector común, que era quien realmente me interesaba y los compraba, se las saltaba con toda tranquilidad, y seguía con las pitones, las tribus primitivas, la selva y todas las chaladuras con las que se entusiasmaban…


No hay comentarios:

Publicar un comentario