Estimado Antonio
Quiero que a partir de este momento sepas que
estoy totalmente a tu disposición o como diría un militar, a tus órdenes. Para
lo que quieras, cualquier tipo de necesidad que tengas, incluso aunque solo sea
para ocurrencias que otros pudieran juzgar como inapropiadas. Sin ir más lejos,
a lo mejor te apetecería indicarme lo primero que se te pase por la cabeza, una
necesidad de primera mano o una fruslería propia de una mulata brasileña, que
aquí estoy yo para tu servicio. Mándame a por tabaco aunque no fumes, y ahí
estará tu amigo poco después con una cajetilla de Marlboro o de Chesterfield, o
de lo que cojones se fume hoy en día, que yo también hace mucho tiempo que lo dejé y no estoy para
humos en estos momentos.
Te lo
digo de verdad, aunque te vea con cara de sorpresa ante mi ofrecimiento, pero
comprendo que en el mundo en hoy, preñado de indiferencia y falta de empatía,
ofrecimientos como el mío se salen de lo corriente y pueden justificarlo. No te
digo, Antonio, que me tomes por lo que no soy, que nos conocemos desde hace
mucho tiempo. Por ponerte un par de ejemplos, no me digas que me afilie al
partido comunista ni quieras tomarme como esclavo sexual, que yo soy un hombre
muy hombre y no estoy para veleidades de género ni para travestismos, que este
bigote que me caracteriza no me tocó en una tómbola, como bien sabes. Y si
tienes algunos antojos pues después de la ducha te acercas a la sauna de aquí
cerca, que creo que te dan unos masajes de cojones a base de aloe vera y aceite
de cúrcuma. O al revés, no me hagas mucho caso.
Por
otro lado, insisto, siempre a tus órdenes, y no solo en el aspecto meramente
práctico de lo que se te ofrezca, sino en toda la parafernalia metafórico/simbólica
que las acompañe. Tú ordenas y yo te respondo con una reverencia o el consabido
saludo militar, palma de la mano a la visera (de canto o de frente según el
ejército con el que me identifiques). Antonio, mándame algo, cojones, que te
limpie los zapatos, por ejemplo, que lo haré de mil amores, o que te escriba
una versión nueva de El Quijote, nacido este en Viladecans, o unas apostillas a
la “Crítica de la razón pura” de Kant o a la “Teoría de la Justicia” de John
Rawls, tan de actualidad. Y deja ya de admitir en tu empresa esos oprobiosos panfletos
y opúsculos que publicas de pobres desgraciados incapaces de hacer la o con un
canuto. Por favor, deja ya salir al tirano que te habita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario