lunes, 3 de agosto de 2015

REINETAS



Puestos a decir algo, podríamos decir que Ulpiano vive en un mundo experimental, aunque sin duda cabrían otras denominaciones para expresarlo. Por ejemplo, que Ulpiano vive en un mundo inacabado o informe, cuya característica más reseñable es su variabilidad. Por decir algo concreto, Ulpiano puede estar subiendo por una escalera de su mundo, y ésta, en un momento dado, transformarse en una valla, que haga difícil si no imposible su equilibrio, por lo que deberá solventar el problema a toda prisa, de forma que pueda seguir adelante sin mayores consecuencias. Dar sentido a esa situación también puede resultar una opción, pero las consideraciones de orden filosófico deben siempre venir después de haber dado la respuesta acertada al problema físico previo.
Es pues también, de acuerdo con lo visto, un mundo peligroso, pues los cambios súbitos hacen que el sujeto afectado deba ingeniárselas de forma permanente para seguir adelante incólume. En el mundo de Ulpiano nada es lo que parece, o al menos nada es totalmente lo que parece. Una manzana, recurriendo a otro ejemplo, puede tener la apariencia de manzana, y el color y la textura de su piel incluso recordarnos a alguna de una clase bien definida, por ejemplo la reineta, pero una vez que se la muerde, saber totalmente diferente, pongamos que a melón. Y eso es lo sorprendente, y lo que hace del mundo de Ulpiano un mundo básicamente surrealista. El mismo Ulpiano, teniendo todo el aspecto de ser un homínido varón de la familia de los primates de mediana edad, puede en cualquier momento transmutarse en algo totalmente diferente. Y pasar, es un decir, de ser Ulpiano a ser Umpiano e incluso un piano, lo que puede resultar desternillante o dramático, según la situación en la que él o nosotros mismos en sus proximidades nos veamos envueltos.
Pero a estas alturas puedo ya certificar (he sido testigo en múltiples ocasiones de hechos que me han dado la experiencia necesaria) que Ulpiano acepta su naturaleza y la de su mundo con total naturalidad e incluso con satisfacción, aunque también es cierto que con una mezcla de asombro e inquietud, siendo la perplejidad una de las características más acentuadas en todos los habitantes del lugar. Sin duda esa es la razón por la que en los mismos, con independencia de sus rasgos propios, tengan un gesto que oscila entre la sorpresa y la estupefacción. Tal hecho es natural si se piensa en la naturaleza de su mundo, en el que sus habitantes se ven sometidos a un estrés continuo por su necesidad permanente de adaptarse a sus estructuras cambiantes. El mismo Ulpiano, como fácilmente se comprenderá, no siempre se reconoce como tal, y en ocasiones tiene consigo mismo conductas sorprendentes, pues no es lo mismo caminar tranquilamente por el campo contemplando el paisaje, que verse inopinadamente aporreado por los dedos vigorosos de un pianista interpretando una sonata para piano. Que sea de Mozart o Beethoven es, en principio, lo de menos.
Sirva todo lo anterior como advertencia para quien me lea, y decida seguir adelante y adentrarse en el mundo de Ulpiano. Debe ir bien pertrechado, no tener ideas fijas y estar dispuesto a abandonar las propias en cualquier momento. En ese mundo la versatilidad es una cualidad esencial para desenvolverse con cierta soltura, y que llegue a parecer un mundo como otro cualquiera. Un planeta del sistema solar ubicado en su zona templada donde los rayos solares, con todas las características que le son propias, no lleguen a abrasarlo ni a convertirlo en un carámbano. Aunque a Ulpiano, todo hay que decirlo, acostumbrado a múltiples metamorfosis a lo largo de su vida, posiblemente le tendría sin cuidado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario